Día Internacional de las Bibliotecas en Cádiz: el barrio de Santa María tiene otra lectura
La biblioteca del barrio gaditano, abierta desde el año 2011, mantiene viva su apuesta por crear una comunidad de lectores en la zona y por fomentar el uso del libro entre los menores del entorno
Las bibliotecas municipales se preparan para vivir su día internacional
El mundo celebra hoy viernes, 24 de octubre, el Día de las Bibliotecas. Esta conmemoración anual e internacional sirve de excusa perfecta para lanzar un mensaje a la ciudadanía en torno a la importancia de estos lugares que custodian tantísimas historias; desde las muy reales hasta las muy ficticias que, un día, la imaginación y la creatividad susurraron a tantos y tantos escritores para que las plasmaran ante un papel en blanco. Las bibliotecas están hoy, por tanto, de fiesta y Cádiz no escapa a la celebración con un buen conjunto de actividades. Por ello, nos acercamos a una de las cuatro bibliotecas municipales de la capital, la del barrio de Santa María, un centro de dos plantas diáfano y luminoso que ejerce de cicerone literario para los vecinos de un barrio que siempre ha aspirado, por historia, a tener otra lectura más allá de la que dictan los falsos tópicos y peores prejuicios.
La biblioteca del barrio de Santa María abrió sus puertas, en un edificio de Procasa allá por 2011, recuerda Yolanda Vallejo, directora de la Red de Bibliotecas Municipales, que incluye también la biblioteca Celestino Mutis, la Adolfo Suárez (donde hoy se celebran varios actos por el Día Internacional) y la biblioteca del barrio de La Viña.
En un primer momento, Santa María nutrió sus estanterías con fondos provenientes de la biblioteca de la Casa del Niño Jesús. Poco a poco, el centro fue ganando en ejemplares y, por tanto, modernizando sus propios fondos y, lo que es más importante, adaptándolos en lo posible al gusto de lectores y usuarios, pues son ellos los que proponen títulos que incorporar a la biblioteca, que los va adquiriendo en función de su capacidad presupuestaria.
Catorce años después de haber comenzado aquella aventura lectora, la biblioteca de Santa María luce diáfana y luminosa en sus dos plantas; la baja con acceso desde la calle y el sótano en el que se encuentra la sala de estudio, que se beneficia de la claridad del patio de luces de la finca, cuyos vecinos no podrían tener desde luego un compañero de edificio más silencioso y culto.
Vallejo destaca que la biblioteca de Santa María cuenta con dos muy buenas colecciones: de obras infantiles y juveniles y de novela gráfica, los tebeos de toda la vida, hoy tornados en cómic y que se convierten en muchas ocasiones en excelentes puertas de entrada al hábito lector desde edades tempranas.
Con acceso por la calle Enrique el Mellizo y situada en su confluencia con la calle Santo Domingo, se trata de una biblioteca prácticamente limítrofe entre los ‘dos Cádiz’, de manera que suele recibir a muchos usuarios que llegan también de extramuros, de las zonas más cercana a la Puerta de Tierra, a quienes la biblioteca Adolfo Suárez pilla demasiado lejos. Suelen ser estudiantes que, sobre todo en época de exámenes, buscan un lugar para estudiar con tranquilidad. Aunque también hay usuarios que acuden desde Puertatierra para participar en algunos de sus clubes de lectura.
Abierta solo en horario de tarde (mientras que Celestino Mutis y La Viña lo hacen solo por la mañana y la Adolfo Suárez durante todo el día, y los sábados en horario matinal), esta biblioteca de barrio cuenta en sus dos plantas con una coqueta sala dedicada al libro infantil y juvenil, servicio de hemeroteca, sala de lectura y referencia, sala de estudio, servicio de préstamo y un fondo audiovisual.
Lejos de ser un centro inerte dedicado en exclusiva a esperar la llegada de lectores y usuarios, la biblioteca del barrio de Santa María ejerce con vigor el fomento de la lectura y ofrece servicios dinámicos que persiguen llevar el mundo del libro a todos los rincones posibles. Así, el centro cuenta con un club de lectura para adultos y otro de carácter infantil, al tiempo que ofrece talleres específicos de lectura a los colegios de la zona y también, una vez al mes, con los menores que atiende el centro Tierra de Todos. En este caso, son alumnos de la etapa de infantil, por lo general también alumnos de los colegios de la zona como el del Campo del Sur. Todos se marchan conociendo mejor la biblioteca y con su carné en la mano, en una actividad que busca que la existencia de la biblioteca llegue, “a través del boca a boca de estos nuevos lectores”, a todas las familias del barrio gaditano, como explica Yolanda Vallejo.
