Cádiz

El planeta no para de crecer: llega a los 8.000 millones de habitantes. ¿Por qué Cádiz le lleva la contraria?

Bloques de viviendas que colapsan los extramuros de Cádiz.

Bloques de viviendas que colapsan los extramuros de Cádiz. / Julio González

Este martes el planeta Tierra ha llegado a los 8.000 millones de habitantes. El número 8.000 millones se llama Damián y ha nacido en la República Dominicana. El crecimiento es constante en el último siglo, concentrándose en los países menos desarrollados de África y Asia. El próximo año India superará a China en población: hoy ambas rondan los 1.400 millones de residentes cada una.

Hasta 1800 la humanidad no llegó a los 1.000 millones de personas. El inicio de la Revolución Industrial, y la colonización de muchos territorios que permanecían vírgenes, comenzaron a elevar esta cifra cada vez con mayor rapidez. Hace apenas doce años se llegó a los 7.000 millones y se espera que en el 2050, tras entrar en una cierta ralentización, se alcancen los 9.000.

España ha mantenido en estos años, también, su particular crecimiento de la población, aunque a un ritmo más lento que los países de su entorno, a pesar de su mayor tamaño en muchos de los casos. En los últimos años, además, la llegada de extranjeros ha sido esencial para aumentar el padrón anual ya que si fuera por la población autóctona se hubiera producido un leve decrecimiento en algunos años.

La ciudad de Cádiz, para llevar la contraria, acumula un descenso continuado en su censo que se inició a mediados de los años 90 del pasado siglo y que no parece que tenga fin.

Lejos quedan los tiempos en que la capital gaditana estaba entre las ciudades más pobladas de España. En el siglo XVIII, y también en determinadas etapas del XIX, Cádiz apenas era superada en población por Madrid, Barcelona o Sevilla. Incluso inició el siglo XX entre las diez capitales con más habitantes.

Todo ello se logró gracias a ser una ciudad cosmopolita, volcada en el comercio exterior con América y Filipinas, residencia de familias procedentes de media Europa. Y todo, con un término urbano de menos de dos kilómetros cuadrados de espacio residencial, rodeado por murallas, mientras que la zona de defensa militar dificultaba la expansión por los extramuros.

Esta dificultad, la crisis política y la crisis económica que asestó un duro golpe a la ciudad, se unieron para limitar el crecimiento en el final del siglo XIX y el inicio del XIX.

Si en el censo de 1787 Cádiz tenía 71.080 vecinos y Jerez apenas llegaba a los 45.000, en el inicio de 1900 las dos localidades irán parejas con una leve ventaja de la capital, que se desvanecerá en 1940, cuando se producirá el adelantamiento.

A pesar de todo, la capital seguirá creciendo, lentamente. Los ayuntamientos de la dictadura plantearon, con sus propios medios o con el apoyo privado, operaciones urbanísticas de gran calado que tenían como objetivo crecer y crecer en número de habitantes. El relleno en la Bahía de finales de los 60 proyectaba una ciudad de 600.000 habitantes, mientras Puerta Tierra crecía en altura. José León de Carranza llegó a defender, incluso, la expansión de Cádiz en suelo de Puerto Real, como si fuera un barrio más de la ciudad.

El tope de vecinos se alcanzó a mediados de los años 90. Apenas se llegó a los 155.000 residentes, iniciándose a partir de entonces un constante descenso, que nos deja ahora en 114.000 vecinos. Y la tendencia a la baja no parece que vaya a parar. La falta de suelo, el elevado precio de la vivienda (a niveles de las grandes capitales del país), la búsqueda de muchas familias de chalés con terreno libre (algo inviable en Cádiz), ha ido restando esta población. Y eso que, por el reducido término municipal, la ciudad sigue estando entre las de mayor densidad de población de toda España. Eso sí, sin ayudar en el crecimiento global del planeta.

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