Sin ser uno de los veteranos ni de los llamados jugadores de peso, la realidad es que Kike Márquez se está convirtiendo en el mejor argumento del Cádiz en la presente fase de ascenso. El futbolista sanluqueño es de los pocos que está mostrando un buen nivel en los encuentros de la verdad. En Alicante, el extremo se echó al equipo a la espalda cuando peor lo estaba pasando.

Kike Márquez pasó ayer por la sala de prensa del Ramón de Carranza para exponer sus sensaciones a falta de pocos días para el choque ante el Hércules. Un duelo al que llega casi tocado por una varita, pues está siendo, con diferencia, el mejor de los amarillos. "Estoy en muy buen momento de forma aunque esto son rachas. Seguro que el domingo lo voy a intentar hacer igual de bien, aunque no hay que pensar si uno está mejor o peor, sino pensar en positivo".

El futbolista de Sanlúcar se refirió a la cita del domingo en los siguientes términos: "Es un momento clave para nosotros porque tenemos una gran responsabilidad y si estamos aquí, hay que demostrarlo dando un golpe sobre la mesa", agregando como mensaje a la masa social del equipo que "la gente debe confiar de nuevo en nosotros, y vamos a trabajarlo para demostrarles que el Cádiz sale adelante". Del mismo modo, advierte que las prisas tanto en el campo como en la grada no son buenas consejeras. "La gente debe tener paciencia, ya que el partido dura lo que dura, y la gente nos debe transmitir confianza porque en cualquier jugada puede llegar un gol".

Para acabar, hizo público algunas reflexiones que han tenido los jugadores en la presente semana. "Hemos hablado en el vestuario que tenemos que ser el Cádiz de la última media hora en Alicante. Ir al gol desde el minuto uno, saliendo a morder como hemos hecho siempre".