El presidente del Casino Miguel NucheSueña con recuperar el comercio con AméricaUn récord histórico superado

Tiene una elegancia natural que parece heredada de los tiempos del esplendor de Cádiz. Pero no mira hacia el pasado, tan sólo lo justo para encontrar respuestas ante un futuro que aguarda con optimismo. En el Casino Gaditano ha buscado nuevas fórmulas.

Miguel Nuche Vázquez (Cádiz, 1943) vivió en la calle San Miguel número 18, al lado de la casa donde está la figura del arcángel, en la que residía su abuela. Sus padres, Miguel Nuche Iraola y María Antonia Vázquez Herrera, se casaron en 1936, en una capilla privada que estaba en la casa, y que fue autorizada por el Papa Benedicto XV. Su abuelo, Manuel Nuche Dolorea, fue primer teniente de alcalde con el alcalde Agustín Blázquez, así como hermano mayor de la cofradía del Nazareno en tiempos de la República.

La casa de la familia Nuche fue rociada con gasolina en marzo de 1936, y se salvó por poco de ser incendiada. Durante la Guerra Civil, custodiaron en esa casa diversas tallas y enseres de la cofradía del Nazareno. Quizá por aquel pasado, su padre, que se dedicaba a la administración de negocios familiares de empresas marítimas, le dio un consejo que nunca olvidó: "Nunca entres en política ni en fútbol". Lo ha cumplido, aunque tampoco olvida que le dijo: "La proyección pública se puede conseguir desde la sociedad civil".

Miguel creció junto a sus hermanos, María de los Ángeles, Francisco (ya fallecido) y Rosario. Estudió en San Felipe Neri (primero en el casco antiguo y después en Extramuros). Guarda cariñosos recuerdos de don Ciriaco y el padre José María. Y tampoco olvida sus vínculos con los jesuitas, ya que estuvo en la Congregación de los Luises, con el padre Muriel, desde pequeño. Hizo la primera comunión, en 1952, en la capilla privada que tenían los jesuitas en su residencia.

Estudió peritaje y profesorado mercantil en la Escuela de Comercio de Cádiz. Después se fue a Sevilla para terminar los estudios y hacer un doctorado en temas financieros. En Sevilla tuvo su primer trabajo, al ficharlo el Banco de Madrid para organizar el área financiera en su oficina regional.

Allí estuvo tres años, aunque seguía ejerciendo de gaditano. Por eso, se casó en Cádiz. En diciembre de 1972, en la parroquia del Carmen, contrajo matrimonio con Gloria Adorno, que actualmente es condesa de Montegil, título que entonces tenía su padre. Pertenece a una histórica familia jerezana, de origen genovés, uno de cuyos antepasados protagonizó la leyenda de la llegada a Jerez de la Virgen de Consolación. El matrimonio no tiene hijos.

Después de casarse, fichó por el Banco Coca para su oficina regional en Sevilla, pero abrieron una sede en Cádiz (en la esquina de Sagasta con el Callejón del Tinte) y se trasladó. Era un hombre inquieto. La siguiente etapa profesional le llevó a la Caja de Ahorros de Cádiz. Primero fue directivo en la capital, hasta ejercer como director regional del Campo de Gibraltar, con sede en Algeciras. Volvió a Cádiz como director de la Oficina Principal, cargo que desempeñó más de tres años

Hasta que se estableció por su cuenta en el mundo empresarial. Tras participar en diferentes sociedades, optó por dedicarse de lleno a mejorar la explotación familiar agrícola que tiene en la Finca Rancho de Montegil, en la que sigue como administrador. La finca está situada en el Pago de Montegil, entre Jerez y El Cuervo, y la ha ido ampliando. Dedica su producción especialmente al olivar.

Entró en la directiva de la Cámara de Comercio, como vicepresidente primero, en 1988, cuando la presidía Álvaro del Cuvillo. Estuvo en ese cargo ocho años. Después prefirió no seguir, para dedicarse a otras actividades, y ocupó la presidencia Ángel Juan.

Defiende el papel de la Cámara de Comercio y le gustaría que liderase un proyecto que estima vital para Cádiz. Consiste en atraer a los agregados culturales de las embajadas de Iberoamérica, para que Cádiz sea el eje del comercio entre Europa y América, como en los tiempos de la Casa de la Contratación. Se podrían aprovechar las ventajas de la Zona Franca.

Para muchas personas, la principal referencia de Miguel Nuche es su gestión como presidente del Casino Gaditano. Fue tesorero con Manuel Prada, antes de ser presidente en 1988. A lo largo de casi tres décadas, con un evidente cambio social en Cádiz, el Casino Gaditano ha pasado por dificultades. Ahora cuenta con un centenar de socios y tiene las puertas abiertas para muchas actividades.

Se ha renovado con fórmulas empresariales, que han permitido rehabilitar el edificio y asegurar el futuro de la institución. Un primer paso fue la donación modal a la ciudad de Cádiz, a través del Ayuntamiento, que permitió hacer obras con la contrapartida de garantizar 25 años de uso (prorrogables) al Casino Gaditano.

Además del acuerdo con el Ayuntamiento, alcanzaron otro con la Zona Franca, que ha permitido instalar un centro de negocios en la última planta, con despachos para actividades empresariales. Asimismo un acuerdo con el Grupo Vélez para servicio de restaurante y bar, que está abierto a uso externo y para los socios.

Pero la actividad más importante del Casino Gaditano es cultural. La vida de Cádiz está reflejada en su extraordinaria biblioteca, que admira a cuantas personas la visitan. Y a las personalidades que han firmado en su libro de honor, como dijo el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, cuando la visitó en 2014. A través de Internet se pueden consultar muchos de los fondos de la biblioteca, que se están digitalizando. Para ello, desde 2003, han firmado acuerdos y recibieron fondos de la UE para la investigación científica. En 2010 consiguieron una subvención de la Junta para proyectos de archivística. Asimismo han digitalizado otros fondos tras acuerdos con el Ayuntamiento de Cádiz y la Universidad de Boston.

El Casino Gaditano recibió la Medalla de Oro de la ciudad en 2003. Cuenta con una Junta Consultiva, que está presidida por José Pedro Pérez-Llorca.

A Miguel Nuche le gusta más hablar del Casino que de él mismo. Es hermano de las cofradías del Nazareno y Ecce Mater, así como de la Santa Caridad. Le viene de familia. Y no sólo en el Nazareno. Su bisabuela, María de los Ángeles Sáez de Tejada, viuda de Iraola, donó en 1910 el manto bordado del Ecce Homo. También viene de familia la relación con la Asociación Manuel de Falla, ya que la abuela del músico era una Nuche. Y el suegro de Maribel de Falla y el padre de Miguel eran primos, por la parte de Iraola.

Miguel Nuche tiene esa sencilla naturalidad de la distinción. Es un gentleman gaditano, de los pocos a quienes se les aprecia antes de que digan nada. Le gusta andar. Vive en Bahía Blanca, pero en los últimos tiempos está con frecuencia en el campo, en la finca de Montegil, donde vive su suegra, que ha cumplido 92 años. Le gusta la caza menor (sobre todo perdices), aunque la practica poco.

Se mueve entre Cádiz, Jerez y Sevilla, sin olvidar nunca que es tan gaditano como el Casino que preside. O como la calle San Miguel, donde nació y vivió, justo enfrente del yacimiento fenicio y del Teatro Cómico, y al lado de la casa donde el arcángel se muestra inflexible contra el mal. Esto también lo aprendió Miguel desde pequeño. Y ahora sigue soñando con un Cádiz mejor y más próspero, que no le parece imposible.