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Enfoque de domingo

La dificultad de nombrar obispo hoy

  • En las diócesis españolas se va a producir el relevo episcopal en estos próximos años, y no hay suficientes candidatos

Atrás ha quedado la figura de un ser ampliamente respetado y con poderes no solo eclesiásticos sino que se extendían a la sociedad civil. El obispo de hoy ya no es el que va por la calle entre reverencias de los que se cruzan, que arregla entuertos levantando el teléfono o que causa tanto respeto como admiración. Ya no se besa el anillo episcopal. Frente a esta imagen de tiempos pretéritos, ser obispo hoy supone situarse en el centro de la diana en una competición donde sobran flechas. El obispo en el tiempo actual es la persona a la que todos señalan. Los fieles laicos, por ser el representante del Papa más cercano (muy poca gente conoce qué es eso de los Obispos del Sur, quién es el presidente de la Conferencia Episcopal o cómo contactar con el Vaticano), el que está al alcance de cualquiera; los propios sacerdotes, porque son humanos y porque los tiempos también han cambiado para ellos y virtudes como la obediencia cada vez son más difíciles; los políticos, porque en ese terreno todo vale; y por supuesto los detractores de la Iglesia católica.

Por todo ello, ser obispo hoy en día se ha convertido en un deporte de riesgo; en una misión especialmente compleja. “Es una renuncia enorme a tu vida para entregarte a tu nuevo destino”, traslada un sacerdote al respecto. Una renuncia y un señalamiento que hacen que, al contrario de otros tiempos donde ser ordenado obispo se veía como un ‘ascenso’, hoy es algo muy poco deseado.

Tanto es así, que diversas fuentes hablan de un serio problema que estaría encontrando en estos tiempos el nuncio del Vaticano en España, Bernardito Auza, para nombrar nuevos obispos. Se ha dado la circunstancia de que en cuestión de pocos años, hay que renovar obispos en la mitad de las diócesis españolas. Y no hay obispos para tantas diócesis, de ahí el problema que estaría teniendo Roma a la hora de buscar nuevos prelados entre el clero.

Tanto es así, que según publicaba recientemente Religión Digital, el nuncio estaría enviando cartas a sacerdotes españoles solicitándole el envío de “los nombres de tres posibles candidatos válidos y sólidos con los que se pueda elaborar una terna para el ministerio episcopal en esa diócesis”, junto a una opinión sobre “las necesidades y desafíos de la diócesis y sobre las cualidades que debería reunir el futuro Pastor”. Esta información está sometida a secreto pontificio ‘sub gravi’ (bajo pena de pecado mortal), por lo que es muy difícil saber si alguna de esas misivas de Auza se ha dirigido a sacerdotes de la diócesis de Cádiz. Pero sí pone de relieve que el Vaticano busca obispos para España, porque ser obispo es cada vez más difícil.

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