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Cádiz

Una novela y diecisiete nietos

  • Manuel Baro Marín fue maquinista naval, empresario de 24 cines y con 82 años, siete hijos y 17 nietos, presenta su primera novela "Me prejubilé con 79 y me puse a escribir", afirma

Su vida es un Titanic. Empezó con los barcos, se metió en los cines y al final se ha hecho novelista. Se podía haber anunciado como esas cosas inverosímiles, artículos mágicos que aparecían en los cruces de caminos. Lo nunca visto: escritor a los 82 años. Manuel Baro Marín (Chiclana, 31 de diciembre de 1931) tiene una novela y diecisiete nietos. Es hombre de decisiones drásticas.

Con 25 años, el mismo día que supo que Juana Álvarez, su mujer, había dado a luz a la primera de sus siete hijos, se desembarcó definitivamente, poniendo fin a una etapa de maquinista naval que le llevó por mares recónditos, vocación a la que llegó "harto de sacar virutas en la carpintería de mi padre". Fue empresario de cines, llegó a tener 24 salas -dieciséis de verano, ocho de invierno- y en 1976 las cerró, "todas el mismo día". The End o Continuará. "Con 79 años me autojubilé y me puse a escribir".

Este niño de la República que vivió la guerra en Cádiz -"allí sólo cayó una bomba en la calle Pasquín"- se ha estrenado con una novela que lleva por título una pregunta que no le ha sabido responder nadie, "y se la he hecho a médicos, monjas y curas". ¿Cuándo se tuerce el dedo de Dios? (Punto Rojo) es el intrigante enunciado del libro que hace unos días, con la colaboración de sus hijos Pilar, Manuela y José Manuel, y su nieta Juana, promocionó y vendió en la Encarnación de Sevilla, bar Spala.

En el libro se mezclan algunas de las muchas vidas que ha tenido Mabarín, el acróstico con el que firma sus papeles. Ava Gardner y Rita Hayworth, que tantas tardes y noches de gloria le dieron a sus salas de cine, son dos pecadoras que tientan al insólito protagonista de la novela. Una vuelta de tuerca a Chesterton, Bernanos y Papini.

En el mundo hay mucha violencia, parte el autor como premisa fundamental, y Dios decide que tiene que mandar a un nuevo hijo para que vuelva a reinar la armonía. Cinco parejas de apóstoles van a los cinco continentes buscando a la "mujer perfecta", la madre de este hijo de Dios que se llamará Manolo. La elegida es una joven viuda de Grazalema, digna de los pinceles de Julio Romero de Torres. El novelesco hijo de Dios estudia Medicina, convence a Reagan y Gorbachov para que derriben el muro de Berlín, se asocia con Teresa de Calcuta y se convierte en modelo de Benedicto XVI para poner fin a su pontificado.

Su vida es de película. Se embarcó en el mayor trasatlántico español, el Cabo de Buena Esperanza, y después en los petroleros de Campsa. Más tarde fue jefe de control de centrales térmicas y empezó con la aventura del cine. Comenzó con el cine Maravillas, en la gaditana calle Brunete, muy cerca del cine del mismo nombre. "Cogí la peor época para el cine. Existía el bloqueo americano y no llegaban películas americanas, que eran las que la gente quería ver. Sólo dábamos películas alemanas de la UFA y otras con cortes de Jaimito".

El bloqueo terminó y el empresario siguió abriendo cines en Cádiz, Sanlúcar, Sevilla, Morón, Villanueva del Río y Minas y Cantillana, donde viven sus dos hijas mayores, Pilar y Manuela, que con su hermano se convirtieron en agentes literarios de su padre. Vocación tardía de un "chaval" octogenario. Un abuelo que no es el de Galdós. "No leo nada, porque me paso el día escribiendo". Conoce las máquinas de los barcos y los secretos de las películas. "Guerra y paz costó el mismo dinero que Los diez Mandamientos, pero no dio un duro. La película que más dinero me dejó fue Esplendor en la hierba".

Este paisano de Quiñones ha invertido el camino de iconos literarios como Torrente Ballester o Caballero Bonald. El de Ferrol y el de Sanlúcar querían ser marinos, pero se hicieron escritores. Baro Marín lo ha hecho al revés. Le han salido quinientas páginas y ya prepara una segunda parte.

Sus cinco primeros hijos nacieron en Cádiz, el sexto en Sanlúcar -allí tuvo un cine Rialto de verano, un Barrameda de invierno-, el pequeño en Sevilla. La ciudad en la que reside y con la que tuvo relación como marino. "Los barcos entraban en Sevilla, pero los oficiales normalmente nos quedábamos en Bonanza, en el barco de los prácticos".

Si tuviera que personalizar en un actor o actriz el éxito de su etapa cinematográfica, dice sin duda que Rock Hudson. "Un día pusimos Imitación a la vida y los acomodadores me dijeron que había que llamar a la Policía de tanto gentío". El actor de Gigante aparece en la novela. "Reagan le presenta a Manolo y a su madre y se queda fascinado con su belleza. Cuando se entera que son de Cádiz, se lo explica. Poca gente sabe que Rock Hudson pasó una Semana Santa en Cádiz".

A los viandantes de Puente y Pellón les sorprende el título de la novela y del reclamo, "Escritor a los 82 años", que aparece junto a un cartel del bar que parece un próximo estreno: Mojito Cubano.

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