Los supervivientes de Compañía
EL PASEANTE
La calle Compañía es una de las pocas del centro de la ciudad en la que se mantienen muchos negocios Cuchillería Serafín, Eutimio o Manuel Infante son algunos de ellos
POCO a poco hemos visto cómo en estos últimos años, comercios tradicionales de la ciudad han ido cerrando sus puertas. La crisis se ha llevado por delante a muchos de ellos y la resistencia de algunos propietarios a bajar los alquileres de los locales no ayuda nada.
La calle Compañía es una de las pocas del casco antiguo en la que muchos comercios "de toda la vida" están aguantando el tirón: Cuchillería Serafín, Tinoco, Eutimio, Manuel Infante, Nuria Cobo o El Pilar son algunos de ellos. La clave: "Trabajar y atender bien al público", sostienen en la zapatería Nuria Cobo.
Ana María, dependienta de la tienda de regalos y souvenirs Paula Domínguez, también piensa que "la constancia es muy importante. Hay que echar muchas horas".
El encargado de Eutimio, Joaquín Rodríguez, añade otra cuestión: "El éxito de esta calle se debe a que se encuentra en el centro de la herradura del casco antiguo de Cádiz, que comienza en San Juan de Dios y sigue por Compañía, El Palillero, Columela, San Francisco y termina en el muelle. Los cruceristas no llegan, por ejemplo, hasta la calle Ancha porque les da miedo perderse y no se alejan de este recorrido". Afirma que también influye que en Cádiz los precios son "muy competitivos, y más ahora con la crisis, que todo el mundo los ha bajado".
La mayoría de comerciantes de esta arteria de la ciudad están de acuerdo con que los cruceros son vitales para su supervivencia. De hecho, todos están pendientes de cuándo atracan barcos en el muelle y esos días no cierran. Muchos incluso abren los domingos que llegan cruceros.
Sara y Chus, dependientas de la zapatería Carolina Boix, aseguran que este negocio se mantiene gracias a los cruceros. "Si fuera por la gente de Cádiz, ya hubiésemos cerrado. Los días que no hay cruceros apenas vendemos y cuando viene alguno, podemos vender hasta 1.200 euros", comentan. Esta zapatería se encuentra en la confluencia de Compañía con la plaza de la Catedral. Sara asegura que "a los cruceristas les encanta hacerse fotos en esta esquina. Todos paran aquí y luego siguen por esta calle".
Ana María piensa que también es importante el turismo nacional y los gaditanos, ya que ella tiene su clientela fija en cuestión de artículos de plata y de regalos. La dependienta de la tienda de ropa infantil El Pilar asimismo destaca la importancia de la clientela fija, aunque apunta que "antes la gente no miraba el precio para los regalos y ahora sí".
Uno de los comercios en el que dicen que no notan la llegada de cruceristas es Manuel Infante, que vende ropa de fiesta, vestidos de madrina, comunión y novias. Aquí cuentan cómo les afecta la crisis: "En las comuniones más o menos nos mantenemos pero en las novias hemos notado el descenso de ventas". En esta tienda reconocen que Compañía es una calle "de paso para todo el mundo" pero dicen que a ellos van a buscarlos los clientes. "Nos conocen ya de muchos años, porque llevamos aquí más de 20, y se nos ha dado casos de niñas que hemos vestido para su comunión y luego han venido para que las vistamos para su boda".
Otra tienda en la que aseguran que apenas notan la llegada de los cruceros es en la de artesanía. "Suelen traer gente mayor a la que no le atrae este tipo de productos", señala su propietaria, quien añade que su tienda "es de caprichos y no estamos en un momento de caprichos. Hoy en día el capricho de los clientes es comer y no comprar un gorrito o un vestido de lentejuelas. Las tiendas de este tipo estamos un poco paradas". Esta comerciante teme que, si continúa esta situación, va a tener que cerrar porque le cuesta mucho mantenerse. "Sobrevivo porque no tengo dependientes, no tengo deudas y cuido los gastos. Me he quitado todos los gastos superfluos, pero no me bajan el alquiler ni el autónomo ni la seguridad. Nunca pensé que en el final de mi trayectoria profesional tuviera que vivir esta decadencia".
José Manuel Gordillo, de Gorbe, manifiesta que en su sector, el de la joyería, la crisis "se nota más" porque "la gente ahora tiene otras prioridades". Él es de los que vende más cuando hay cruceros y abre al mediodía esos días.
Lo cierto es que la ubicación de esta calle favorece la supervivencia de sus comercios.
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