Mucho han tardado las autoridades en legislar y poner fin a la horrorosa imagen de tantos y tantos edificios de Cádiz que cuentan con fachadas con enormes marañas de cables que no sólo afean la ciudad sino que también representan un peligro al estar, muchos de ellos, muy cerca de la mano de cualquier desaprensivo o menor que toque donde no debiera.

Pues parece que ha llegado el momento y la nueva ley de telecomunicaciones, cuya aprobación en la Cámara está prevista para muy pronto, incluye un artículo destinado a atajar estas marañas de cables así como sus canalizaciones.

El Callejón de los Piratas muestra esta lamentable imagen

La ley impondrá a los ayuntamientos y a los ciudadanos que se vele por borrar esta imagen “debiendo adoptar las medidas oportunas para minimizar el impacto visual”.Y no es sólo el impacto visual el que se quiere proteger sino que también se pone el punto de mira en la necesidad de proteger el patrimonio artístico y cultural de estos cableados.

El proyecto de ley de telecomunicaciones llegó a la agenda de los diputados del Congreso en noviembre del año pasado, aunque se tardó algún tiempo en metérsele mano de manera efectiva.

La ley obligará a los operadores de telefonía móvil a “hacer uso de las canalizaciones subterráneas” o del “interior de las edificaciones” para “la instalación y explotación de redes públicas de comunicaciones electrónicas”.

Al parecer, la pandemia y el confinamiento aumentó la demanda de servicios por cable de televisión en muchas zonas de Cádiz cuyas fachadas aún proseguían estando limpias de esos nidos de cableado que tan mala imagen dejan a la vista de ciudadanos y visitantes.

Los cables cruzan a veces calles enteras de una acera a otra

La situación se agrava aún más cuando los técnicos meten nuevos cables sin eliminar los antiguos o bien por motivos justificados o simplemente por dejadez. Y lo mismo ocurre con muchas de estas marañas que se han ido acumulando año tras año, Navidad tras Navidad o Carnaval tras Carnaval.

Se da la circunstancia de que la ley de telecomunicaciones que está aún en vigor y cuya modificación se plantea ahora considera que la fibra óptica es un servicio de interés general, y, por lo tanto, ha estado permitiendo poner cables en las fachadas sin prácticamente limitaciones.

El fallo también se origina en que durante mucho tiempo han sido las propias comunidades de vecinos las que han ido dando permiso a los “cableadores” para que puedan poner algún cable en concreto. Y ya, puesto uno, valen todos, de manera que cualquier operador telefónico o cualquier que necesite tirar un cable por la fachada ya no tiene que pedir permiso a nadie.

Y es más, si fuera necesario acometer una obra que pudiera afectar al cableado que ya está más que asentado en una fachada de la ciudad, habría que pedir permiso a cada uno de los operadores o servicios que han ido colocando allí sus redes, de uno en uno.

Y poniéndose al otro lado, en el lado de los técnicos, las marañas y nidos de cables son a veces de tal magnitud que cualquier tipo de avería hace casi imposible la localización exacta del problema que puede estar dejando a un vecino sin televisió o incluso sin luz.

El final de las cabinas de teléfono

El otro aspecto que, sin embargo, no ha cuajado, es el que hablaba de eliminar de las calles las cabinas de teléfono del espacio público, que están ya abandonadas. En muchos casos son los ayuntamientos los que se están encargando de eliminarlas de manera unilateral, algo que no está ocurriendo en Cádiz. Al parecer, Ciudadanos ha planteado darles una segunda vida y reconvertirlas en puntos de conexión a internet de servicio público.