OBITUARIO

Muere Paco Chicón, el del Veedor, uno de los referentes de los ultramarinos de Cádiz

Paco Chicón, conversando con Diario de Cádiz en 2013.

Paco Chicón, conversando con Diario de Cádiz en 2013. / Fito Carreto

El prototipo de almacenero de Cádiz es aquel que aún jubilado sigue acudiendo a su negocio, ya en manos de las nuevas generaciones, para controlar su funcionamiento. Francisco Chicón, Paco, era uno de ellos. Se jubiló en 2013 pero se mantuvo en su selecto ultramarino de la calle Veedor, atendiendo y conversando con sus clientes, los nuevos y los de siempre, otra norma de los veteranos del sector. Paco Chicón ha fallecido este miércoles.

No vino del norte, como muchos compañeros de negocio. Llegó procedente de Málaga, nacido en 1946 en El Burgo, con una familia de nueve hermanos en plenos años duros de la posguerra, lo que le llevó a dejar el colegio apenas con nueve años para ponerse a trabajar. Una vida extremadamente dura para un chico tan joven.

Con tres años más, apenas doce, se plantó ante su padre (que decía que era "un niño comunista" de tanto que se quejaba) y se vino para Cádiz.

Un viaje nada extraño. Aquí ya tenía a un hermano mayor, encargado de un almacén en la calle Santo Domingo. Eran tiempos aún duros en los que Cádiz seguía atrayendo como un imán a muchos cántabros y gallegos, uno para sus ultramarinos y los otros para la pesca, así como a vecinos de la Sierra. Que Paco Chicón viniese de Málaga era, por lo tanto, algo menos habitual.

Como si fuese norma en su vida, tres años pasaron y nuevo cambio de domicilio. Ahora, al norte, a Bilbao, donde residía en un caserío otro de sus hermanos. Trabajó en varias fábricas. Hizo la mili (en el Sahara) y retornó a Cádiz, recalando en un almacén en la calle Vea Murguía, que acabó arrendando con apenas 28 años.

Su saltó definitivo fue esta ves de apenas unos cientos de metros. El 21 de noviembre de 1976 llegó al ultramarino de Veedor, primero como inquilino, tras un traspaso, y más tarde, ya como propietario.

En el local, que como buen ultramarinos contaba con su propia barra, Paco Chicón marcó su estilo. De trabajo (muchas horas), de conversación (con sus muchos amigos-clientes), y de excelencia (cuidando la calidad del género) .

Y así siguió, hasta que ya ha tenido que bajar la baraja de su vida.

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