El verano en las protectoras
perros · Los refugios en verano
La época estival es la más dura para los perros que viven en los refugios.
Cádiz es una provincia muy "perruna", quizá porque invita a ello, por sus playas y grandes espacios: cada vez se ven más perros por las calles de sus localidades, los gaditanos son algo más conscientes de la importancia del #AdoptaNoCompres, y sus cuidados se tornan más importantes.
La concienciación va creciendo. Sin embargo, la situación aún es peliaguda. Según el Estudio sobre abandono y adopción que la Fundación Affinity elabora anualmente, en 2016 fueron recogidos en España más de 137.000 animales domésticos, de los cuales casi 105.000 son perros; cifras que han descendido en los últimos diez años, excepto este último, que se ha mantenido prácticamente igual. Los datos señalan que, aunque antes sí aumentaba el abandono en verano, últimamente las cifras se mantienen estancadas durante todo el año.
Los perros abandonados de la provincia tienen un apoyo importante en protectoras como Canis y Felis, cuyo refugio se encuentra en Chiclana. Son una de las protectoras más activas de la provincia: celebran un mercadillo todos los fines de semana en el Paseo Marítimo de Cádiz (aunque ahora se encuentra paralizado por trámites burocráticos) y realizan campañas y rifas constantemente. Su última iniciativa es la Gala Benéfica del próximo 19 de agosto, en la Casa del Niño Jesús en Cádiz, con actuaciones y mercadillo solidario.
Una de sus cabezas es Olga Mozo que señala que "el verano es una de las peores épocas del año, porque a la tasa de abandono, que se mantiene durante el año, se une la circunstancia de que en primavera comienzan a aparecer las camadas de gatitos por todos lados y se descontrola la situación". Canis y Felis se ha caracterizado por enfocarse más hacia los gatos en una provincia en la que la mayoría de las protectoras lo hacen a los perros, pero se hacen cargo de aquellos casos de perros abandonados y maltratados que se cruzan en su camino.
Al frente de No Me Abandones, en Jerez, está Fátima González. Diecisiete años llevan ya intentando salvar y mejorar las vidas de animales abandonados; actualmente tienen 112 perros y 10 gatos en sus intalaciones, cuenta Fátima. Se encuentran desbordados, y los últimos casos de perros recogidos han sido especialmente horribles. "Vemos auténticas barbaridades", cuenta.
El porqué de este empeoramiento de la situación en verano tiene varias razones. Por un lado, el calor y con ello el mayor uso de agua, que fomenta la propagación de los parásitos y el contagio de enfermedades como la Leishmania, de la cual esta es una zona altamente endémica (y que se traspasa de un perro a otro por la picadura de un mosquito), lo que hace necesario un mayor desembolso para vacunas; por otro, en contra de lo que dicen las cifras, Fátima señala que "los abandonos aumentan y las adopciones descienden". A esto se añade que en verano muchas de las casas de acogida que son estables durante el resto del año se van de vacaciones ("porque todo el mundo tiene derecho", señala Fátima, "pero es nefasto para, por ejemplo, perros recién operados"), disminuyen las donaciones y hay menos voluntarios.
Otro aspecto peliagudo del verano, apunta Mozo, es que "los regalos de cachorros por parte de gente irresponsable en Navidad y por las comuniones se convierten en un problema para las familias irresponsables y toman el camino más cruel: el abandono", ya sea en protectoras, perreras o en la misma calle, "a su suerte".
Aunque el fomento de la adopción y la regulación (y progresiva desaparición) de la compra y venta de animales es clave, la adopción tiene que ser responsable; no vale cualquier familia, y en eso insisten todas las protectoras, porque los casos de perros adoptados y devueltos o, peor, abandonados de nuevo.
Todo esto sólo se soluciona de una forma, y ambas coinciden en ello: concienciación, tanto de la crueldad del abandono como la situación que viven las protectoras. "La educación es la base de todo", remarca Mozo. "Habría que contar con la ayuda de las administraciones para que colaboren con protectoras y que pongan los medios para lanzar campañas de concienciacion contra el abandono en colegios, institutos o asociaciones de vecinos"; y sobre todo que se sepa que "somos entidades sin ánimo de lucro" y que necesitan ayuda.
"La gente debe saber cómo trabajamos en las protectoras", afirma la miembro de Canis y Felis. "Todo el mundo que se encuentra un animal llama a la Protectora para que se hagan cargo, sin aportar ninguna ayuda" y ellos ahora mismo están desbordados. "Tenemos muy pocos medios y muy limitados y, si ni la gente ni las administraciones nos ayudan, llega un momento en que tenemos que decir que no, porque rescatar significa poder ofrecer al animal calidad de vida", continúa; "masificar animales a los que no puedes mantener por falta de medios no es rescatar".
González también apunta a la importancia de la castración para disminuir esta lacra estructural. La castración evita muchas cosas, "desde camadas indeseadas hasta luchas entre los perros o accidentes de tráfico (porque los perros se escapan en época de celo), aglomeraciones en las perreras y posteriores sacrificios" señala. Y, por supuesto, la política de Sacrificio Cero sería otra medida clave que va unida a la castración. Mientras habla, los perros reclaman su atención y ella les dedica palabras cariñosas y les da algún premio por portarse bien.
Personas como ellas dos, con su dedicación, tiempo y sobre todo cariño (porque a veces es lo que más reclaman, más incluso que la comida), son las que evitan que el país, y en concreto la provincia, se conviertan en terreno minado para los perros abandonados.
Consejos para el verano de los amigos peludos
No sólo los perros recogidos sufren las consecuencias del calor; también aquellos que tienen dueños irresponsables. Medidas básicas como mantenerlos hidratados, evitar llevarlos a pasear en las peores horas del día (de 12 a 16 h), no dejarlos solos en el coche o a descubierto bajo altas temperaturas o prestar especial atención a los parásitos son esenciales para que el verano no sea un infierno para ellos. Los perros también pueden sufrir golpes de calor, que se pueden identificar cuando comienzan los jadeos, la mirada perdida, la piel caliente y las taquicardias. Viajar con ellos también puede ser una odisea, pero no si se planea bien: la cartilla de vacunas al día, el agua siempre a mano y un cinturón especial para el coche son esenciales. Por otro lado, las protectoras y refugios pasan una época especialmente dura en la estación estival; toldos, casetas, lociones antiparasitarias, vacunas... Cualquier ayuda es poca.
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