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"Yo no he sido madre biológica, y si volviera atrás, tampoco lo sería". Así de contundente se expresa Silvia Buzón, madre de Abraham, un niño adoptado en Kazajstán hace unos cuatro años, cuando él sólo contaba con siete meses de edad. Su experiencia fue tan buena, que decidió repetir. Ahora está esperando otro u otra (todavía no sabe el sexo) de Bulgaria. Pero las cosas han cambiado desde que adoptó por primera vez.
Silvia fue de las primeras gaditanas en solicitar un niño en Kazajstán y, entonces, no había mucha demanda. Desde que solicitó la adopción hasta que se trajo a su hijo pasaron tres años, "pero por problemas en España. Cuando me dieron la idoneidad, sólo tardé cinco meses en viajar al país. Ahora es al revés. En cinco meses me dieron la idoneidad, porque ya la tenía y sólo la tenían que revisar, y llevo dos años y medio en lista de espera del país".
En los últimos años, los tiempos de espera para una adopción se han dilatado muchísimo. "Hablar hoy de adopción internacional es hablar de desesperación, por la espera", afirma Lourdes Delgado, asesora técnica de Acogimiento Familiar y Adopción de la Delegación para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía en Cádiz. Esta funcionaria señala que, actualmente, la media de espera es de unos 6 años, aunque hay algunos países, como China, que puede alcanzar hasta los 9. Comenta que hay familias que empezaron a adoptar cuando el proceso era más rápido y creían que su expediente se iba a resolver pronto, pero llevan 5 ó 6 años esperando. "Hoy ya se les informa desde el principio que la espera va a ser larga".
Lourdes Delgado advierte que "tener un expediente abierto o incoar un expediente en un país no te garantiza que se lleve a cabo una adopción". Ya que, aunque la Junta de Andalucía otorgue a unos padres la idoneidad para adoptar, hay países que piden unos requisitos muy exigentes. Según esta asesora técnica, hoy en día, la nación que más requisitos impone es China. Añade que los países africanos se caracterizan por la arbitrariedad de sus procedimientos.
Lourdes Delgado cuenta que, en España, históricamente existía adopción internacional principalmente en países sudamericanos. Pero a partir de un reportaje de los años 90 sobre los orfanatos en China y la política social de ese país, se produce un boom de la adopción en China. Al principio el proceso era muy rápido, pero desde 2007 hay "superacumulación de expedientes" y el país impuso unos requisitos muy estrictos. Comenta que hoy en día se están haciendo asignaciones de niños sobre expedientes entregados en agosto de 2006.
Por este motivo, en 2007 empezaron a entrar en juego otros países. Así, España estableció relaciones con Vietnam, Nepal y Kazajstán; tres países que actualmente tienen cerradas las adopciones por distintos motivos.
Según Delgado, el primer país en el que los gaditanos están solicitando menores ahora es en Rusia, cuya espera suele ser de unos cuatro años. También es el país más caro.
Silvia Buzón cuenta que el realizar una segunda adopción es más complicado. Sobre todo porque deben asignarle un niño menor al que ya tiene. Ella empezó los trámites para el segundo antes de que Abraham cumpliera los dos años y asegura que, en este caso, se lo está tomando de forma más tranquila que la vez anterior. "La primera vez es muy emocionante, tienes mucha ansiedad, muchos nervios. Los meses de espera se te hacen eternos. Y ahora estás más entretenida con el otro niño y no le das tantas vueltas a la cabeza. Llevas mejor la espera porque sabes lo que es".
Para Silvia y su marido, José Antonio Querubín, esta segunda adopción también está siendo más difícil porque la crisis ha hecho mella en su situación económica. Y el proceso de adopción es muy caro. Cuentan con la ventaja de que los trámites para Bulgaria son mucho más baratos que para Kazajstán. "Además, Bulgaria es un país muy transparente. Cuando te asignan el niño, te mandan fotos y certificados médicos. En Kazajstán fui a ciegas, no sabía sexo ni edad del niño o si estaba sano. Tuve suerte y me salió bien, pero fue una aventura".
Chari Coria afirma que ella también tuvo mucha suerte cuando adoptó a su niño, Daniel Bûi, en Vietnam. Ella se lo trajo con ocho meses y en enero cumplirá tres años. Asimismo, ha empezado los trámites para adoptar otro y ya tiene el certificado de idoneidad. Pero ha parado el proceso porque quiere adoptar en el mismo país, y actualmente Vietnam está cerrado a más solicitudes. Está esperando por si en enero vuelven a admitirlas. Si no, "me pensaré si adopto en otro país o nos quedamos sólo con Daniel".
Señala que con su primer hijo, los trámites fueron muy rápidos. "Tuvimos que esperar dos meses a que se abrieran las adopciones en Vietnam y mi niño fue el primer gaditano que llegó de allí. Desde que echamos el primer papel hasta que fuimos a por el niño, pasaron tres años", relata Chari.
