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Drones: Alas para un nuevo tiempo

Una imagen del espectáculo de drones que cerró la Gran Regata 2023. Una imagen del espectáculo de drones que cerró la Gran Regata 2023.

Una imagen del espectáculo de drones que cerró la Gran Regata 2023. / Jesús Marín

“Ohhh...” Cádiz miró al cielo al filo de la medianoche del 9 de septiembre y la palabra dron se desligó de su lado oscuro, el que le pintan las guerras y los desastres, para ser luz, puntos de luz en coreografía perfecta, con los que se despedía la Gran Regata 2023. Cádiz miró al cielo exclamó alto y claro su “ohhh...” de aprobación y una certeza, como una estela, quedó suspendida en el aire. Estamos ante un nuevo tiempo.

“Las posibilidades son infinitas. Para el ocio, el transporte, la investigación, la seguridad...” Expresada de una manera o de otra, esta afirmación es compartida por Fran Arnau, gerente de Flock Drone Art; Javier Pérez, estudiante de Ingeniería Aeroespacial; Luis Barbero, director de operaciones del Servicio de Drones de la Universidad de Cádiz y por la propia Policía Local de la ciudad. Todos, todos ellos, cada uno desde su ámbito, desde su trinchera y desde su mirada coinciden en que los vehículos aéreos no tripulados, no transformarán, sino que ya están transformando la configuración de nuestra sociedad.

Para el responsable de la empresa que llevó a cabo el cierre de la Regata de Grandes Veleros Magallanes-Elcano el uso de drones ligado a los espectáculos y al arte ha llegado “para quedarse, y desarrollarse, sin duda”. Algo impensable hace una década. Y es que, tiene entendido, fue “hace unos 8 o 10 años” cuando “un artista tecnológico austriaco realizó una serie de figuras geométricas con una coreografía de “unos 30 o 40 drones”, “algo que visto ahora, donde se hacen trabajos con 2.000 drones que parece que estás ante una pantalla Led, era bastante simple, pero era algo nuevo, que no se había hecho antes”, relata.

El impacto inspiró a otros programadores y empresas, entre ellos, a Fran Arnau que, años después, viendo el vídeo de uno de estos vuelos coordinados con un centenar de drones en un show en Shanghai pensó que sería una buena idea crear una empresa que produjera este tipo de propuestas en España. Así nació Flock Art Drones, que en Cádiz produjo un espectáculo con 200 puntos de luz y que ya está trabajando en idear una creación “con 500 drones”.

“Nosotros estamos muy contentos. Arrancamos en 2019 pero entre la llegada de la pandemia y que la Agencia Española de Seguridad Aérea, que es quien regula todo esto, tardó en darnos los permisos unos dos años no pudimos hacernos visibles hasta finales de 2020. Sin embargo, ya en 2022 triplicamos el trabajo del año anterior y la previsión de este 2023 es doblar la facturación. Creo que es un sector que, ya sólo a medio plazo, ofrece grandes perspectivas”, valora Arnau cuya empresa ha trabajado en presentaciones de marcas de prestigio como “Zara o Volkswagen” y que tiene en vistas “un evento deportivo muy importante para el año que viene pero del que todavía no puedo hablar, aunque nos tiene muy ilusionados”.

Buenas perspectivas. Un sector con posibilidades y no sólo en el ocio. Javier Pérez, en tercero de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Cádiz, confirma que compañeros que acaban de terminar la carrera “han encontrado con facilidad trabajo en el sector de la construcción de drones”. En Cádiz, eso sí, no conoce a ninguna empresa que se dedique en exclusiva a esta labor pero “en Huelva, por ejemplo, tengo compañeros que están en alguna que les ofrece la posibilidad de trabajar y hacer un master en el sector”.

Es una salida laboral muy a tener en cuenta y, de hecho, en estos tres años, de las pocas charlas que hemos recibido de orientación, se nos ha mencionado el tema de los drones como un sector de futuro. Yo lo tengo encima de la mesa aunque a mí lo que me gusta son los aviones. Pero es algo que tendré en cuenta cuando termine”, baraja el gaditano.

