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Cádiz

El inesperado milagro de la vivienda en el barrio de Santa María de Cádiz

La nueva finca de nueva planta levantada en la calle Santo Domingo.

La nueva finca de nueva planta levantada en la calle Santo Domingo. / Lourdes de Vicente

Las obras de dos promociones de vivienda de nueva planta están a punto de terminar en Cádiz. Si bien es cierto que construir en la ciudad está cada vez más complicado, a pesar del boom del sector privado de los últimos años, lo relevante es que ambas operaciones se han ejecutado en el barrio de Santa María.

Encontrar suelo libre para construir en este barrio, uno de los más antiguos de la ciudad, resulta una operación complicada, como en la mayor parte del casco histórico. Si acaso, quedan unas pocas de fincas vacías sobre las que se puede actuar en materia de rehabilitación, manteniendo fachada y, en determinados casos de proyección de la finca, la propia estructura interior de la misma.

No ha pasado así en los dos proyectos que ahora se culminan en Santa María. En las calles de Santo Domingo y Público se ha actuado sobre solares libres, que en el primero de los casos correspondía al histórico local de la Lavandería Europa. Hay una tercera promoción privada que está en ejecución, en este caso en la calle Gloria (en un edificio donde estaba la panadería del mismo nombre). En conjunto salen al mercado una treintena de nuevas viviendas. En el caso del proyecto en Santo Domingo destaca que en su parte trasera se habilita un jardín de 50 metros cuadrados de superficie para cada una de los pisos ubicados en la planta baja.

El Ayuntamiento, por su parte, tiene pendiente el inicio de trabajos en dos promociones en la calle San Juan Bautista.

Todos estos proyectos ayudan a recuperar algo el dinamismo poblacional en uno de los barrios que más habitante ha perdido en las últimas décadas, hasta el punto de estar a punto de convertirse en el menos poblado de los existentes en el casco antiguo, con apenas 4.000 vecinos.

Lo cierto es que desde mediados de la década de los años 90 y con especial intensidad tras la puesta en marcha del Plan de Rehabilitación del Casco Histórico en 1999, la mejora de la habitabilidad en Santa María, como en todo intramuros, ha sido más que evidente.

Una mejora radical en la calidad de vida en cuanto a la vivienda que ha ido acompañada con la eliminación de toda la infravivienda existente en el barrio y la eliminación, también, de pisos de reducido tamaño donde vivían varias familias. Es decir, ahora hay 4.000 vecinos, frente a los más de 10.000 que poblaron la zona en en las primeras décadas del siglo XX, a cambio de una situación residencial sostenible.

Planes para derribar el barrio

Cabe recordar que tanto en 1902 como en 1953 desde el Ayuntamiento de la ciudad se plantearon proyectos de derribo total o parcial del barrio. En la etapa de Enrique Díaz Rocafull, a principios de siglo, se hablaba de una situación de "hacinamiento infrahumano en sórdidas viviendas". Claro que en esta época, la ciudad estaba aún atrapada por las murallas, que no comenzarían a derribarse hasta 1906, e incluso la urbanización de los extramuros (esencial para construir casas donde realojar a estos vecinos) no se impulsaría hasta el final de la Guerra Civil.

En cuanto al plan de desalojo durante el gobierno de José León de Carranza, que llegó a pedir ayuda al dictador Francisco Franco, éste no se ejecutó por elevado coste, 50 millones de pesetas de la época que era mucho más del presupuesto anual del Ayuntamiento, y la imposibilidad de realojar a todo el vecindario. En aquel momento la vivienda era un problema extremo que se extendía por toda la capital.

Poco más de una década más tarde, el obispo Antonio Añoveros encargó a todas las parroquías de la ciudad un estudio sobre la vivienda en Cádiz. Los resultados fueron escandalosos y pusieron en evidencia a la administración local de la época. Poco antes, el predecesor de Añoveros, había afirmado que la falta de casas higiénicas en Santa María provocaban situaciones de "promiscuidad, incesto y demás lacras sociales". 

Hoy, Santa María no tiene nada que ver con esta imagen de abandono. Ni incluso la que en la décadas de los 70 provocó la salida de los vecinos a sus calles protestando por la presencia de las drogas y la falta de inversiones.

La transformación conseguida gracias a los ayuntamiento democráticos ha permitido eliminar la infravivienda, en un barrio seguro que defiende su historia como una de las cunas del flamenco. Y defiende también la necesidad de completar la recuperación de todo el parque de vivienda.

Fincas en la plaza de la Merced, propiedad de la Junta, que están sin uso. Fincas en la plaza de la Merced, propiedad de la Junta, que están sin uso.

Fincas en la plaza de la Merced, propiedad de la Junta, que están sin uso. / Lourdes de Vicente

En este sentido, pendiente de las promociones propiedad del Ayuntamiento, el municipio tiene también terrenos en la zona de la Merced. En la misma plaza, la Junta aguanta con sus dos últimos edificios en el barrio, en los número 5 y 7 de la plaza.

"Afortunadamente para el barrio, se logró eliminar la infravivienda antes de que llegase la crisis económica que afectó al desarrollo del Plan de Rehabilitación", destaca a este diario el presidente de la asociación de vecinos, José Rodríguez. Ahora, y desde hace ya un tiempo, la entidad viene reclamando al Ayuntamiento una modificación en las normas urbanísticas que permitan transformar antiguos locales comerciales en viviendas.

Así, se calcula que hay entre 30 y 40 antiguas tiendas que no tienen uso y en las que es difícil recuperar su uso comercial. Por ello consideran más necesario para el barrio permitir su transformación en viviendas. En este sentido, se destaca que su ubicación en la planta baja podría permitir su traslado a las mismas a personas mayores con problemas de movilidad, que hoy viven en plantas altas.

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