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Hostelería

Las terrazas no son para el verano

  • La ampliación de la hora de cierre los dos últimos fines de semana no ha incluido el servicio exterior.

Haga frío o calor. Llueva o sople un viento agradable. Sea diciembre o agosto. Las terrazas de los bares y restaurantes de la ciudad no se libran de la hora de cierre, las dos de la madrugada. Ni siquiera la ampliación horaria que durante los dos últimos fines de semana se ha decretado por parte del Ayuntamiento -primero por la regata de grandes veleros y el pasado sábado por el Carnaval de Verano- ha podido beneficiar a uno de los principales reclamos de la hostelería en esta época estival: las mesas y sillas que se disponen al aire libre.

Las dos horas 'extra' que bares y restaurantes han tenido el último fin de semana de julio y el primer sábado de agosto -en una medida que, en parte, se toma también por parte del Ayuntamiento para dar ese servicio a los miles de gaditanos y de visitantes que esos días se echan a la calle- no han incluido a las terrazas, que como ocurre cada día tuvieron que ser recogidas a las dos en punto de madrugada. Una medida que supuso un beneficio 'a medias' para el sector, ya que si bien podían trabajar y prestar servicio durante dos horas más, la imposibilidad de que los clientes ocuparan las mesas y sillas del exterior hace que la ampliación horaria apenas tenga repercusión en el mes de agosto. "Igual en invierno es una buena medida, pero en pleno mes de agosto el cliente lo que busca es una terraza donde estar tomando algo tranquilo con la agradable temperatura de la noche, no quiere meterse dentro de un local", expone De María.

Desde Horeca se valora que "lo lógico" es que esa ampliación horaria decretada por el Ayuntamiento "sea del servicio, incluido lógicamente la terraza", según considera el presidente de la patronal, Antonio de María.

La normativa actual andaluza en materia de hostelería es la culpable de esta situación que sufren tanto hosteleros como clientes. Y es que dicta que "bajo ningún concepto la terraza permanezca dando servicio más allá de las dos de la madrugada", explica Antonio de María. No obstante, para Horeca el problema no radica aquí, sino en el empeño del Ayuntamiento de hacer cumplir a rajatabla esta norma. "Porque puestos a cumplir, la norma dice también que los bares de copas no pueden tener terrazas, y las hay", comenta De María, que recuerda que en otras poblaciones sí se amplía el horario de servicio de terrazas en determinadas fechas o épocas. Como ejemplo pone De María los casos de Valencia y Alicante, donde las terrazas pueden funcionar hasta las tres de la madrugada, "una hora más que aquí".

La patronal hostelera demanda que no se tome una decisión que afecte a todo el sector gaditano, sino que se estudien los casos de manera particular. "Siempre ponen por delante que los vecinos tienen que descansar y que las terrazas molestan. Pero nosotros pedimos que aquellas terrazas que causen molestias se tomen las mediciones oportunas y se tomen las medidas que se estimen", reclama Antonio de María, que ve así un modelo más justo de la gestión del horario de las terrazas de bares y restaurantes. De este modo, entiende Horeca que muchas terrazas podrían haber prestado servicio los dos últimos fines de semana hasta las tres o las cuatro de la madrugada, ampliando su horario en función de las celebraciones que estaban aconteciendo en la ciudad; salvo aquellos casos concretos o aquellas zonas en las que las terrazas causen especiales molestias.

También reclama Horeca, ya con carácter general, que se revise la norma dictada en el año 2002 por la Junta de Andalucía, para adaptarla "a los usos y necesidades del público actual", que a juicio de Antonio de María no es el mismo que el de hace catorce años. A este respecto, ha comenzado a elaborarse un borrador de esa normativa en el que se pretende variar estos horarios, para mejorar las condiciones del servicio de hostelería.

Y es que en esta diferencia de intereses entre los hosteleros y usuarios de las terrazas y el horario impuesto por la Junta y del que vela por su estricto cumplimiento el Ayuntamiento Antonio De María lo tiene claro: "lo que es ilógico es dejar de vender a las dos de la madrugada y echar a los clientes a las dos y media, con la ruina que hay en la ciudad de Cádiz". "Porque hay que tener en cuenta que los clientes no se van, los estamos echando, con la imagen que eso genera en una ciudad que quiere ser turística", apostilla De María.

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