Coronavirus en Cádiz

“En mi caso, el tratamiento que se usa contra la malaria funcionó de maravilla”

  • El presidente de la peña Los Dedócratas, Martín Periñán, estuvo una semana ingresado en el hospital de San Rafael con Covid-19

Martín Periñán en una foto tomada en Canarias, donde intuye que se contagió.

Martín Periñán en una foto tomada en Canarias, donde intuye que se contagió. / D.C.

Dice que pudo contagiarse en un viaje a Canarias con el Imserso. Esa es su sospecha. Estando en las islas, al final del viaje, se decretó el estado de alarma y a su grupo le facilitaron un avión que les trajo a la península un día antes de lo programado, el 15 de marzo. “Curiosamente, ninguno de mis amigos y amigas ni mi mujer se contagiaron”, dice Martín Periñán, presidente de la peña Los Dedócratas, un hombre muy conocido en la ciudad. Poco antes de final de marzo empezó a tener fiebre. “No pasaba de 38 y no me preocupé porque no tenía tos y respiraba bien”, recuerda. Pero como la fiebre no cesaba acudió al ambulatorio de la calle Cervantes. “Me hicieron una analítica de orina y la doctora cuando vio el resultado me dijo que había algo raro. Me aconsejó que me acercase al hospital de San Rafael. Allí fui con mi mujer el 2 de abril”, explica. Nada más llegar le hicieron pruebas. “De primeras me sacaron neumonía y a la hora me dijeron que estaba bien cogido con coronavirus. Me hicieron el test con unos equipos fabulosos que tienen allí. Del tirón para aislamiento y a mi mujer la enviaron a casa”, apunta Periñán.

Sus antecedentes médicos le provocaron una preocupación añadida. “Soy ex fumador y padezco una EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), con un 30 por ciento menos de capacidad pulmonar. O sea, factor de riesgo total. Pero por fortuna eso no ha agravado mi estado de salud”, señala. Una vez ingresado recibió un tratamiento “experimental” con “pastillas de hidroxicloroquina, que se usa para combatir la malaria, y en mi caso funcionó de maravilla. Tuve que dar mi autorización para que me lo pusieran. En cinco días hizo efecto, de tal forma que el día 8 me mandaron para casa limpio”.

"Estaba preocupado porque soy exfumador y padezco una EPOC, con un 30% menos de capacidad pulmonar"

“¿Qué ocurre ahora? Que desde entonces estoy aislado en mi casa, en habitación aparte, con mascarilla y guantes. Mi mujer no tiene síntomas, pero hay que esperar dos semanas más para ver si a ella le da la cara el virus”, añade Periñán. Los médicos quieren tener la certeza “de que no se me va a manifestar de nuevo, que no se ha reproducido y, sobre todo, que no contagie a mi mujer”. Dice Periñán que “el virus tiene un comportamiento impredecible. No es como el sarampión, que se coge solo una vez. Y a cada persona le afecta de una forma”. En su caso, una temperatura máxima de 38 grados y la pérdida del apetito, además de trastocarle el olfato y el gusto. “Me encuentro débil, pero comiendo y durmiendo bien”, apostilla.

"A cada persona le afecta de una forma. En mi caso el único síntoma era la fiebre, que no pasó de 38 grados"

Superada la enfermedad, Martín Periñán se vuelca en elogios hacia el hospital de San Rafael. “Quiero dar las gracias públicamente al doctor Antonio Linares y a las doctoras Maribel Lucero y María del Carmen Sánchez, y al resto de personal, que me han tratado de maravilla y son unos profesionales como la copa de un pino”.

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