Una buena dosis de diálogo. Eso es lo que hace falta muchas veces en el mundo de las cofradías. Un rato de conversación de unos con otros, para entender las posturas de cada uno, los objetivos que se persiguen, las formas que cada cofradía, capataz, músico o incluso cura tienen de hacer su misión dentro de la misma ópera que para alguno supone la representación de la Pasión. En los tiempos en los que el teclado, los memes, los audios de WhatsApp y las redes sociales han sustituido los ratos en las casas de hermandad y las tertulias (con o sin pescao frito de por medio) se agradecen actos como el que el pasado viernes se celebró en el Casino Gaditano. Con la excusa de recaudar fondos con los que terminar de financiar la túnica de cola bordada que el Nazareno recuperara el pasado octubre, la asociación que se creó con este fin organizó un encuentro en el que el objetivo era hablar de cofradías. Y se consiguió, en pleno mes de diciembre.

El acto del viernes reunió en el Casino a hermanos mayores (tres vimos), capataces (varios había, dos de ellos en la mesa), músicos, cargadores, periodistas... todos con el ánimo de hablar un rato de cofradías y compartir experiencias con ciudades vecinas como Málaga o Sevilla.

Es bueno que en la ciudad se celebren actos cofradieros como el del viernes (que incluía un ágape posterior y que se alargó con las posteriores copas), independientemente de algunas intervenciones que ciertamente no fueron muy acertadas. Hay que felicitar, por tanto, la iniciativa. Y esperar que sea la primera de muchas dosis de diálogo cofradiero.