'El gallego': el bar al que no le hizo falta nombre
José Gómez Liñares Hostelero jubiladol Su hija Mary Paz ha reabierto como 'Divinas' el histórico establecimiento que Pepe regentó en la esquina de las calles San Félix y Palma
Enseña Pepe Gómez 'El gallego' con orgullo el bar Divinas, que regenta su hija Mary Paz desde hace solo unos días. Coqueto, glamouroso, moderno... No es un bar típico de barrio, en este caso La Viña. Mary Paz recuerda un bar con cáscaras de cacahuetes y serrín en el suelo, cajas de Skol apiladas y una máquina de pinball. Y un padre previsor "que metía en distintos vasos de Cruzcampo el dinero para pagar los recibos o para guardar". Pepe también echa la vista atrás recordando los 40 años que pasó detrás del mostrador. Donde él tenía el bar, en la esquina de las calles San Félix y Palma, está La Zona del nuevo negocio, un lugar para tomar una copa o un café. Detrás, en lo que un día fue refino y carnicería, se encuentra la barra del Divinas. Todo lo compró Pepe "poco a poco". Ahora ese 'todo' lo regenta su hija. Entre la jubilación de Pepe en 2004 y la reapertura de Mary Paz, el local ha tenido varios dueños y negocios hosteleros distintos. El sueño actual es que el bar triunfe y perdure con alguien de su misma sangre. El mismo día en el que el anterior arrendatario soltó las llaves, Pepe se encontró con la oferta de su hija. "No me lo esperaba, pero me emocioné. Y aquí estoy para echarle un cable en lo que quiera", señala.
Cómo llegó a Cádiz este gallego. "Una tía mía, hermana de mi madre, que se había casado en Cádiz y llevaba un año viviendo aquí viajó arriba para enseñarnos a su hija. Teníamos medio listo el viaje a Buenos Aires, como emigrantes. Mi padre y otros familiares ya estaban allí. Mi tía nos convenció de que si nos íbamos a Argentina no volveríamos nunca a Galicia, por la distancia, pero que si nos íbamos a Cádiz iba ser más fácil regresar de visita a nuestro terruño". Así fue. El 11 de enero de 1956 Pepe llegó a Cádiz con su hermano. Sus tíos gestionaban la pensión Barcelona en la calle Montañés y Pepe estuvo allí tres años "trabajando a cambio de alojamiento y comida, los gastos los salvaba con las propinas". Tras la mili, realizada en 20 meses y ocupando tres años naturales, del 61 al 63, cogió el local en La Viña en 1965, alquilado por 3.000 pesetas al mes. "Era un edificio de nueva construcción. A los pisos sobre el bar se vinieron a vivir los que estaban en los barracones detrás del hospital Mora. Me lo arrendó Juan Alcázar, al mismo al que le compré luego los locales traseros", evoca.
Poca gente sabe que 'El bar del gallego' tuvo desde su fundación su nombre oficial: Nuevo Caletero. Lució durante años en la fachada de entrada. "Una normativa municipal me obligó a quitarlo y ya no quise reponerlo. Total, esto era 'el gallego', para qué insistir", apunta. No es una exageración decir que el bar era su casa. Fue así, literalmente. Dormía en una cama detrás de la nevera de madera. "Ocho años estuve así hasta que me casé en 1972 y me fui a vivir ya a la calle Venezuela. He trabajado mucho y nadie me ha regalado nada", asegura y nadie puede decirle lo contrario. Ilustra su dedicación al negocio explicando que se casó un martes, que era el día que cerraba por descanso. "Dimos un desayuno en La Camelia de Puerta Tierra, que acababa de abrir y que por ser del gremio me rebajaron 800 pesetas", explica. Y al día siguiente, a La Viña otra vez, su Viña. "Todo lo que tengo se lo debo al barrio. Donde pongo La Viña no pongo nada", dice rotundo.
Cuando la buena vecindad en La Viña era un auténtico tesoro, el coche de Pepe, que era de los únicos que entonces tenían auto, servía para llevar a parejas a la iglesia para casarse, a parturientas o a enfermos de urgencia. "Mi padre siempre fue de los primeros en comprar todos los adelantos que salían", apunta al lado su hija. Y sale a colación el Telefunken Pal Color, que le costó 110.000 pesetas en Periñán, en la calle Ancha. "Era casi el único televisor en color que había en La Viña y se agolpaba la gente en la calle. No podían pasar los coches y la Policía Local me dio un toque. Tuve que poner cortinas para que no se viera la tele desde fuera", cuenta Pepe. Eran otros tiempos. Sobre todo, para ver a un hombre limpiar con una fregona. "La compré en cuanto salió y vi que yo podía limpiar solo sin contratar a nadie, que entonces se limpiaba el suelo de rodillas. Limpiaba de noche cuando cerraba el bar, a escondidas. Entonces me podrían haber llamado mariquita. Fíjate lo que ha cambiado todo", relata.
Dice que sigue "haciendo la Plaza", como hacía cuando regentaba su bar. Ahora lo hace para comprar lo que su hija le encarga. Porque la esquina sigue teniendo imán para El Gallego. Por algo entregó allí más de la mitad de su vida.
1965-2004: casi 40 años detrás de un mostrador
José Gómez Liñares nació en Luou, un pueblo coruñés cerca de Santiago de Compostela en 1941. Llegó a Cádiz con su hermano en 1956 y se quedó para siempre. Primero trabajó en la pensión Barcelona de la calle Montañés, que regentaban sus tíos, y fue en el año 1965 cuando alquiló el local donde montó el bar, llamado Nuevo Caletero para quien no lo sepa, en la confluencia de las calles San Félix y Palma. Allí estuvo casi 40 años, hasta finales de 2004. Pepe 'El Gallego' tiene 77 años, 62 de los cuales lleva establecido en Cádiz. Está casado con Mary Paz Tocino, con quien tiene dos hijos, que les han dado tres nietos. José Ángel el mayor, es padre de Ainhoa y Álvaro, y Mary Paz, de Andrea.
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