El movimiento vecinal ha sido desde el comienzo de la etapa democrática una de las principales correas de transmisión entre la ciudadanía y el poder municipal, si no incluso la primera. Las asociaciones de vecinos se convirtieron desde un principio en el cauce de las demandas de los barrios, un movimiento siempre robusto y generalmente bien articulado, semillero también de futuros gestores políticos, al que los distintos gobiernos municipales, en mayor o menor medida, siempre han tenido en cuenta por su influencia más que directa en el ciudadano: vecino durante tres años y potencial votante en el último año de cada mandato.

Por eso, dos meses después de la llegada a San Juan de Dios de un nuevo gobierno municipal, salido de las urnas de mayo, acudimos al movimiento vecinal para tomar el pulso de la ciudad desde la óptica de quienes conviven a diario con los problemas de la ciudad, desde los más complejos y complicados hasta los más sencillos. Pilar García es la presidenta de la Federación 5 de Abril Vecinos de Cádiz, que agrupa a una veintena de asociaciones vecinales, la gran mayoría de la ciudad, y cuya autorizada voz sirve para tomar el pulso a lo que el movimiento vecinal espera del equipo de gobierno del alcalde Bruno García.

Esta federación de vecinos ya ha mantenido un encuentro con el nuevo regidor, una reunión como suele ser habitual de toma de contacto pero que para los vecinos es un punto de partida de cara a sus principales demandas, que pasan por la vivienda, el transporte municipal, la limpieza o los aparcamientos como ejes más fundamentales sin olvidar otros que “se ven menos”, como explica Pilar García al referirse a la cultura y al deporte. García, en todo caso, es tajante al radiografiar lo que a su juicio ha sido la anterior etapa municipal: “Venimos de ocho años de ninguneo por parte del equipo de gobierno. Nos parece muy bien que el alcalde visite los barrios, que vaya con sus concejales y escuche, sobre todo si tenemos en cuenta de donde venimos”.

Bruno García, en palabras de la presidenta de Vecinos de Cádiz, ha tomado nota de las demandas y “ha pedido tiempo para afrontar los problemas heredados”. Pero, al momento, acelera: “Lo entendemos, porque acaban de llegar, pero hay muchos asuntos que ya llevan demasiado tiempo esperando. Queremos que nuestras demandas no caigan en saco roto”.

De inmediato, Pilar García reclama el nuevo pliego de transporte urbano, con autobuses de longevas matrículas (BJ-BS) “circulando sólo por las líneas 2 y 3...”. Para García, la ciudad precisa con urgencia un nuevo modelo para los autobuses urbanos que modernice la flota y cambie trayectos eternos: “No es normal, por ejemplo, los kilómetros que recorre la línea 2”.

Unido al transporte público se encuentra el problema del aparcamiento. Desde Vecinos de Cádiz se valora el carril bici, pero se recuerda que se ha ejecutado a costa de eliminar aparcamientos, en una ciudad ya por sí limitada en espacios, y sin el necesario empujón al transporte público. Aboga Pilar García, en este punto, por echar mano de los solares de que dispone la ciudad (como el del futuro hospital) para crear bolsas de aparcamiento que ayuden a paliar el déficit: “La ciudad no es capaz de absorber el tráfico del verano, por ejemplo, o el que se produce en los días de fútbol”.

La limpieza es un clásico de las demandas vecinales. Pilar García agradece el plan de choque municipal, pero matiza: “Parece que se están llevando a cabo en unos barrios más que otros”, y reclama una actuación integral y generalizada.

Y, como a tantos gaditanos, preocupa en la federación, el tema de la vivienda. Aboga Pilar García por encontrar una solución que frene la despoblación de los barrios, que las asociaciones viven en primera persona, y para el que esta federación reclama una solución inmediata: “El fantasma de bajar de los 100.000 habitantes está ahí”.