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"El objetivo es callarte"

  • Helena Maleno y el veterano reportero Alfonso Armada hablan del relato migratorio

Alfonso Armada y Helena Maleno en Cádiz, durante su participación en el congreso de Periodismo de Google.

Alfonso Armada y Helena Maleno en Cádiz, durante su participación en el congreso de Periodismo de Google. / Julio González

En el año 2012 las más altas instancias del Estado español decidieron emprender una persecución contra un elemento perturbador en la sensible política de la inmigración. El elemento perturbador nació en El Ejido en 1970 y tiene nombre: Helena Maleno. Al mismo tiempo que el pasado miércoles recibía el Premio de Periodismo de Derechos Humanos seguía su curso su procesamiento. Un dossier elaborado desde España por los ministerios de Jorge Fernández y José Ignacio Zoido, según narra Maleno, ha servido de base al reino de Marruecos para poner en marcha una acusación por favorecer la inmigración ilegal.

Favorecer la inmigración ilegal es ser un vehículo de comunicación para los familiares de los inmigrantes, estar en los bosques donde se refugian los inmigrantes que cruzan África con destino a Europa, hablar con los inmigrantes, que los inmigrantes tengan a través de su cuenta de facebook con 140.000 seguidores un referente de información. Gente en tránsito, sin derechos, que apenas tienen modo de alcanzar ese bien preciado. Puede acabar en la cárcel por ello.

Maleno ha estado en las jornadas de periodismo organizadas por Google en Cádiz para hablar de derechos humanos en compañía de otro miembro del oficio que representa la dignidad de esta profesión: Alfonso Armada. Armada ha sido corresponsal de guerra en Ruanda y Sarajevo y hoy preside Reporteros sin Fronteras. El testimonio de ambos es enormemente valioso para combatir el cinismo.

Maleno admite que es “difícil trabajar bajo la presión de un procedimiento. Es agotador. El objetivo es callarte”. Quisieron callarla cuando reveló las devoluciones en caliente en ElTarajal, en Ceuta. La intervención de la Guardia Civil acabó con la muerte por ahogamiento de nueve inmigrantes. El ministro del Interior negó que aquello hubiera sucedido. “Hasta yo dudé -explica Maleno-. Porque nosotros no revelamos lo sucedido en El Tarajal, sino la gente de allí a la que conocíamos y con la que trabajábamos hace mucho tiempo. Una colaboradora me dijo: ¿a quién vas a creer, al ministro del Interior o a personas a las que conoces de toda la vida?”

Desde entonces, mas allá de la presión judicial, los correos a veces no funcionan, hay intentos de eliminar su twitter, hackean su facebook, un virus destruyó su disco duro... “La seguridad en las redes para nosotros es básica poque es nuestro modo de llegar a los inmigrantes, a las familias que buscan a los desaparecidos y porque tenemos que proteger a nuestras fuentes”, asegura.

Armada, periodista del cara a cara, de ganarse la confianza de los protagonistas de sus reportajes, poner rostros y nombres, considera que “la inmigración es el gran test de la supervivencia moral de Europa y, de momento, lo estamos suspendiendo”.

Lamenta que el periodismo, salvo honrosas excepciones, tenga aún “grandes agujeros” en el relato de la inmigración, un relato “a distancia, repetitivo, reiterativo. El Mediterráneo es un mar lleno de cadáveres. Pero están también los que mueren en la ruta, en el desierto, en la frontera. Con los números no decimos grandes cosas. Queremos conocer sus nombres, su vida, su experiencia”. En ese sentido hay un periódico local como El faro de Ceuta, como quiso subrayar Maleno, que ha encontrado otro modo de contar esas historias. Muchos periodistas, entre ellos el que esto escribe, se sienten orgullosos del trabajo que se hace con pocos medios desde ese rotativo.

También ha contado Maleno historias. Lo ha hecho con su celebrado informe sobre las mujeres inmigrantes y la violencia sexual que sufren en su camino hasta el punto de formar parte de la estrategia migratoria. “Hablamos con ellas y les preguntamos cómo se ven a sí mismas. Entonces ellas te dicen que se ven fuertes, resilentes, dignas. Pero también les preguntan cómo son vistas por la sociedad que llegan y entonces perciben que son vistas como negras, putas y analfabetas”. Esa es la consecuencia del no relato que mencionaba Armada, un no relato por el cual, por poner un ejemplo, las cuatro pateras que este verano han naufragado en el mar de Alborán con un indeterminado número de muertos no figuren en el no registro de Interior. “¿Y qué hay peor para una persona que convertirla en un no ser y a sus familias privarlas incluso del duelo?”

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