Noventa minutos para el recuerdo

Enrique rememorará su trayectoria como futbolista este domingo en el duelo entre los dos equipos que han marcado su carrera, el Cacereño y el Cádiz · El extremeño, que estará en la grada, ya piensa en colgar las botas

Enrique Ortiz, en primer plano siguiendo de paisano el estreno del Cádiz en Carranza ante el Ceuta./Julio González
Jose M. Vilches / Cádiz

16 de febrero 2012 - 05:02

Hay un futbolista que en la próxima jornada se dejará llevar más por el corazón que por la cabeza. Se trata de Enrique Ortiz Moruno (Zafra, Badajoz, 1977), que este domingo, a partir de las doce del mediodía en el campo Príncipe Felipe de Cáceres, seguirá desde la grada el partido que enfrentará a los dos equipos que más le han marcado en su carrera deportiva, Cacereño y Cádiz.

El extremeño, nacido en Zafra pero criado en la localidad de Azuaga, continúa arrastrando una lesión degenerativa en su rodilla derecha que le dejó sin ficha en el inicio de la temporada y le privó de tener posibilidades de ser dado de alta en el pasado mercado de invierno. No parece haber luz al final del larguísimo túnel. Y poco a poco, el mítico dorsal número 8 del equipo amarillo va vislumbrando la retirada de los campos y asumiendo ese movimiento tan duro como simbólico que es colgar para siempre las botas de fútbol.

"Será un fin de semana bonito, algo especial. Y sería aún más bonito si pudiese jugar. Pero no puedo hacerlo y viviré el partido desde la grada, no me queda otra opción", adelantaba ayer Enrique a este periódico pensando con impotencia en la visita al Cacereño.

"No hay novedades de última hora respecto a la lesión", confesaba el extremeño. "Trato de hacer todo lo que está en mis manos para seguir jugando al fútbol, pero la cosa está muy complicada, la verdad. La mejoría es casi nula a estas alturas y veremos qué es lo que pasa finalmente conmigo", explicaba Enrique Ortiz dejando en el aire tres puntos suspensivos.

"Sea el que sea el camino que tome cuando me retire, seguiré ligado al mundo del fútbol de una u otra manera", apuntaba pensando en ese futuro a medio plazo.

Un par de destinos unidos por un balón de fútbol. "Se trata de los dos equipos más importantes de mi vida como futbolista. Dos clubes que me han dado lo mejor de mi carrera deportiva, algo inolvidable. Sentiré algo muy bonito cuando llegue a Cáceres, pero yo soy muy cadista y quiero que el partido lo gane el Cádiz. Allí me dieron una buena oportunidad, pero el equipo amarillo me ha permitido jugar en Primera División y defender la camiseta de un equipo histórico durante nueve años", señalaba Enrique Ortiz con agradecimiento.

El de Azuaga es bastante optimista de cara al futuro de los pupilos de Jose González. "Si todo sigue así, habrá ascenso. Este curso liguero, si finalmente acabamos primeros de grupo, como todos esperamos, tenemos además dos oportunidades para lograrlo", celebraba con criterio.

Enrique es uno más del vestuario cadista en el día a día. Y ve al equipo amarillo "cada vez más fuerte y más sólido". "Llevamos once jornadas sin perder y, al margen de la derrota sufrida en Lucena, en el resto de encuentros hemos sido muy superiores a los rivales. Esto es fútbol. Y un mal día lo puede tener cualquier equipo. Lo tiene el Real Madrid y lo tiene el Barcelona. Y no hay que olvidar que incluso en la visita al Sevilla Atlético pudimos llevarnos un resultado positivo si la suerte nos hubiera ayudado solamente un poquito", recordaba.

"Se avecinan dos partidos muy complicados", señalaba mirando a las esquinas más próximas. "El Cacereño lleva dieciséis meses sin perder un partido en su terreno de juego y el Lucena ya fue capaz de ganarnos en el duelo de la primera vuelta", argumentaba.

¿En caso de ascenso? ¿Cómo lo vivirá Enrique? "Pues como lo que soy, como un jugador más de la plantilla", respondía sin dudar lo más mínimo. "No he jugado ni un solo minuto, pero he estado ahí a diario. Mi rol esta temporada ha sido el de hacer ver a los nuevos jugadores lo que es el Cádiz y levantarle el ánimo a los que menos minutos vienen jugando", explicaba.

"El grupo es muy bueno y todo el mundo está involucrado en el proyecto de Quique Pina. Hay jugadores jóvenes que quieren comerse el mundo y algunos veteranos que están aportando el punto de experiencia necesario en todo equipo. Ojalá muchos de ellos puedan seguir vistiendo de amarillo la temporada que viene en Segunda División A", pedía en voz alta.

Enrique puede hablar con mucha propiedad del equipo amarillo. Pero también del Cacereño, al que ha visto varias veces esta temporada: "El Cádiz va a encontrarse a un equipo rocoso que tiene muy claro lo que tiene que hacer y que saca provecho de un campo lamentable, horroroso. Braojos tiene a sus órdenes gente experimentada como Lolo, Mena o Tomás", advertía el extremeño antes de mirar hacia atrás: "Contra la Balona el punto dejó mal sabor de boca porque se mereció ganar. Hubo muchas ocasiones, pero no fuimos capaces de transformarlas".

El domingo será un día de recuerdos, de seguir mirando hacia atrás. "El mejor recuerdo es el ascenso en Chapín. Y el peor es el descenso en Alicante", concluyó Enrique en busca de otra página.

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