Una mezcla de estilos en la calle Armengual de Cádiz

La vivienda que hoy recorremos se encuentra ubicada en la Calle Armengual en un segundo piso. Su propietaria refleja su creatividad en los diferentes rincones que ha creado en la casa. En su decoración ha conservado los elementos originales, que ha mezclado con una decoración ecléctica.

La casa tiene una superficie de 130 metros cuadrados repartidos entre la cocina con office, tres dormitorios, un salón y un estudio. Las dimensiones, tanto en las habitaciones como en las alturas de sus techos, hace una decoración más visible.

En el salón se ubica en uno de sus laterales una pareja de sofá de cuero de Ikea en torno a una original mesa de madera realizada con paneles. En la misma se ha colocado como objeto decorativo un ventilador de hierro fundido. Todo ello se apoya sobre una alfombra de la firma Beni Ourain.

En otro de los laterales de la habitación se ha dejado la piedra vista, en la cual se ha colocado una estantería retro iluminada. Sobre ésta se deposita una colección de discos de vinilo y libros de sus propietarios.

Entre los elementos decorativos en este espacio se encuentran un chubesqui y un ventilador industrial. En una de sus paredes cuelga una escultura de madera que representa una cabeza de ciervo, que adquirió en uno de su viajes. El guiño a a Cádiz se refleja en una pareja de pinturas que cuelgan de la pared del pintor gaditano Manuel Rey Piulestán junto, a una foto de las placas del nomenclátor de Cádiz, realizada por Hans Joseph Artz. También se puede apreciar un grabado que representa la cancela del Colegio de Médicos de Cádiz. Para toda la estancia descrita se ha elegido el color verde.

La cocina es otro de los espacios más vividos de la casa. Se ha elegido, para su suelo, un material porcelánico imitando a la madera. El mobiliario de cocina es de color blanco roto que lo combina con una encimera de silestone gris, junto a un friso de azulejos blancos. A todo este conjunto le acompaña una gran campana.

Otra parte de la cocina la ocupa el office presidido por un mueble vintage de cocina en color amarillo, junto, con una mesa blanca con cuatro sillas de hierro también de color amarillo. Se utiliza la iluminación industrial para los diferentes espacios de la cocina. En sus paredes cuelgan diferentes anuncios antiguos de publicidad, junto, a un reloj inspirado en los antiguos de las estaciones de ferrocarriles. Un antiguo peso de los años 20 del siglo pasado también se utiliza como ornamento de la cocina.

Las paredes del cuarto de baño utiliza la piedra casi en la totalidad de su revestimiento. Entre sus pieza se encuentran un antiguo espejo de metal adquirido en un rastrillo y una repisa del mismo material y tonalidad.

Otra de la estancias de la casa es el estudio en la que una de sus paredes la ocupa otra obra del pintor gaditano Piulestán, titulada ‘Los siete pecados capitales’. Un aparador de estilo art déco se utiliza como mueble auxiliar. Una de sus esquinas la ornamenta un singular esterilizador de principio del siglo pasado.

El dormitorio principal conserva en una de sus paredes la piedra vista. El cabecero esta realizado con una pieza de madera tallada, procedente de Tailandia. La cama la cubre un tapete de crochet marroqui y en el piecero se ha colocado un baúl de madera de Maisons du Monde. En uno de los laterales de la habitación, como mueble auxiliar, se ubica una cómoda de madera natural lacada en blanco sobre la que se apoya un gramófono. En esta estancia, se ha recuperado, el suelo hidráulico original de la casa. Todo ello descansa sobre una alfombra Bereber.

Las estancias descritas se encuentran comunicadas mediante un pasillo. Entre los elementos elegidos en el mismo para su decoración se pueden apreciar una alfombra africana y un espejo reciclado de los años 20.