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Cádiz

Una de las calles con más gafe comercial de Cádiz

Varios locales cerrados en la Cuesta de las Calesas. Varios locales cerrados en la Cuesta de las Calesas.

Varios locales cerrados en la Cuesta de las Calesas. / Lourdes de Vicente

Escrito por

J. A. H.

Montar un pequeño negocio siempre es una proeza que la ciudad donde se ubica debe agradecer. Más en Cádiz, con tantas limitaciones como tenemos para nuestro desarrollo. Hay que afinar mucho para aguantar mientras que el nuevo establecimiento se afianza, antes de que los meses terminen con la cuenta en negro para sus promotores.

Cuenta, primero, los gastos que supone abrir una tienda: el alquiler, el coste de la luz, el agua, los impuestos municipales. También que lo que se pone a la venta atraiga al público, porque si no se vende lo suficiente las cuentas, lógicamente, no salen.

A veces, por razones inexplicables, un negocio no funciona. Incluso fracasan aquellos que apuestan por una oferta novedosa frente al comercio habitual de la ciudad. Y, a veces, es la ubicación la que arruina el proyecto.

Aquí también hay matices. ¿Hay calles gafadas o son los locales o los proyectos que se planteen en cada lugar?

Abrir un local en las vías más céntricas (Columela, San Francisco, Compañía, los soportales de la Avenida...) tiene un plus de garantía de continuidad, aunque también es cierto que en estas calles el coste de los alquileres se dispara lo que obliga a ingresar más para pagar tantos gastos obligatorios.

Hay otras calles cuya ubicación y el paso más o menos intenso de viandantes por ellas podrían presuponer que son adecuadas para crear un núcleo comercial interesante. Pero no siempre es así.

Uno de los locales ya cerrados. Uno de los locales ya cerrados.

Uno de los locales ya cerrados. / Lourdes de Vicente

La Cuesta de las Calesas es una de ella. Una de las principales puertas de entrada al casco histórico desde Puerta Tierra, paso también de turistas que van desde intramuros a ver la muralla de Puerta de Tierra (antes de toparse con su cierre parcial, por otra parte) o camino a las playas de extramuros, se viene topando desde hace meses con serias dificultades para afianzar su oferta comercial.

Sin competencia en la acera que da a la estación férrea, por la ausencia de edificaciones, todo se concentra en el tramo que va desde el Palacio de Congresos a la Puerta de Tierra. Dejando el espacio notable que ocupa el convento de Santo Domingo y la sede del Instituto de Fomento, hay hueco para más de una docena de locales comerciales. La mayoría, sin embargo, han ido cerrando sus puertas sin encontrar sustitutos. 

Cierres que no se han debido a una oferta de baja calidad. Todo lo contrario. Incluso han funcionado locales con una oferta novedosa para su entorno. 

Hace pocos días cerró el bar Saja River, continuador del histórico Río Saja. Bien situado frente por frente a la Puerta de Tierra se ha topado, entre otras cosas, al disparatado aumento del coste del recibo de la luz. 

En este tramo inicial de la Cuesta aguantan un estanco y un local de informática relativamente recientes y que, parece, han encontrado su público, reforzando el segundo su oferta con la reparación de patinetes. Pero a partir de ahí se acumulan locales cerrado.

Así, han ido desapareciendo un pequeño ultramarino, de acertado nombre: El Desavío. También ha caído una inmobiliaria, una pequeña panadería, una tienda de chucherías selectas (que se trasladó con éxito al centro histórico), un local de tatuaje, una establecimiento de estética y otro de diseño 3D... Aguanta un café restaurante de cuidado diseño y las oficinas de una constructora que, lógicamente, poco impacto tiene entre el paseante habitual.

La relevancia de la Cuesta de las Calesas en la trama urbana, con su cercanía al muelle de cruceros y a la terminal férrea, debería de atraer a un comercio de atención a esta clientela: alimentación, regalos, información sobre la ciudad. Sigue pendiente la urbanización de la acera vecina, directamente relacionada con la construcción del parque de la Muralla que incluye la apertura de un mirador público en el aparcamiento el superficie existente en el antiguo baluarte de Santiago. Queda por ver si esta operación urbanística restará viandantes a la acera comercial.

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