La labor de un capitán marítimo es, entre otras muchas, velar por el estricto cumplimiento de la normativa vigente para evitar cualquier peligro o riesgo tanto para la navegación, así como para sus tripulantes y pasajeros, o bien para el medio marino.

Es por ello que entre las tareas de la Capitanía Marítima está la de divulgar de manera pedagógica entre los usuarios de las embarcaciones de recreo cuáles son los requerimientos legales para que puedan hacer uso de ese tipo de barcos sin que esto represente peligro alguno para nadie.

A este respecto recientemente se han modificado en un decreto que entró en vigor el día 1 de julio los nuevos equipos de seguridad con los que se deben equipar este tipo de embarcaciones. Estas novedades han provocado la protesta de muchos propietarios de este tipo de embarcaciones que insisten en que todo estos cambios normativos se traducen en más gatos para la navegación, lo que ha llevado a muchos de estos aficionados a tener que dejar de lado esta práctica.

A este respecto, el capitán marítimo del puerto de Cádiz, Israel Rodríguez Fuster, indica que “la norma lo que ha hecho es adaptarse a la nueva realidad. Estaba basada en conceptos muy rígidos y anticuados. “No estoy de acuerdo en que se hayan endurecidos los requerimientos sino que, más bien, se han racionalizado”, sentencia Rodríguez Fuster.