Flock Art Drone, por ejemplo, comenzó comprando a otros los drones “pero no llegaban a tener la funcionalidad” que necesitaban así que apostaron por crear los suyos. “Tenemos un equipo técnico muy potente con ingenieros jóvenes y bien preparados. Además de la construcción de los drones, también buena parte del software con el que trabajamos es de producción propia, hecho a medida de nuestras necesidades, pero el software del sistema de control lo alquilamos”.

Javier Pérez también construye ya drones y, por supuesto, está al tanto de todos sus usos, actuales y futuros: “Es un invento prácticamente nuevo pero tiene muchas aplicaciones, la primera que se te viene es el ámbito militar, los drones espías, pero también intervienen en misiones de rescate o de reconocimiento de catástrofes llegando a lugares o haciendo maniobras que, de hacerlas un piloto en un avión, podrían poner en peligro su vida. Los drones están en el ámbito entretenimiento, en el tema fotografía es una barbaridad, y de investigación...”, enumera.

Vídeo del Servicio de Drones de la UCA.

Desde el mismo ámbito universitario, el coordinador Servicio de Drones de la Universidad de Cádiz, Luis Barbero, detalla algunos de los proyectos en los que ya trabaja o han trabajado los vehículos de un departamento pionero en el ámbito universitario andaluz. Y es que, “si no fue la primera, fue la segunda universidad andaluza, en montar un servicio de drones, allá por 2017-18”, recuerda.

“Estamos en proyectos de investigación para cartografiar las marismas; hemos visto cómo se comporta la vegetación ante el cambio climático; también hemos contribuido a la comparación de imágenes para el monitoreo de la calidad del agua en áreas afectadas por el drenaje ácido de minas; en el ámbito de la arqueología trabajamos en la detección de yacimientos y la toma de imágenes, del puerto romano-púnico de Doña Blanca, por ejemplo; también hemos probado la eficiencia del uso de drones en la evaluación de cambios costeros con un estudio en la playa de Camposoto...”, va enumerando el catedrático sobre esta relación entre UCA y drones que también sobrevuela el desastre de Las Canteras. Y es que, hay que recordar, que hace unas semanas voló uno de los aparatos de la universidad sobre el terreno con la aspiración de recoger una serie de datos cartográficos, topográficos y fotográficos que podrán ayudar a la hora de tomar decisiones para la recuperación de la zona.

Otro dron, el que la Policía Local adquirió en el año 2020, también surca de vez en cuando el cielo de Cádiz. “Sobre todo durante los eventos donde se congregan un gran número de personas. En la Gran Regata, por supuesto, ha volado, en la SailGP, en Carnaval, en Semana Santa...”, explican fuentes del cuerpo donde hay “16 policías formados para manejarlo”, aseguran.

“Los usos pueden ser muchos”, insisten desde las fuerzas del orden municipales que “además de en cuestiones de tráfico”, consideran su utilidad “en las labores de salvamento, de detección de personas, por ejemplo, que se extravían con un kayak o una tabla. En esa labor de localización resulta el dron muy útil”, cuentan.

¿Posibilidades? Infinitas. ¿Repercusiones en el mercado laboral y en la concepción de nuestra propia sociedad? Habrá, positivas, y negativas. Han jubilado ya a los fuegos artificiales, ¿no? “No creo que haya que confrontar, hay sitio para todos”, dice Fran Arnau. El cielo es grande.

