Cádiz

Un lustro trabajando sonrisas

  • La Asociación Museke, creada en Cádiz, cumple ahora cinco años Su objetivo es mejorar la vida de los niños más pobres de Ruanda

Museke significa "sonríe" en el idioma oficial de Ruanda. Es la palabra que más repitió Carmen Gil de la Haza cuando estuvo allí por primera vez: le daba caramelos a los niños a cambio de una sonrisa. "El genocidio hizo mucho mal en Ruanda, ha dejado mucha huella. Es un pueblo muy pobre y con una tristeza tremenda", en palabras de esta mujer, que cuando se decidió a crear su asociación no dudó en llamarla Museke.

Se trata de una ONG fundada por Carmen Gil hace ahora cinco años que trabaja para mejorar la vida de los niños más pobres de ese país africano.

Esta gaditana de adopción cuenta que desde pequeña ha tenido la necesidad de trabajar en África, pero nunca había tenido la oportunidad. Hasta que en 2010 consiguió ir a trabajar durante un mes al hospital de Nemba, en Ruanda, gracias a un misionero español. "En el avión de vuelta, me pasó algo muy curioso y es que me quedé dormida y al cabo de varias horas, me desperté llorando por lo que había dejado allí, de tanta miseria que había visto", relata. "Cuando llegué a casa, reuní a mi familia y le transmití lo que había vivido", continúa. Así, fundo la asociación Museke en la que se involucró toda su familia y hoy es una ONG internacional con 150 socios.

Antes de volver de su primer viaje, Carmen Gil creó un comedor con su propio dinero para 20 niños y, cuando ya puso en marcha la asociación, ampliaron las plazas a 50. Hoy dan de comer a 230 pequeños y cuentan con 14 trabajadores.

También han creado talleres de artesanía, cestería, costura y agricultura; le pagan los estudios de Formación Profesional a varios adolescentes y, cuando acaben, "vamos a crear una cooperativa de mujeres para hacer costura y artesanía, para venderla en los hoteles de allí y enviarla a otros países. También hemos montado una tienda donde se venden productos de la tierra como frijoles, arroz, jabón y aceite, para autofinanciarse", comenta Carmen ilusionada, añadiendo que este año han construido cinco casas para familias de los niños que atienden y le están pagando la carrera a una persona discapacitada. "Intentamos dar cobertura a las familias más pobres entre los pobres", declara.

El próximo proyecto será poner en marcha una granja de gallinas ponedoras. De hecho, después de las fiestas navideñas Carmen irá a Ruanda para empezar el proyecto. "Cuando funcione la granja, podemos terminar el año que viene con casi 20 trabajadores", indica. El objetivo es "enseñarles a conseguir dinero por ellos mismos". También tiene en mente instalar otro comedor en la montaña, para los niños que viven lejos, ya que algunos tienen que caminar varias horas para llegar a la casa de Museke.

Carmen Gil está muy contenta con la labor que realizan, pero a veces se siente triste por lo que no pueden hacer. "A nuestra casa vienen muchos niños pero cuando vamos allí, hay colas de niños pidiendo que los admitamos en Museke. Es muy duro tener que decir que no podemos admitir más porque no tenemos dinero para todos. Eso nos hace sentir mucho dolor". Afirma que ahora se han encontrado con otro problema: "Se ha corrido la voz entre las montañas de Nemba de que Museke está dando trabajo y ahora nos encontramos con dos colas, la de los niños y la de los mayores pidiendo trabajo".

La fundadora y presidenta de Museke señala que lo que más necesitan actualmente son socios, que es lo que les da tranquilidad y seguridad. De vez en cuando organizan actos benéficos para obtener dinero para cosas extraordinarias "pero la comida tenemos que darla todos los días y para eso necesitamos tener la seguridad de que todos los meses nos entra una cantidad de dinero", explica.

Quiere insistir en que todo el dinero que recaudan se destina íntegro a Ruanda. "Está bien gestionado y estamos creando infraestructuras para que Museke se autofinancie el día de mañana".

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