El Mercado Gastronómico ha chocado con lo que chocan la mayor parte de los proyectos que se plantean en la ciudad: los interminables trámites administrativos y las luchas entre estas mismas instituciones. Hay que tener en cuenta que el proyecto se presentó a principios de 2015 y que la idea original era la de abrir a lo largo de 2016.

Pronto se topó con un imprevisto: la falta de conexión del inmueble con la red de saneamiento y suministro eléctrico, que obligó a modificar el convenio entre Adif y los promotores. Este cambio se alcanzó en 2016 pero la empresa de comunicaciones no lo rubricó hasta un año más tarde.

Junto a ello, se ha topado con la paralización del Plan Plaza de Sevilla. No parecía lógico que un centro de ocio y turismo, con una presencia se supone que elevada de clientes cada jornada, estuviese rodeado de obras tanto por la avenida de Astilleros como por el solar que conecta con la cuesta de las Calesas. Los retrasos han beneficiado al Mercado pues el Ayuntamiento ya ha logrado desatascar el Plan Plaza de Sevilla y, por lo menos, se ejecutarán algunas obras de urbanización.

Desde que se proyectó este complejo gastronómico, por su superficie uno de los mayores de todo el país, se han puesto sobre la mesa cifras de creación de empleo directo e indirecto. Pendiente de concretar todas las firmas que van a funcionar en el mismo, rondará las 400 personas.

La llegada de esta oferta gastronómica de la ciudad ayudará a fortalecer la imagen de Cádiz como ciudad con un claro potencial turístico y de ocio. El fuerte incremento de los visitantes a la capital y la relativa mejoría de la situación económica hace viable proyectos como este y, a la vez, la continuidad de la oferta cada vez más amplia que ya se da tanto en el casco histórico como en el Paseo Marítimo y otras zonas del Cádiz de extramuros.