Un trago de Doñana

Hace cerca de 20 años que Sanlúcar no tiene ginebras propias. Las bodegas de la localidad dejaron de apostar por el gin a lo largo de las décadas de los 80 y 90, por eso, el sueño personal de Roberto Payá de sacar al mercado su propia ginebra tiene aún más valor. Tanto que para rotular su licor ha escogido el nombre de uno de los tesoros históricos de la localidad y para aromatizarlo el sabor del gran tesoro natural al que mira su costa, Doñana.

Luciferi, que se presentó ayer en el mercado, toma su nombre del templo Luciferi Fanum cuyos restos están desperdigados en el Pinar de La Algaida, uno de los enclaves del Parque Natural de Doñana rodeado de marismas y cerca de la desembocadura del Guadalquivir. Un nombre –el de un templo levantado a orillas del lago Ligustino– que remite a los orígenes míticos la localidad que también se vinculó con la misteriosa Atlántida.

“Es una idea que tenía desde hace tiempo y, la verdad, que estamos muy contentos de que haya salido adelante porque todo lo hemos hecho nosotros, desde el diseño de la etiqueta, la receta, el medallón con el que se decora las botellas... Todo es muy artesanal y lo hemos hecho con mucho cariño”, explica el empresario sanluqueño que se puso en contacto con Destilerías Liber, en Granada, artífices del whisky de malta Embrujo, para elaborar su ginebra.

“Teníamos claro el tipo de ginebra a elaborar, seca y clásica, ¡y que no fuera de fresa, por favor!”, ríe Payá que seleccionó botánicos como el enebro, raíz de angélica, coriandro, azahar, cardamomo y cáscara de naranja, de lima y de mandarina, más los botánicos silvestres romero, cantueso, mirto, lentisco y almoraú, “recolectados en una finca privada”, para una receta que buscaba “el sabor autóctono de nuestra zona”.

Las primeras 516 botellas serán de edición limitada, estarán numeradas y llevarán como regalo un colgante de cerámica realizado también de manera artesanal.