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Capítulo II: Energía

Casas con sus propios molinos

  • Jesús Benítez, un joven de Villamartín, trabaja con éxito las energías renovables para el autoconsumo en el ámbito doméstico

Al calor del boom de las energías renovables en la última década, ha proliferado un nicho de empleo para pequeñas empresas comercializadora e instaladoras que han enderezado su cuenta de resultados por esta vía. El negocio eólico y solar ha sido la tabla de salvación para pequeños emprendedores en la Sierra, que han visto una oportunidad en este ámbito para poder salir a flote. 

Es el caso de la empresa Villasolar, ubicada en Villamartín, que dirige Jesús Benítez, un joven empresario de 29 años, que comercializa, distribuye e instala pequeños molinos de viento para uso doméstico, que empiezan a ser muy demandados para casas de campo cercanas al litoral, lugares aislados y  destinos rurales. De hecho, Villasolar ha instalado prototipos en Alcalá de los Gazules, Chiclana o Espera. Su oferta va desde molinos de 200 vatios hasta los 12 kilovatios. Sus proveedores están en Valencia y son pioneros en estos aparatos. "Lo normal es hacer una instalación mixta combinando molinos con placas fotovoltaicas para abastecer una vivienda", sostiene.  Ahora, a este joven le ronda un proyecto de energía mini eólica para el Campus Universitario en Algeciras para el suministro de electricidad. 

 

Pero no ha sido fácil llegar a este punto y menos con la crisis que arrastramos. Como a la mayoría de empresas, Villasolar ha abierto las posibilidades a otras energías limpias. Su radio de acción se abre a las provincias de Cádiz, Sevilla y Málaga, dando el salto, también, a Extremadura. Así trabaja en la instalación de energía solar térmica para agua caliente sanitaria, energía solar fotovoltaica y en el tratamiento de aguas. En el último año, esta pequeña empresa, que da trabajo a un operario y tira de otro cuando hay mayor carga de pedidos, ha colocado unos 70.000 vatios en placas fotovoltaicas. Muchos de estos vatios han ido a parar a casas de extranjeros afincados en la provincia. "Trabajo mucho para franceses y alemanes. Tienen mayor conciencia a la hora de decantarse por introducir en casa las energías alternativas".  Pero, Benítez admite que las subvenciones de la Junta para favorecer la instalación de energía térmica le ha dado vida a negocios como el suyo. Él no ha trabajado en ningún otro sector económico. Dio sus primeros pasos en una empresa, donde estuvo unos cuatro años y en 2006 se arriesgó a montar la suya. La administración le echó una mano con una subvención de 5.000 euros y desde entonces no ha parado de trabajar. Eso sí, Benítez sostiene que la crisis la capea sacándole horas al reloj. "No me queda otra que recortar gastos y ser competitivo. Distribuyo a otras empresas y compro al por mayor para que haya rendimiento", analiza. 

 

Es optimista y pesimista a la par sobre el futuro de este tipo de firmas nacidas al amparo de las renovables. "La proliferación de empresas hace que se revienten los precios. Y no es sostenible", alega. Además, teme que el recorte o la misma desaparición de ayudas domésticas para la instalación de estas energías limpias mermen la capacidad de maniobra de estas pequeñas pymes. Pero en el horizonte, Villasolar cree que aún tiene recorrido porque las energías tradicionales tienen los días contados. "En mi caso, el negocio se mantiene y creo que puedo ir a más", afirma Jesús Benítez.

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