Adaptar la legislación, el gran reto para su desarrollo

La gran transformación, la verdadera transformación ligada a la utilización de los drones, llegará cuando “la legislación, que siempre va por detrás de la tecnología, se adapte a lo que tenemos por delante”. Luis Barbero, catedrático en el departamento de Ciencias de la Tierra y director de operaciones del Servicio de Drones de la UCA, explica que “el gran reto” pasa por que los drones “intervengan en el espacio aéreo de igual manera que la aviación civil”. Para ello, será necesario regular la normativa U-Space, que regula la navegación aérea. “Entonces, estaremos hablando de drones en el sector de la mensajería, del transporte... Eso va a cambiar, decididamente, muchos ámbitos”, explica el experto e investigador.

Fran Arnau, de Flock Drones Art, no sólo opina que la legislación debe cambiar para la introducción del dron en otros sectores, también cree que actualmente es “el principal escollo” para su actividad. “Evidentemente, para hacer un show como el nuestro tenemos las limitaciones de la climatología. Nos afecta la lluvia, el viento. Pero, sin duda, la limitación más grave es la legal. Todavía no se puede volar en zonas muy pobladas, porque no se confía lo suficiente en una tecnología que es segura. De hecho, nos ha pasado que nos han llamado de algunas ciudades y no hemos podido ir porque no se nos concede los permisos para volar en un casco histórico, por ejemplo, o los propios tiempos de la Agencia Española de Seguridad Aérea, ya digo, dos años estuvimos esperando nuestros permisos para poner en marcha la actividad. Pero por la tecnología, por ahí no hay problema, sigue y sigue desarrollándose permitiéndonos hacer cosas maravillosas”, asevera.

Drones con desfibraladores o para trasladar personas

Además de un imparable desarrollo en su uso militar, diferentes industrias han puesto sus ojos en las aplicaciones de los drones y hay proyectos en los que se están trabajando que dibujarán el futuro. Así, en este mismo mes una empresa israelí lanzó un prototipo de dron que permitiría trasladar a personas en situaciones de riesgo a hospitales o servicios de emergencia de manera autónoma durante unos 35 kilómetros. Además de personas, la tecnología está pensada para dejar suministros médicos o llevar alimentos a zonas remotas.

En nuestro país, en un congreso nacional sobre urgencias también se expuso la posibilidad de desarrollar drones con desfibriladores que puedan iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar antes de que llegue cualquier recurso humano. Y en la playa de la Malvarrosa en Valencia, en este mismo septiembre, se está probando ya el uso de drones para apoyar las labores de salvamento.

El equipo UCA&Air, en quinta posición de la Xtra Challengue 23

Miembros del equipo UCA&Air en Valencia. Miembros del equipo UCA&Air en Valencia.

Miembros del equipo UCA&Air en Valencia.

El reto era, con un presupuesto limitado a 300 euros, ser capaces de diseñar, crear y montar un vehículo aéreo no tripulado que superara un circuito de pruebas. Se trata de la Xtra Challengue, una competición española universitaria de aeromodelismo creada en 2022 por estudiantes de la Universitat Politècnica de València en la que los chicos del equipo UCA&Air, de la Universidad de Cádiz, han quedado en quinta posición.

Javier Pérez, estudiante de Ingeniería Aeroespacial, uno de los miembros del grupo, precisa el logro: “Hemos sido los quintos de una competición con 14 equipos pero, a nivel de universidad, hemos quedado los segundos porque los cuatro primeros equipos pertenecían a la universidad de Valencia”.

UCA&Air es un equipo joven, heredero de otro grupo, Locreum, cuyos miembros, excepto uno, se fueron graduando. “Y él fue el que fue formando el grupo nuevo con el que también hemos ido a la competición internacional que tuvo lugar en Munich y donde participaron universidades de toda Europa. Entonces no quedamos muy bien pero cogimos mucha experiencia y, sobre todo, es interesante a nivel contactos porque las empresas suelen estar pendientes y te mueves con gente de diferentes sitios”, explica el gaditano sobre un equipo que lleva, “en global”, cuatro años trabajando. “En esta última competición creemos que hemos quedado muy bien, se ha trabajado mucho y, además, tuvimos que resolver algunos problemas sobre la marcha. Fue muy emocionante”, se congratula.

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