Es una felicidad a medias. Rafael Fernández, presidente de Cadiz-Port deja claro que es una noticia “maravillosa” y Bernardino Copano, presidente de Apemar dice que es “plausible”. Pero el tono con el que valoran el anuncio del Gobierno de Pedro Sánchez de aprobar la licitación del tren de la Cabezuela suena a desconfianza.

Y es razonable. Los empresarios del puerto de Cádiz se han hecho merecedores del Oscar a la paciencia. Han sido casi 25 años esperando un tren y muchos de los que lucharon en primera línea de batalla están ahora jubilados.

Sin ir más lejos, el mismísimo Rafael Fernández reconoce no haber “estado en la lucha”, dada su edad. A pesar de ello era consciente de que se trataba de una infraestructura pendiente y, a la vez, vital para el puerto de Cádiz.

Han sido unos cuantos metros de vías que se han hecho esperar más de la cuenta. Entre tanto, Cádiz ha visto incluso nacer un nuevo puente sobre la Bahía.

Una serie de condicionantes fueron fallando y, para colmo, todo terminó de irse al garete con la crisis de 2007 que llevó a la quiebra a la UTE de empresas que ya tenían, incluso, adjudicada la obra de ese trazado ferroviario que uniría el puerto de Cádiz, o mejor dicho, la dársena portuaria de la Cabezuela, con el resto del mundo por tren.

Y se congratulan. Muestran su orgullo y satisfacción, pero no se atreven a aplaudir del todo. El propio Bernardino Copano indica de manera muy clara que, ahora, “lo que deseamos es ver la obra ya terminada”.

El pliego de condiciones que rige la adjudicación de la obra habla de un plazo de ejecución de dos años. O sea. Cuando suene, por primera vez, el pito del tren, habrán transcurrido 27 años. “Y eso si la obra dura dos años”, apostilla Bernardino Copano.

“¿Entonces desconfía de que se cumplan los plazos?”, le pregunta Diario de Cádiz al representante de los empresarios del puerto de Cádiz. “Ojo, no desconfío, he dicho que confío en que sean dos años”.

Son matices que dejan entrever que la felicidad no es plena. Es como la media sonrisa que se le queda a uno cuando le pagan una deuda que lleva 25 años de retraso, y, además, sin intereses.

Copano insiste:“La tarta será tener, por fin, el tren en la Cabezuela, pero, ojo, la guinda será cuando ese tren llegue algún día a la nueva terminal de contenedores”. Ambos experimentados empresarios gaditanos, Rafael Fernández, dueño de Bayport, y Bernardino Copano, consejero delegado de Bernardino Abad, avisan que la lucha sigue y que no cesará hasta que la vía del tren no llegue hasta el cantil del Muelle de La Galeona.

Rafael Fernández:“Esta licitación supone acercar un poquito más los trenes al puerto de Cádiz. Es una buena noticia. Lo ideal es que llegara a la terminal de contenedores y no descarto que se siga trabajando y luchando para que eso llegue”.

Bernardino Copano: ”Confío y espero que las instituciones pertinentes, Adif, Ayuntamiento y Autoridad Portuaria se pongan de acuerdo cuanto antes para lograr que el tren llegue lo antes posible hasta la nueva terminal de contenedores”.

Fernández, de Cadiz-Port, insiste en que durante los dos años que dure la obra, “no hay que sentarse a esperar sino que son dos años en los que hay que seguir haciendo ruido para que dos años no se conviertan en cuatro”.

Se da la circunstancia de que Rafael Fernández lidera ahora, al frente de Cadiz-Port, el proyecto Neo Cádiz Bay, con el que trata de abrir el abanico de posibilidades logísticas que ofrece un puerto como el de Cádiz, por lo que la existencia de un tren le resulta crucial para vender tanto el puerto actual como su potencialidad. A este respecto, el también dueño de Bayport insiste en la necesidad de ir dándole forma ya a la segunda fase de la nueva terminal de contenedores. “Para trabajar hacen falta herramientas, y además tenerlas bien engrasadas”, sentencia.