Teatro Falla de Cádiz: una notable actuación para un concierto difícil
La Coral y la Orquesta de la Universidad de Cádiz protagonizaron con solvencia el concierto extraordinario de Semana Santa en el coliseo de la capital gaditana
Tradición y novedad en el concierto de Semana Santa de Cádiz

La Orquesta y Coral de la Universidad gaditana ofreció en el Gran Teatro Falla el Concierto de Semana Santa, un acontecimiento musical consolidado en nuestra ciudad. Al repertorio clásico de Felix Mendelssohn y de Gioachino Rossini se añadió una obra instrumental innovadora del joven compositor gaditano Manuel Sánchez García, un estreno absoluto titulado Muerte de la Palabra – Carne, compuesta este mismo año por encargo de la Orquesta de la Universidad y apoyada por la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz. Es una propuesta novedosa, valiente y arriesgada, que nace de una personal lectura de los textos narrados por los evangelistas sobre la Pasión de Jesucristo en la que la música emitida por los diferentes instrumentos se combina con otros sonidos que evocan diversos momentos de los pasajes evangélicos.
Estas programaciones, además de preservar los valores patrimoniales, nos ayudan a entender el contexto religioso, social y artístico en el que surgieron, nos explican por qué son valoradas por los amantes del arte, con independencia de sus convicciones religiosas, y estimulan el saludable diálogo cultural.
Un cambio radical de registro se produce con la Sinfonía nº 4 de Mendelssohn, conocida como Sinfonía Italiana (1833) por haber sido compuesta tras un viaje a Italia. Es una obra brillante en la que el autor refleja las sensaciones recibidas durante su recorrido por este país. Como simple curiosidad, apunto que el segundo movimiento (‘Andante con moto’) -según confiesa el propio Mendelssohn- nace de la impresión que produjo al compositor su estancia en Roma y, singularmente, las celebraciones de Semana Santa.
El carácter instrumental de esta primera parte refleja la elevada calidad alcanzada por la joven Orquesta de la Universidad de Cádiz durante su primer año de vida. Nacida de un empeño largamente acariciado por esta Universidad e impulsada por el actual rector y su equipo de gobierno, durante este tiempo ha sido capaz de consolidarse como una formación solvente. La violinista gaditana Lara Sansón, en su puesto de primer violín de la agrupación, ha logrado reunir un conjunto de músicos profesionales que durante este concierto -tan variado en sus propuestas- demuestra su capacidad de conexión entre sus miembros, y su vigor de transmisión estética y emocional al público.
La segunda parte del concierto estuvo dedicada íntegramente al Stabat Mater de Rossini, obra que fue encargada al músico italiano durante una estancia en España, y se estrenó en Madrid en 1833. Posteriormente -tras diversas vicisitudes- fue modificada por su autor: el reestreno se llevó a cabo en París el año 1842.
El éxito de Rossini, íntimamente ligado a su amplia obra operística, dota a esta composición de intensidad y de dramatismo acordes a la tragedia que sufre María, la Madre doliente, que contempla y escucha las súplicas del pueblo para que interceda a fin de alcanzar la Salvación Eterna. Esta expresividad la han transmitido conjuntamente el cuarteto solista, la coral y la orquesta. Resalto la indiscutible calidad del cuarteto solista: las voces bien timbradas de la soprano Lucía Millán y de la mezzo María Ogueta -habituales en los conciertos de la Coral de la UCA- han brillado con fuerza en la ejecución de los diversos números del Stabat Mater. Aplaudo la afortunada recuperación para este concierto del excelente barítono David Lagares cuyo amplio registro como intérprete de óperas redunda positivamente en sus intervenciones en esta obra. Y celebro la presencia por primera vez en los conciertos de la Orquesta y Coral de la Universidad del tenor Juan de Dios Mateos, reconocido internacionalmente, figura habitual en los centros operísticos más importantes del mundo, que ha dejado constancia de su indiscutible calidad como experto en Rossini.
La Coral de la Universidad de Cádiz sigue creciendo en el número de sus miembros, en la calidad de sus voces y en la variedad de sus interpretaciones, y, por supuesto, no obvio la dificultad de esta obra para unos coralistas que, sin ser profesionales, con su tesón, esfuerzo y estudio, alcanza cotas de expresividad notablemente elevadas.
Elogio el trabajo, la entrega y el buen hacer profesional del responsable máximo de que este proyecto se haga realidad: me refiero a Juan Manuel Pérez Madueño, director de la Orquesta y de la Coral (a cuyo frente está desde 2001). Su amplia preparación musical, su capacidad didáctica y su entusiasmo contagioso por el trabajo bien hecho nos aseguran la consecución de logros cada vez mayores en los próximos conciertos. Su destreza para marcar los compases y para dibujar las melodías constituyen, a mi juicio, una amable invitación para que disfrutemos. La sensibilidad estética y la cultura musical hacen posible que este grupo de entusiastas intérpretes nos regalen intensos ratos de saludables placeres.
También te puede interesar