El histórico oratorio de San Felipe Neri vuelve a acoger la celebración de bodas tras su regreso al culto diario y a la liturgia que recuperó a principios del pasado mes de febrero, después de haber sido el escenario de unos 400 actos a lo largo del pasado año con motivo del Bicentenario de las Cortes de Cádiz de 1812.

El templo, que preside una imagen de la Inmaculada obra de Murillo, al que en su momento se le mejoró en su estructura tanto exterior como interior, para asegurarla por otros 200 años, y en el que ya se celebran misas todos los domingos a la una de la tarde, ahora también acoge bodas, como la que se celebró el pasado domingo.

El Obispado es el que hasta ahora viene autorizando las celebración de dichos casamientos en el histórico templo, que pertenece a la feligresía de la parroquia de San Antonio y que es la que finalmente autoriza la ceremonia una vez aprobada y donde quedan los expedientes.

Fue el sacerdotes Guillermo Domínguez, entones vicario general, el que el domingo tres de febrero presidió una celebración eucarística en el oratorio, que recuperaba así el uso religioso, si bien el Obispado está dispuesto a compartirlo, siempre que se respete su carácter sagrado.

La Iglesia diocesana es consciente de que el edifico es un referente para gaditanos y forasteros, por lo que mantiene las visitas y la celebración de conciertos y conferencias.

Como singularidad cabe señalar que el interior del oratorio dispone de sillas y no de los habituales bancos como las restantes iglesia de la ciudad, lo que favorece su doble función, por un lado la religiosa, que es la principal, y por otro el fomento de la convivencia social y de la cultura.

Por otra parte, el Obispado cedió en su momento por 30 años el edificio anexo, donde se encuentra el Centro de Interpretación de la Constitución de Cádiz.

Hasta la fecha no han sido muchas las bodas celebradas en el oratorio, que para muchos gaditanos mantiene el recuerdo del lugar donde celebraron su primera comunión y también donde se casaron sus padres, familiares y amigos.

Por otra parte, durante la celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812 fue el escenario en el que se celebró la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, que sirvió también para lanzar la imagen de la ciudad y destacar su peso histórico y político.