Entrevista a Massimiliano Siragusa | Comandante del 'Amerigo Vespucci'

“Estamos encantados de contarle a todo el mundo lo que somos y lo que hacemos”

  • El buque-escuela italiano ha vuelto a Cádiz tras de cinco años y el público se ha volcado en las visitas, que han sido recibidas con gran hospitalidad por parte de la tripulación y su comandante

  • Así es el Amerigo Vespucci

El comandante Massimiliano Siragusa, en la proa del 'Amerigo Vespucci'.

El comandante Massimiliano Siragusa, en la proa del 'Amerigo Vespucci'. / Jesús Marín

El comandante Massimiliano Siragusa no deja de recibir peticiones del público que sube a visitar el buque-escuela de la Armada italiana ‘Amerigo Vespucci’ para hacerse fotos y demuestra una gran hospitalidad como el resto de la tripulación. Con un perfecto español tras pasar dos años en la Base de Rota y vivir en El Puerto, hace esta entrevista en la preciosa cámara del comandante y sala de actos.

-¿Cómo esta siendo este viaje del ‘Amerigo Vespucci’?

-Muy bien. Salimos de Livorno. El barco navega todos los años cinco o seis meses. Dentro de esta temporada hay una parte de la actividad que es el crucero de instrucción de los alumnos. La diferencia de entre los cruceros de instrucción que hacemos en la Armada italiana con los de la española con el ‘Elcano’ es que nuestros alumnos son del primer curso, así que éste es el bautizo de mar para ellos. Llegan aquí sin tener ninguna experiencia previa y solo han estudiado un año en la Escuela Naval. Intentamos proporcionarles todo lo que es básico de un marinero y repartirlos por todos los servicios del barco. De este modo, no sólo se preocupan de la maniobra sino también de máquinas, de la administración, de la cocina y todos los servicios que son necesarios para un buque que es una ciudad flotante y que lleva la bandera de su país. Es un embajador de su país en el mundo como es el caso aquí en Cádiz.

-Se dice de este barco que es el más bello del mundo. ¿Qué tiene de especial? ¿Cree que es un museo flotante?

-Lo de museo flotante no me gusta mucho porque en el museo se pone algo muy rico pero que ya no se utiliza, que es solamente bello para verse. El ‘Amerigo Vespucci’ es bello para ver pero funciona en todas su partes gracias a la tripulación, que cada año hace el mantenimiento durante cinco o seis meses en el tiempo que está parado en La Spezia. El más bello del mundo pero no lo decimos nosotros porque no somos tan arrogantes, pero hay una historia en 1962, hace 60 años, cuando se cruzó este barco con un portaaviones americano a lo largo de su crucero de instrucción y el portaaviones no sabía que éste era un barco militar, por lo que le pidió por señales de luz cuál era el nombre. Le contestaron que era el  ‘Amerigo Vespucci’ de la Armada italiana y ellos se quedaron sorprendidos de que fuera un barco militar y les dijeron, siempre a través de luces: “sois el barco más bonito del mundo”. Desde siempre llevamos esta etiqueta que nos gusta mucho pero quiero precisar que no lo decimos nosotros porque no tenemos competencia con el ‘Juan Sebastián de Elcano’, que es cuatro años mayor que el Vespucci, sino que es un amigo. Yo también tengo amistad con el comandante del Elcano.

-Cádiz es un puerto que siente los buques-escuela como algo muy suyo porque ésta es la casa del ‘Juan Sebastián de Elcano’, tenemos de vez en cuando regatas de grandes veleros y hay numerosas visitas de este tipo de barcos ante las que el público responde visitándolos de manera masiva. ¿Es Cádiz también un puerto especial para este barco?

-Este barco normalmente hace sus cruceros de instrucción en el norte de Europa y, a veces, en Estados Unidos cruzando el Atlántico. Cádiz siempre es una buena etapa no dependiendo de una u otra ruta. Cádiz tiene una historia muy antigua y estupenda y tiene una bahía fenomenal para las regatas de vela y es un gusto enorme volver por aquí, y más estando al frente de un barco de este estilo.

-Y para usted también es especial, ya que ha vivido en Rota durante algún tiempo.

-Tuve la oportunidad de trabajar dos años con la Armada española en un intercambio de personal de 2001 a 2003. Estaba embarcado en la fragata ‘Navarra’, donde también nos desplegamos en el Índico dentro de la operación llamada ‘Libertad duradera’ de aquellos tiempos. Aparte de los conocimientos profesionales, en aquellos dos años solamente volví a Italia una vez durante 20 días y disfruté mucho del calor de la gente de aquí, muy acogedora. Es un sitio donde me encantaría vivir en el futuro algunos años más.

