Un infierno de 72 horas

El incendio del edificio de Pleamar ha sido el más largo y el más complicado que recuerdan los bomberos gaditanos Seis días estuvieron los efectivos actuando sobre el inmueble

Así ha quedado el interior de la antigua nave frigorífica después del incendio. Desde fuera, el edificio no presenta grandes deficiencias, pero interiormente está prácticamente derrumbado.
Pablo-Manuel Durio Cádiz

20 de octubre 2013 - 01:00

No había vidas humanas en juego. No había rastros de civilización alrededor del fuego. Incluso el suceso quedaba alejado del ajetreo de la ciudad. Pero el incendio de la antigua nave frigorífica la pasada semana ha sido el más largo de los que se recuerdan en Cádiz. Y posiblemente, uno de los más complicados a los que se hayan tenido que enfrentar los bomberos. No en vano, los efectivos necesitaron alrededor de 72 horas para extinguir el fuego y seis días de trabajo, en total, para dar por finalizado el servicio en el edificio del interior del Puerto gaditano.

Las condiciones constructivas del edificio incendiado han sido determinantes a la hora de crear tantos inconvenientes a este fuego. Según explican los responsables del parque de bomberos de la capital, Jaime Domínguez e Ignacio Pérez, toda la estructura del edificio está recubierta de corcho conglomerado. Pero ese corcho se localizaba en el interior de las paredes, por detrás del hormigón sirviendo como aislante para evitar que el frío se pierda por ningún rescoldo; igualmente, también se recubría de corcho el subsuelo de cada planta (o el sobretecho, según se mire). Dada esta construcción, los bomberos se encontraron un edificio por donde el fuego campaba a sus anchas en vertical y en horizontal, pero siempre por detrás, por debajo o por encima de suelos, techos y paredes.

Este hecho dificultaba en exceso la localización del fuego, siendo necesario romper paramentos y abrir huecos para comprobar si en determinada dependencia o planta había o no fuego.

Además, en toda la construcción no se habían habilitado ningún tipo de cortafuegos ni compartimentos que impidieran que el fuego fuera atravesando de unas dependencias a otras, de unas plantas a otras y ni siquiera del edificio en el que se originó hacia los colindantes.

"El edificio es un búnker. Estaba concebido para no dejar escapar el frío, pero al mismo tiempo, tampoco dejaba escapar el calor", explican los bomberos. Todos estos motivos hicieron que la temperatura en la antigua cámara se fuera disparando, calculándose que se ha podido alcanzar nada menos que los 800 grados de temperatura. Aspecto este que, lógicamente, suponía otro elemento en contra de la labor de los bomberos.

Y para colmo de males, explican Jaime Domínguez e Ignacio Pérez que saltó un fuerte viento de Levante, "que avivó las llamas y que lleva el incendio hasta la zona de San Carlos y Plaza de España". Este aspecto haya sido quizás el que más alarma creara entre la ciudadanía. Desde Bomberos vuelven a insistir en que aunque todo incendio es tóxico de por sí, el producto que ardía allí era simplemente corcho. A efectos técnicos, lo ocurrido en el interior del Muelle era como si se estuviera produciendo un incendio forestal, explican. Por tanto, el intenso humo y el fuerte olor a quemado que quedó en buena parte del casco histórico -hasta de la calle Ancha se recibió una llamada de alerta por incendio la primera noche- no revestía problemas para la población. Y los responsables del parque gaditano aseguran que si hubiera sido tóxico, "estaríamos hablando de otras medidas" entre las que posiblemente estarían la evacuación de parte del casco histórico gaditano, lo que sí hubiera tenido una gran repercusión.

Todas estas son las condiciones con las que se enfrentaron los bomberos al mediodía del martes 8 de octubre, cuando se recibió la llamada en la central. A partir de entonces, se inició un infierno que se alargó durante 72 horas y que requirió otros tres días posteriormente para vigilar el edificio, alrededor del cual se estableció un perímetro de seguridad de unos 50 metros, impidiendo incluso que se atraque en esa zona del Muelle y desalojando el edificio anexo.

Jaime Domínguez e Ignacio Pérez explican que fue en torno a la una de la tarde de ese día 8 cuando recibieron la alerta del incendio, trasladándose al Muelle. Al llegar, estaban ardiendo alrededor de 200 metros cuadrados en la primera planta de la fábrica de hielo. En apenas unas horas (en torno a las ocho de la tarde) las condiciones antes mencionadas del edificio provocaron que el fuego ya afectara a 5.000 metros cuadrados y de la primera a la cuarta planta. Esa noche del martes, se decide que los efectivos abandonen el edificio ante el riesgo de derrumbe que presenta, después de que durante todo el día hubieran estado cayendo cascotes.

Esa primera madrugada de incendio, se decide que ante la enorme cantidad de agua que va a hacer falta para extinguir el fuego, se utilice directamente el agua del mar. Y en la jornada del miércoles 9 de octubre, se utilizaron tres vehículos autoescala (los tres con que cuenta la Bahía de Cádiz entre sus distintos parques de bomberos) "para empezar a atacar el fuego desde el exterior y para enfriar el edificio", según explican los técnicos. En la tarde del miércoles, regresan de nuevo al interior del edificio los bomberos, para comenzar la extinción del fuego desde la primera planta. Y la madrugada del jueves es la más intensa de trabajo en la cámara frigorífica. Para demostración, cuentan los bomberos que esa noche se echó un millón de litros de agua en el edificio. "Prácticamente lo inundamos, y es entonces cuando el incendio se viene abajo", explican.

Durante la mañana del jueves se termina de actuar sobre la segunda, tercera y cuarta planta, utilizando también unas cámaras de visión térmica para concretar en qué zonas del edificio podía existir aún fuego o una temperatura elevada. Y a lo largo del jueves 10 de octubre se da por finalizado el incendio. Los tres días siguientes, un retén de bomberos siguió en el edificio "para vigilar que no se reavivara en ningún momento y para seguir enfriando la zona". Es así como se llegó hasta el domingo, cuando al fin termina la actuación de los bomberos. La más larga que hayan tenido en la ciudad.

Además, fue de tal calado este suceso en el interior del Puerto, que a los bomberos de Cádiz se sumaron también efectivos de San Fernando, Chiclana, Tres Caminos y Conil. Durante esas 72 horas de incendio, hubo en la fábrica de hielo un turno permanente de entre 16 y 18 bomberos, que durante los otros tres días pasó a seis personas de forma permanente, hasta que al fin se dio por concluido.

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