Esta gaditana afirma: "Yo no sé lo que es que me estén esperando en un paritorio, pero la que ha parido no sabe lo que es que te espere toda tu familia y tus amigos en el aeropuerto, con la nariz pegada al cristal, para verte llegar con el niño. Eso es muy grande. Es una experiencia muy fuerte y muy bonita". Además, asegura que no ha tenido ningún problema con el niño, ni siquiera le ha dado malas noches. Cuenta que cuando fueron a recogerlo, con ocho meses, sólo pesaba seis kilos y le tenía que poner ropa de tres meses. "Pero cuando llegó aquí, enseguida cogió 3 kilos. Lo llevé al pediatra, le puse todas las vacunas y, gracias a Dios, no ha tenido ninguna enfermedad". Y dice que se está adaptando estupendamente. "Es un niño abierto, simpático, muy independiente y en la guardería está contentísimo".
Chari espera que la próxima vez le vaya tan bien como con Daniel, pero es consciente que "cada adopción es un mundo". De hecho, afirma que tiene amigas que les gustaría tener otro niño pero "no van a repetir porque acabaron psicológicamente fatal. Han estado hasta 6 años esperando".
Aparte del tiempo de espera, la mayor queja de los padres adoptantes es el dinero que cuesta. "El reconocimiento médico y el certificado de penales, que hay que ir a Sevilla a entregarlo, tenemos que renovarlo cada seis meses hasta que el expediente llegue a Vietnam. Y eso es un dinero. Además del informe de los psicólogos y del asistente social, que son los que te dan la idoneidad", expresa Chari. A esto hay que añadir los viajes al país. En total, según informa Lourdes Delgado, una adopción puede salir de media entre 20.000 y 25.000 euros.
Pero los gastos no terminan al tener al menor en casa. Silvia relata que "todos los años tenemos que hacer un informe de seguimiento del niño, que en el caso de Kazajstán te lo exigen hasta los 18 años. Y lo tiene que hacer la empresa que te dice la Junta, que cobra un dineral. Luego hay que pagar un traductor jurado, que cuesta otro pastón. Y eso cada año. Además a nosotros nos caduca la idoneidad en enero, y la renovación nos cuesta unos 800 euros. Es un dineral y hay muchas parejas que no pueden adoptar porque no pueden asumir los gastos al no existir ninguna ayuda. En realidad, nadie puede afrontar esos gastos, pero hacemos un esfuerzo y nos privamos de todo para tener nuestro niño, porque merece la pena".
Laura (nombre ficticio, ya que no quiere revelar su identidad) es madre soltera de un niño adoptado en Rusia y está esperando otro de Bulgaria. Ella se queja de la falta de apoyos institucionales, tanto a nivel económico como logístico y burocrático. Su experiencia en la primera adopción no fue mala. Ella fue por libre y asegura que tuvo que esperar más los trámites en España que en Rusia. Quería volver a adoptar en ese país pero no lo hace porque "la ECAI -empresa intermediaria- no me garantiza que el niño sea menor que el mío -algo que aconsejan los psicólogos- porque la Junta no lo especifica en el expediente de idoneidad y al llamar a la Junta me dicen que no lo pueden especificar", explica.
En cuanto al tema económico, esta mujer considera que la adopción "es un atraco a mano armada" y que "se está haciendo negocio". Piensa que debería haber más control al respecto porque dice que tiene amigos que, trabajando con las ECAI, "han tenido que dar sobres de dinero aparte de los gastos de tramitación".
Afirma que nunca le han puesto ninguna pega por ser soltera y la experiencia con el niño es "fantástica". Por eso quiere repetir.
Lourdes Delgado señala que la crisis ha influido en la disminución de las adopciones en los últimos años. También los tiempos de espera, que han hecho que se cierren muchos expedientes; y los excesivos requisitos que exigen algunos países. Informa que la mayoría de las naciones con las que España tiene relaciones de adopción ofrecen niños mayores de cinco años o con necesidades especiales "y la mayoría de las familias no quiere eso. Además, para ese perfil de menor, nosotros aconsejamos que adopten en España, porque hay muchos niños con necesidades especiales cuya situación legal es de adoptabilidad".
Esta funcionaria indica que en 2005 se resolvieron en la provincia 316 expedientes de solicitudes de declaración de idoneidad -que actualmente tardan unos nueve meses en conceder-. En 2006 se resolvieron 318, pero ya en 2007 disminuyeron a 165, en 2008 fueron 114, en 2009 se concedieron 81 y en 2010, sólo 74.
Añade que otro factor que afecta a esta disminución de adopciones es que en los países que están en proceso de desarrollo, los niños tienen que pasar primero por el proceso de adopción nacional y ser rechazados varias veces.
Es un camino duro y complicado pero, cuando llegan los hijos, merece la pena todo el esfuerzo, según apuntan los padres adoptivos. Además, "tú tienes más suerte que ellos, porque cuando adoptas niños tan pequeños, ellos no saben lo que es una familia. Pero nosotros sí sabemos lo que es y también que te falte. Por eso, cuando llega tu hijo es una gran alegría. Es una experiencia que hay que vivirla, no se puede explicar", concluye Silvia.
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