Asentada está también la celebración, en fechas cercanas a la Navidad, de la llamada campaña del libro solidario, en la que los usuarios entregan a la biblioteca kilos de alimentos que, posteriormente, se reparten entre la asociación de vecinos y el centro de Tierra de Todos para entregarlos a las familias con necesidades. Un programa que se realiza en todas las bibliotecas municipales y cuyos beneficios recaen sobre las familias de los barrios o las zonas en que se encuentran ubicadas cada una de ellas.
Y es que cada una de las cuatro bibliotecas de la red municipal se distingue por contar con alguna especialidad. Santa María ejerce de motor para crear una comunidad de lectores en el barrio; la biblioteca Adolfo Suárez cuenta con un amplio espacio para exposiciones temporales y con un patio para actividades al aire libre; la de La Viña se orienta en su horario matinal hacia el fomento de la lectura con actividades realizadas para los alumnos de los colegios Santa Teresa o Josefina Pascual, además de recibir a alumnos Erasmus de la UCA, y la céntrica Celestino Mutis cuenta con un muy potente servicio de hemeroteca que posee valiosos ejemplares de la prensa del siglo XIX.
En términos de estadísticas, los números oficiales del año 2024 arrojan las siguientes cifras en cifras de usuarios y préstamos: Biblioteca José Celestino Mutis, 16.552 usuarios y 3.377 préstamos; Biblioteca Adolfo Suárez, 89.792 usuarios y 17.753 préstamos; Biblioteca de Santa María, 7.477 usuarios y 2.058 préstamos, y Biblioteca de la Viña, 4.190 usuarios y 1.544 préstamos. Los datos suman una cifra total de 118.011 usuarios, con una media de 9.834 al mes, y de 24.732 libros prestados, una media mensual de 2.061 préstamos.
Las bibliotecas han cambiado, y mucho, en los últimos años. Como ejemplifica Yolanda Vallejo, el bibliotecario “ya no es la persona que manda a callar”. Su figura, a la que no se le puede despojar de su vital competencia de catalogación, ordenación y mantenimiento de los fondos, asciende a la moderna acepción de dinamizador del fomento de la lectura. Un enfoque de este apasionante oficio que permite que las bibliotecas sean centros muy vivos. Silenciosos y prudentes, pero con mucha vida en sus sapienciales estanterías.
Otras colecciones públicas y privadas que atesora Cádiz
Varias son las bibliotecas que completan en Cádiz la red municipal. Son centros tanto públicos como privados que suponen un fortalecimiento del tejido cultural, literario e histórico de la ciudad y que, en muchos casos, guardan verdaderos tesoros bibliográficos.
La Biblioteca Provincial de Cádiz, dependiente de la Junta de Andalucía, es el otro gran centro público de la capital. Con sede en la plaza de las Tortugas y creada en 1851 al amparo de la desamortización de Mendizábal, custodia en sus dependencias más de 23.000 títulos publicados entre los siglos XVI y XIX, además de ofrecer en préstamo alrededor de 37.000 libros al año. Su libro más antiguo data de 1480.
De excepcional valor es también la Biblioteca de Temas Gaditanos Juvencio Maeztu, que se encuentra en el centro cultural de la Fundación Unicaja, en la calle San Francisco. Formada por un valioso conjunto de 20.000 títulos y 5.000 folletos, sus fondos comenzaron a forjarse en 1974 cuando la entonces Caja de Ahorros de Cádiz adquirió la biblioteca particular del erudito gaditano Augusto Conte Lacave. Los partes de vigía, el archivo de la Compañía Trasatlántica y diversos libros sobre las Cortes de Cádiz son algunas de sus joyas más relevantes y que llaman la atención de investigadores e historiadores.
También hay otras entidades y academias que disponen de un patrimonio bibliográfico de interés, y que guardan en bibliotecas que suelen tener acceso al público, en su mayor parte investigador.
Son los casos del Ateneo de Cádiz, que guarda sus fondos en la dependencias de la Casa de Iberoamérica. En este mismo lugar se encuentra la rica biblioteca de la Real Academia Hispano Americana, accesible para la consulta de los investigadores. Y en el Museo de Cádiz, ante la falta de sede estable, está la muy artística biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes.
El Casino Gaditano cuenta también con una valiosa biblioteca que aún se guarda en sus dependencias, mientras que el Seminario Diocesano posee una muy buena biblioteca que se nutre fundamentalmente de libros de historia, filosofía y teología, entre otras materias.
También la Universidad de Cádiz cobija importantes bibliotecas, donde destacan la central del Edificio Andrés Segovia y, sobre todo, la que custodia la Facultad de Medicina, con fondos antiguos de gran valor.
Finalmente, el edificio municipal de Ancha 16 guarda dos bibliotecas privadas: la que se encuentra en las dependencias de la Fundación Ory, que viene a ser la amplia biblioteca personal del poeta gaditano, y la biblioteca Nadia Consolani, de la Asociación de Amigos de Fernando Quiñones.
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