Andrés Sánchez ha tenido un feliz reencuentro con el lateral izquierdo, su posición natural en la que no jugaba de manera habitual hasta el aterrizaje de Claudio Barragán en el banquillo -salvo en el choque contra el Melilla, en el que además marcó el gol del empate, y algunos minutos en la visita al Marbella-. El murciano no encontraba sitio en el equipo hasta que la lesión de Óscar Rubio dejó huérfano el lateral derecho y Antonio Calderón apostó por él como solución de urgencia. Se adaptó a una zona en la que no tenía otra opción que jugar a pierna cambiada hasta que Claudio decidió darle sitio en el costado izquierdo de la zaga en lugar de Tomás.

En el reestreno en su hábitat natural contra el Lucena dio muestras de su buen hacer, pero fue una semana más tarde, en el encuentro contra el Cartagena, cuando el carrilero ofreció su mejor versión, la que en su día llevó a Ramón Blanco a recomendar su fichaje cuando el futbolista militaba en el Melilla. Andrés Sánchez se encontró cómodo, brilló tanto en defensa como en ataque. Puso freno a la velocidad de Gato y en labores ofensivas se permitió el lujo de servir un pase de enorme calidad para que Juan Villar firmarse el tercer gol del Cádiz.

El lateral señalaba ayer, después del entrenamiento desarrollado por la mañana en El Rosal, que "ya voy cogiendo bastante más confianza y las lesiones están olvidadas. Todavía hay que mejorar y la confianza del entrenador también ayuda, pero en este equipo las cosas son más fáciles por el trabajo de los compañeros".