Una procesión con 250 años

Siglos atrás, los cofrades del Carmen se reunían una vez al mes para celebrar una procesión por las naves de la iglesia carmelita. Un culto que cobró tal importancia en la vida interna de la hermandad, que hace justo 250 años se le encargó al prestigioso escultor Domenico Giscardi una Virgen de pequeño tamaño para presidir estas procesiones mensuales. Ahora, después de varios años sin realizarla, la cofradía recuperará hoy este culto, que a partir de esta tarde se repetirá cada cuarto sábado de mes.

Cuenta el mayordomo de la corporación, Juan Zamanillo, que este culto mensual se celebra "al menos desde 1767, que fue el año en que Domenico Giscardi realiza la Virgen de pequeño tamaño para ese fin". Una imagen de la Virgen que aún conserva la hermandad y que en un principio fue concebida como un conjunto escultórico con Santa Teresa y San Elías, siendo restaurada en 1937 por una enigmática Amelia Díaz (de la que nada más se sabe) tras los sucesos del año anterior. "Es una talla de mucha importancia para la cofradía, siendo curiosamente la que aparece en muchos de los grabados y documentos de la hermandad, o que ha tenido una estrecha relación con la Marina", detalla Zamanillo.

Esas procesiones claustrales se celebraban antiguamente el cuarto domingo de cada mes, por la mañana. "Luego pasó a hacerse los domingos por la tarde. Y ya en 1987 se trasladó a los cuartos sábados de mes, hasta que alrededor del año 2000 dejó de hacerse", cuenta.

La importancia que para la cofradía tuvo este culto interno se demostraba en algunos detalles que explica el mayordomo. "Entonces se editaban unas hojas con oraciones y con cánticos propios para la procesión. Y en los años 20 del siglo pasado, incluso se pedía todos los años un permiso especial al obispo para exponer el Santísimo durante ese culto de la Virgen".

Desde hoy, esa tradición que se remonta al menos 250 años atrás y que se perdió hace apenas tres décadas quedará recuperada en las naves del Carmen, donde la Virgen de Giscardi presidirá la procesión claustral al término de la misa sabatina de ocho de la tarde. Estas procesiones se unen a las que también celebra esta hermandad carmelitana los segundos sábados de cada mes con la imagen del Niño Jesús de Praga, que el pasado verano incorporó como titular tras la fusión de las dos archicofradías.