Estoy asombrado
Un puerto de color arcoiris
2.733 pasajeros del 'Sovereign' llenan las calles y terrazas de la ciudad. La Demence gestiona este viaje dedicado al ocio del colectivo LGTB.
El crucero 'Sovereign' de la compañía Pullmantur atracó ayer en el puerto de Cádiz a las ocho de la mañana procedente de Málaga. Esta vez, el buque más veterano de la compañía, viajaba bajo la denominación de crucero temático y llevaba a bordo 2.733 pasajeros gays.
El viaje, gestionado por la firma belga La Demence, una empresa dedicada al ocio LGTB, y organizado por la agencia de viajes Holigay, inició su travesía el pasado sábado en Barcelona. Cádiz ha sido su segunda parada (después de Málaga)en un recorrido que continuará hasta el próximo sábado que llegue de nuevo a la Ciudad Condal, parando antes en Ibiza y Valencia.
Entre el pasaje se encontraban turistas de más de 15 nacionalidades, siendo los más numerosos los franceses y los alemanes, seguidos de belgas, holandeses, españoles, suizos, norteamericanos y cubanos. Muchos de los cruceristas que completan el barco repiten experiencia, como cinco amigos belgas, que vuelven a vivir de nuevo esta aventura después de su primer viaje en este tipo de cruceros hace cuatro años.
A pesar de que el crucero organiza excursiones en las distintas ciudades en las que atraca, la mayoría de los viajeros pasean por la ciudad en pareja o en grupo de tres a cinco personas, aunque también se podía ver ayer a alguno que prefiere ir por libre, ya que en el barco viajan tanto parejas como personas con amigos y solteras.
En las calles del centro histórico de Cádiz se les podía ver ayer con mapas de la ciudad en la mano y cámaras o móviles de última generación listos para conseguir la foto perfecta con el ángulo perfecto. Un grupo de alemanes se posicionan delante de la estatua de Moret en la plaza de San Juan de Dios y se turnan entre ellos para salir todos en la foto. En la plaza de la Catedral observamos a otra pareja preparándose para lanzar un selfie en plano contrapicado con la Catedral de Cádiz de fondo.
Las terrazas de los bares y cafeterías de la ciudad se llenan de bebedores de café y refrescos. En la cafetería La Marina, situada en la calle Topete, uno de los camareros nos informa que cuando viene un crucero notan el aumento de personas en sus mesas, aunque la consumición depende del país del que procedan estos viajeros. Nos comenta por ejemplo que los alemanes y los ingleses son los que más dinero suelen dejarse, que siempre piden algo de bebida y algo de comer, y que los italianos y los portugueses son los que menos consumen, destacando el café piccolo de los italianos (café solo y corto).
Más llegada la hora del almuerzo, y aunque tienen las comidas incluidas dentro de la estancia en el barco, los turistas de este crucero se dirigen al mercado de abastos, donde consumen sobre todo raciones de jamón y queso y copas de vinos y champán. En definitiva, productos típicos de la tierra que visitan.
Después de pasear entre nuestros edificios y monumentos y picotear en nuestras terrazas para consumir productos autóctonos, los pasajeros retornan de nuevo a la embarcación, que partió rumbo a Ibiza en torno a las nueve de la noche.
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