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Historias de Cádiz

Un novillo disuelve un entierro

  • Diversos incidentes ocurridos en nuestra ciudad con motivo del traslado de reses a la Casa Matadero del Campo del Sur

  • Accidentado sepelio en la calle Pelota

Novillos del rodaje de la película de Tom Cruise y Cameron Diaz, en 2009, que escaparon y llegaron al Campo de las Balas.

Novillos del rodaje de la película de Tom Cruise y Cameron Diaz, en 2009, que escaparon y llegaron al Campo de las Balas. / Lourdes de Vicente

Muchos gaditanos recordarán lo sucedido en noviembre de 2009, durante el rodaje en las calles de nuestra ciudad de la película ‘Noche y día’, protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz. Unos novillos que debían correr por la calle Ancha, simulando un encierro, decidieron dar la vuelta en la calle Barrié y emprender una carrera por los alrededores del Mercado y algunas otras calles para llegar hasta el Campo de las Balas, donde pudieron ser controlados. En su carrera los novillos dieron varios sustos, una mujer resultó arrollada y otra sufrió una crisis de ansiedad.

Pero con independencia de ese suceso extraordinario, lo cierto es que la presencia de reses sueltas por las calles de Cádiz ha sido relativamente frecuente, si tenemos en cuenta que la Casa Matadero estuvo muchísimos años situada junto a la Cárcel Real y muy cerca de las Puertas de Tierra. El ganado debía recorrer largo trecho hasta el Matadero y no era extraño que se que produjeran incidentes que provocaban situaciones peligrosas y, en ocasiones, algo jocosas.

El ganado para el abastecimiento de Cádiz procedía en gran medida de las dehesas de la provincia y era conducido a unos terrenos propiedad del Ayuntamiento gaditano situados en Puerto Real (Venta de Afuera) o San Fernando (Alcudia). Desde allí las reses eran conducidas a Cádiz entrando por las playas de Cortadura y la Victoria, carretera del Blanco y, tras cruzar las Puertas de Tierra, al Matadero. Por aquellos años, finales del siglo XIX y comienzos del XX, la afición a los toros era desmedida y todos los muchachos aspiraban a ser famosos lidiadores. De esta manera, las reses que marchaban hacia el Matadero eran continuamente asaltadas para ver si alguna vaca o novillo embestía y daba ocasión a que alguno de los muchachos demostrara sus aptitudes toreras. Pero también ocurría que algún animal, ante el acoso de los aspirantes a torero, hiciera caso omiso de los vaqueros y tomara rumbo distinto al de la manada, provocando accidentes y sustos entre la pacífica población.

Es lo que ocurrió por ejemplo en marzo de 1905, cuando un grupo de vacas fue asaltado por los aficionados en la carretera del Blanco, donde hoy se sitúa la parte trasera del colegio de San Felipe Neri. Vacas y novillos, al encontrarse separados de la manada, emprendieron veloz carrera desperdigándose por los extramuros. Durante todo el día anduvieron sueltos por la zona y abundaron los sustos y las carreras entre los pacíficos vecinos. La intervención de los vaqueros y de los guardias municipales consiguió que al final del día todos los novillos quedaran en el interior del Matadero.

Un mes más tarde la intervención de los aspirantes a torero tuvo lugar en Cortadura. En esta ocasión un novillo de considerable envergadura dio la vuelta y emprendió veloz carrera introduciéndose en el Ventorrillo del Chato, con el consiguiente susto para los que allí se encontraban. La autoridad, para evitar estos desmanes, encargó a la Guardia Civil la vigilancia del transporte de las reses.

El ganado con destino al Matadero también llegaba a Cádiz por vía marítima. Hasta bien entrado el siglo XX era mucho más sencillo y rápido traer mercancías de Tánger y otras poblaciones del norte de África que de la mayor parte de los pueblos de la provincia. El vapor Mogador hacia semanalmente varios viajes de ida y vuelta a Tánger conduciendo verduras, huevos y ganado para nuestra población.

En el muelle de nuestra ciudad y con unos tablones se improvisaba una pequeña cerca para el ganado. Mozos y vaqueros de la Casa Matadero se encargaban posteriormente de conducir las reses, por la Cuesta de las Calesas, hasta el Matadero. La estancia en el muelle de vacas y novillos provocaba inevitablemente la presencia de muchachos ansiosos por demostrar su valentía taurina.

En julio de 1900 el vapor Mogador desembarcó cuatro novillos que tenían muy poco de mansos. En cuanto fueron acosados, los bichos rompieron los débiles tablones de la cerca en que se encontraban y salieron de estampida. Dos de ellos fueron al agua. Otro emprendió veloz carrera por el muelle llegando hasta los establecimientos La Flor Marina y La Marina, convirtiendo aquello, como describe Diario de Cádiz, en “un campo de pánico y desolación”. Los pacíficos clientes salieron corriendo y el novillo arrasó con todo lo que tuvo a su alcance.

El último de los animales cruzó la Puerta del Mar y entró en la plaza de San Juan de Dios, causando el lógico pánico de todos los vecinos. Después llegó a la calle Pelota, por donde transcurría un solemne entierro, encabezado por la Cruz Parroquial y las insignias de varias cofradías. Relata este periódico que todos salieron de estampida, incluidos familiares y amigos del fallecido y alguna que otra autoridad que también asistía al sepelio, “viendo precisados a abandonar el ataúd para ponerse a salvo”. Pese a la huida, tres personas resultaron lesionadas por el animal, que finalmente pudo ser enlazado en la plaza de la Catedral.

Unos años más tarde ocurrió otro suceso similar, cuando un novillo, acosado por mozalbetes en el muelle, emprendió la huida y entró en el palacio de la Diputación, provocando que los funcionarios tuvieran que encerrarse en sus despachos hasta que los vaqueros pudieron dominar al novillo y conducirlo de nuevo hasta el muelle.

Diario de Cádiz al dar cuenta de estos sucesos reclamaba la presencia de la Guardia Civil en los muelles para poner un poco de orden y evitar que un día pudiera producirse una lamentable tragedia.

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