Cádiz

Un verano en paz para doce niños saharauis

  • El programa Vacaciones en Paz arrancó un año más

  • Familias gaditanas acogen durante los meses de julio y agosto a niños del Sáhara Occidental

Las temperaturas en el desierto argelino de la Hamada de Tinduf superan los 50ºC durante los meses de julio y agosto. Más de 180.000 personas, entre las que se encuentran muchos niños, viven en los cinco campos de refugiados de la zona. Miles de saharauis soportan condiciones infrahumanas durante un verano de altísimas temperaturas en el Sáhara Occidental, un desierto de arena y piedra con pocos pozos de agua y ninguna vegetación o vida animal.

Remedio a este infierno lo ponen las familias que se unen a programas como Vacaciones en Paz para que niños y niñas saharauis puedan disfrutar de los meses de julio y agosto en España.

Miles de niños de esta región desértica llevan pasando las vacaciones en Cádiz desde 1994

Pequeños como Ahmadu, que lleva ya cuatro veranos en Cádiz, se esfuerzan en la escuela a diario por obtener las mejores calificaciones, ya que el premio a ello es unas vacaciones en nuestro país. Este año solo doce han podido viajar a la ciudad debido al declive que ha sufrido el programa desde los primeros años en los que acudían a España entre 10.000 y 12.000 niños, hasta la actualidad, en la que solo se han ofertado 5.000 plazas. Ahmadu en concreto vino el primer año con su hermano, que fue acogido por la hermana de su actual madre de acogida. Desde el primer día es uno más en la familia y la integración en la misma es total. "Ahmadu juega con sus hermanas, le encanta el fútbol e incluso está apuntado a un campamento por las mañanas", dice Jesús Sánchez, uno de los participantes en el programa.

Vacaciones en Paz se lleva a cabo en Cádiz gracias a la asociación Salam-Paz, creada en 1994, a la vez que el programa y que lleva contribuyendo a la acogida de niños saharauis, entre otras causas, desde el mismo año.

De entre los doce que pasarán el verano en Cádiz, tres experimentan su primera vez fuera de casa. Los nuevos prácticamente no hablaban nada de español cuando llegaron, hace apenas diez días, a día de hoy, según Cristóbal Vicho, secretario de Salam-Paz, "ya chapurrean algo y seguramente vuelvan hablando el idioma".

Para Lala, de once años, es su primera vez en España. Lola, la mujer que la acoge durante el verano se enteró de la existencia del programa a través de las redes sociales, "se me ocurrió sumarme al programa de acogida a través de un anuncio en Facebook, quise ayudar; era el primer verano que no he estado trabajando y decidí acoger y así que ambas tuviéramos un verano diferente", comenta. Lala se ha adaptado perfectamente a la casa e incluso tienen planeado un viaje a Galicia para que la pequeña conozca otras zonas del país.

Las familias participantes en esta aventura la califican como algo totalmente positivo tanto para los niños como para sus propias familias, "creíamos que también le podía venir bien a nuestras hijas para que conocieran otras realidades y vean que hay chicos en otros sitios que no tienen las facilidades y los recursos que tienen ellas en Cádiz", comenta Jesús Sánchez.

El 31 de agosto es el día que toca decir adiós, los chicos y chicas vuelven a la dura realidad del campamento de refugiados pero con una larga lista de objetivos cumplidos entre los que se encuentran, a parte de alejarlos del desierto durante los meses de más calor, que los niños y niñas perfeccionen el español, mejoren su alimentación y se sometan a reconocimientos médicos por medio de la Seguridad Social Andaluza.

El vínculo que se crea entre las familias de los niños saharauis y las españolas que los acogen se mantiene durante todo el año. "La ayuda no termina cuando los chicos se marchan. Durante todo el año se mantienen las comunicaciones y se hacen envíos a los niños y a las familias de ropa de invierno, alimentos y algo de dinero. Esto supone para ellos una de las principales fuentes de ingresos durante el año", comenta Cristóbal.

El programa Vacaciones en Verano ha ayudado a miles de niños y a sus familias desde hace casi 25 años y tiene el objetivo de seguir creciendo para que cada vez sean más los que puedan disfrutar de esta oportunidad. Desde la organización recuerdan que cuantas más familias dispuestas a acoger haya, más niños salen del campamento de refugiados, por lo que es importante que el programa se siga difundiendo año tras año.

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