Valencia: el regreso del gigante náutico tras la estela de Cádiz para quedarse con la Sail GP

El "ADN valenciano" del equipo nacional y las infraestructuras de la Marina sitúan a la capital del Turia como la gran favorita para heredar la Sail GP en 2026

La inversión institucional y el actual clima político en la Comunidad Valenciana se perfilan como los últimos obstáculos para confirmar un secreto a voces en los pantalanes

Cádiz pierde la sede de Sail GP 2026

Una de las espectaculares imágenes que dejó tras de sí la celebración de la Sail GP de este 2025. / d.c.

Cádiz ha dicho adiós, pero el viento de la Sail GP no parece querer abandonar las aguas españolas. Tras cuatro ediciones donde la Bahía de Cádiz demostró que los "F1 del mar" pueden ser un evento de masas, el calendario de 2026 ha dejado una vacante que tiene un pretendiente claro. Valencia se frota las manos. La ciudad que un día fue el centro del universo náutico con la America’s Cup aguarda ahora, con una mezcla de cautela y ambición, la confirmación oficial de que será la sede del Gran Premio de España.

Lo que para muchos podría parecer una decisión de última hora es, en realidad, la culminación de un proceso de colonización valenciana dentro de la propia estructura de la Sail GP. No se trata solo de que la ciudad quiera el evento; es que el evento, en su versión española, ya vive en Valencia.

Una estructura con sello valenciano

La ventaja de Valencia sobre cualquier otra candidatura no es solo técnica, es estructural. Actualmente, el corazón del Spain SailGP Team late en la capital del Turia. La oficina principal del equipo está radicada allí, convirtiendo a la ciudad en la base logística y estratégica desde donde se planifica cada temporada.

Pero el vínculo humano es aún más estrecho. María del Mar de Ros, la directora ejecutiva (CEO) del equipo y una de las mujeres más influyentes en el circuito mundial, es valenciana. El conocimiento que la dirección tiene de las instituciones locales y de las capacidades del puerto de Valencia otorga a esta sede una ventaja competitiva casi insuperable. En los mentideros de la náutica se dice que el equipo "juega en casa" incluso antes de que se instale el campo de regatas. Hay mucho de Valencia en el éxito de los F50, y el traslado de la sede parece la evolución natural de un proyecto que ya tiene sus raíces profundamente hundidas en el Mediterráneo.

¿Una inversión asumible?

Sin embargo, el aterrizaje de la Sail GP no es gratuito. Organizar una prueba de este calibre exige un desembolso público significativo. En las últimas ediciones celebradas en Andalucía, el canon o fee que la organización de Russell Coutts exige a las sedes, sumado a los costes de infraestructura y seguridad, superaba holgadamente los 3 millones de euros anuales.

En el caso de Valencia, la infraestructura base ya existe gracias a la herencia de 2007 y 2010, pero la adecuación de la Marina y la logística para un evento de esta magnitud requieren una partida presupuestaria que debe ser aprobada en un contexto político complejo. El actual gobierno valenciano debe equilibrar el deseo de posicionar a la ciudad en la élite del turismo deportivo con la realidad de unas arcas públicas bajo la lupa.

El polvorín político y la sensibilidad social

Aquí es donde el reportaje se encuentra con la realidad de la calle. La situación política en la Comunidad Valenciana no atraviesa su momento de mayor calma. Tras años de críticas a la política de "grandes eventos" de etapas anteriores —que dejaron un regusto amargo de deuda y elefantes blancos—, la administración de Carlos Mazón y María José Catalá debe hilar muy fino.

Anunciar un evento que cuesta millones de euros en dinero público puede ser interpretado como un impulso necesario para la economía local o como un gesto de escaparatismo político innecesario. La oposición ya vigila de cerca cualquier movimiento que recuerde a la época de los grandes fastos, por lo que el anuncio oficial, aunque esté prácticamente cerrado en los despachos, se maneja con una prudencia extrema para evitar un incendio político antes de que los barcos lleguen al puerto.

¿Qué otras ciudades podrían competir con Valencia?

Aunque Valencia es la favorita indiscutible, España cuenta con otros enclaves que reúnen condiciones técnicas para acoger la Sail GP, aunque con diferentes matices:

  1. Barcelona: Es la rival más lógica. Tras acoger la Copa América, la ciudad condal tiene las infraestructuras y el know-how más reciente. Sin embargo, el cansancio institucional tras el gran evento y la búsqueda de un perfil de turismo diferente podrían alejarla del circuito de los F50 a corto plazo.
  2. Palma de Mallorca: La capital balear es, por derecho propio, una de las mecas de la vela mundial. Cuenta con una infraestructura hotelera imbatible y una tradición náutica centenaria. No obstante, la saturación turística y las limitaciones de espacio en su puerto para un evento de este tipo son sus principales hándicaps.
  3. Lanzarote o Gran Canaria: Las Islas Canarias ofrecen condiciones de viento excepcionales durante todo el año, lo que permitiría desestacionalizar el calendario de la Sail GP. Ciudades como Arrecife o Las Palmas podrían ser sedes espectaculares, aunque la logística de transporte de los equipos desde Europa o América encarecería el proceso.
  4. Santander o San Sebastián: El Cantábrico ofrecería un escenario visualmente rompedor y condiciones de navegación muy exigentes. Sin embargo, la inestabilidad meteorológica del norte de España es un riesgo que la organización de Sail GP, que busca siempre condiciones de sol y viento estable para sus retransmisiones televisivas, suele evitar.

El vacío que deja Cádiz

Mientras Valencia hace números y la política local mide los tiempos, en Cádiz el sentimiento es de nostalgia anticipada. La "Tacita de Plata" demostró que se podía democratizar un deporte tradicionalmente elitista. Los gaditanos echarán de menos en 2026 el impacto económico de casi 100 millones de euros y esa imagen de la Bahía proyectada a todo el mundo.

Valencia parece ser la heredera natural, no solo por derecho técnico, sino por una cuestión de proximidad emocional y empresarial de quienes dirigen el equipo español. El acuerdo parece estar "a falta de firma", pero en la política valenciana, como en la vela de alta competición, hasta que no se cruza la línea de llegada, cualquier racha de viento inesperada puede cambiar el rumbo de la historia.

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