-¿Cómo se adapta un barco tan clásico como este y apegado a la navegación tradicional con las nuevas tecnologías que hoy imperan?

-Hay un equilibrio entre las dos cosas. A pesar de tener unos equipos para las maniobras que tienen 91 años, tenemos unos equipos de comunicación por satélite, mapas electrónico de navegación, tenemos telemedicina, que es una manera de estar en contacto permanente con el hospital en Roma para cualquier emergencia de tipo sanitario… Pensamos que tradición e innovación tendrían que viajar juntos y hay que enseñar a los jóvenes las tradiciones marineras pero hay que estimularlos a ver cómo pueden mejorar las cosas. En temas de logística cada 10 o 15 años se hacen unas obras más importantes en el barco. Hace ocho años se cambió la planta de propulsión en esta tema de innovación tecnológica y la que tenemos ahora gasta muy poca gasolina y también en atención a nuestra preocupación por el medio ambiente. En este etilo tenemos equipos para reciclar la basura porque nos gusta llevar alto el tema del medio ambiente.

Este barco también es embajador de Unicef. En 2007 nos dieron este diploma como mensajero de paz y de hermandad entre los jóvenes del mundo y también recibimos el año pasado desde la Unesco el pabellón The decade sustainable Ocean environment, una iniciativa de la Naciones Unidas para que nos demos cuenta que la mar es muy importante y hay que cuidarla.

-¿Cómo se ha vivido el Covid en este barco?

-Se ha vivido como en todos los barcos de todas las armadas del mundo. Se ha seguido en operaciones pero no había la posibilidad de tener contactos ni relaciones exteriores. Los dos últimos cruceros se hicieron con los alumnos a bordo con pruebas de Covid antes de embarcar y antes de salir a navegar y han hecho todo el adiestramiento que le corresponde sin tener la posibilidad de recibir visitas a bordo y de ir ellos a los ayuntamientos, cuarteles de las armadas, etcétera. Les ha faltado esta parte que también es importante para formar a los oficiales. Los alumnos de este año han tenido la suerte con referencia a los dos anteriores porque han vuelto y puede ser definido el crucero de la vida, el crucero de la normalidad. Salen y pueden recibir a gente. Hoy hemos estado con 50 en la Base de rota visitando el buque 'Castilla', el Cuartel General de la Flota y el Cuartel general de la Operación Atalanta, que está llevada para España bajo el pabellón de la Unión Europea.

-El barco sigue siendo un punto de atracción enorme a tenor de las visitas que están teniendo.

-Ayer solo tuvimos la oportunidad de abrir las puertas de nuestro barco por la tarde y tuvimos casi 2.000 visitantes y hoy también hay mucha gente. Estamos encantados de contarle a la gente lo que hacemos, nuestra historia y lo que somos.

-Cuando hablamos de que el barco es un embajador de Italia, no sólo debemos referir a la nave, sino que ustedes también son los que llevan la imagen de Italia al mundo.

-Claro, entonces el barco sería un museo sin su tripulación y sin su gente. En mi charla les digo que no sólo el comandante y el barco es el embajador ante el mundo sino todos ellos. La forma de llevarse que tienen en la calle, tomando copas, saliendo, hablando con la gente, es una etiqueta de Italia y tienen que pensar en ello. Es un gusto, un honor pero también una responsabilidad. De mí hasta el último marinero, que no es menos importante sino el último que llegó, todos somos embajadores y tenemos esta responsbilidad.

-¿Cuál es su rincón favorito del barco?

-Sigue gustándome ir arriba en los palos porque hay menos gente y menos ruido (risas). Es una manera de concentrarme en lo que debo hacer. Este es un poco mas formal, el salón de actos del buque y también es la cámara del comandante. En un buque con mucha gente que somos 264 personas de tripulación, más los alumnos que son 143 este año y el staff de la Escuela Naval, aquí a veces se puede encontrar un lugar para reflexionar y pensar en los próximos cometidos que hay que hacer.

-Los concejales del Ayuntamiento de Cádiz le pidieron que este buque-escuela participe en la próxima Regata de Grandes Veleros que tendrá lugar en 2023 y que está dedicada a Magallanes y Elcano. ¿Cree que podrán estar?

-Me entregaron la carta que, por supuesto, voy a reenviar a mi autoridades en el Estado Mayor de la Armada, porque el planteamiento de los cruceros de los veleros se hace entre noviembre y enero dependiendo de las invitaciones qu se reciben tanto en el extranjero como en Italia. Así que me voy a asegurar y tener mucho en cuenta esta invitación y sería muy bonito volver a poder participar en una regata de grandes velero y esperemos que pronto nos podamos volver a ver por aquí.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios