Cádiz

En recuerdo de Pilar Sanz, profesora y directora

He andado muchos caminos,

he abierto muchas veredas;

he navegado en cien mares,

y atracado en cien riberas.

(Antonio Machado)

LA pasada semana fallecía la profesora Mª del Pilar Sanz Delgado. Siempre que se va un docente deja un hueco de difícil y en su caso, ese hueco cobra unas dimensiones especiales, dadas las también especiales características de su trayectoria personal y docente. Por eso, quizás, sus amigos y compañeros, nos resistimos a que, en el momento de su marcha, no se le recuerde de la manera que merece.

Enamorada de la literatura, estudió, sin embargo, la licenciatura de Historia de América en su Sevilla natal, en cuya universidad no eran, por entonces, posibles los estudios de Filología Románica. No obstante, y a pesar de haberse convertido en una brillante Catedrática de Lengua y Literatura Española, con el tiempo se empeñaría en completar dicha licenciatura en la UNED porque decía que le faltaba el título académico de la especialidad, un hecho que muestra bien su carácter y determinación.

Pilar llegó a Cádiz en 1976, como profesora agregada del Instituto Nacional de Enseñanza Media Santa María del Rosario. En ese instituto permanecería hasta el año 1992, tiempo en el que además de desarrollar su labor docente, habría de convertirse en la primera y única directora del histórico centro. No sería este su único cargo directivo, pues cuando se crea el nuevo Instituto Drago en el Cádiz extramuros, se traslada a este (curso 1993-94) y, posteriormente, asume la dirección del mismo. Fueron años difíciles, pero fue precisamente Pilar, con su disposición y espíritu integrador, la que daría estabilidad al centro y quien, junto con un grupo de personas, apostaría por implicarse en la aventura del bilingüismo, lo que llevó al centro a ser pionero en Andalucía en estas enseñanzas y a ser reconocido por el estado francés por su implicación y buen hacer en la difusión de la cultura francesa.

Fue siempre Pilar una persona inquieta y con permanentes ansias de saber. En una sociedad en permanente cambio, del que nuestras aulas son un reflejo directo, hubo un momento en el que nuestros centros comenzaron a llenarse de estudiantes procedentes de todos los estratos sociales. Muchos de nosotros nos preguntábamos entonces si no había otras alternativas didácticas para enfrentarnos a jóvenes que, interesados, compartían valores diferentes a los nuestros. Esto le lleva a Pilar a integrarse en el Centro de Profesores de Cádiz en los años noventa. Desde esa plataforma, y con una fe y un entusiasmo total, propició nuevas metodologías y valores en las aulas, la creación de grupos de trabajo que trataban de aunar esfuerzos en sus centros y, sobre todo, contribuyó a ilusionarnos una vez más en la enorme tarea que, como docentes, teníamos por delante en una escuela pública que debía jugar un papel transformador de realidades injustas.

Desde las aulas hasta la dirección de los centros pasando por la formación, el compromiso de Pilar Sanz con la enseñanza fue siempre constante. Hasta su jubilación, formó a miles de jóvenes y se implicó en la defensa de los valores de la escuela pública. Pero, sobre todo, inculcó a sus estudiantes la importancia de la educación en sus vidas y el esfuerzo que hay que poner en toda tarea que se emprenda, mientras que al mismo tiempo les transmitía el amor por la palabra.

Apasionada de Antonio Machado, compartía muchas cosas con él, como el ser andaluza y amar la adusta tierra soriana, origen de su propia familia. Y si los versos del poeta son reflejo de amor y compromiso con sus gentes, con su tierra, la vida de Pilar ha sido un ejemplo de amor y compromiso con una enseñanza, la pública, a la que se sumó con absoluta entrega y con la fe de que la educación nos hace mejores a todos. Pedro Luis de Vicente

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