Enrique Arroyo Nombela, uno de los referentes en el mercado inmobiliario de Cádiz, ha fallecido a la edad de 74 años. Desde hacía un tiempo residía en Conil, donde sin dejar a un lado sus negocios en la capital acostumbraba a darse grandes paseos.

Arroyo llegó, procedente de Madrid, en 1987. Era una época entonces en la que las administraciones no habían iniciado la reforma integral del casco antiguo de Cádiz, donde se mantenían cientos de fincas en muy mal estado y donde abundaban las infraviviendas. 

Comenzó entonces una larga carrera como promotor inmobiliario privado, un trabajo casi inexistente que le llevó a toparse con algunos colectivos ciudadanos, críticos con su forma de actuar.

En inicio de la rehabilitación del casco histórico en 1999 impulsó sus negocios, hasta el punto de convertirse en el principal promotor privado y el que, tras la Junta y el Ayuntamiento, más fincas rehabilitó en la ciudad.

Siempre rechazó salir en los medios de comunicación. Su primera entrevista la dio a Diario de Cádiz en 2007, dos décadas después de su llegada a la ciudad. En aquel momento su empresa atendía a 700 familias en pisos de alquiler.

La entrada en el negocio de su hijo Darío, con el que trabajaría estrechamente, activó proyectos de mayor nivel, rehabilitando con gran esmero grandes fincas en el centro y sacándolas al mercado de venta.

Aunque en los últimos años había reducido su presencia en su despacho de Cádiz, ya fuera desde el mismo como desde su casa en Conil no desatendía ni un minuto el desarrollo de sus negocios.