Una calle de otra época

Una veintena de vías de la ciudad mantienen nombres relacionados con el franquismo Junto a militares hay también cargos de la administración y familiares

Una calle de otra época
Una calle de otra época
J. A. Hidalgo Cádiz

20 de noviembre 2015 - 01:00

Más de un vecino de Cádiz habrá visitado el Real Sitio de la Granja de San Ildefonso, en Segovia. De vuelta a casa, habrá cruzado en infinidad de veces la calle que lleva el nombre de esta localidad y que une la Avenida con la plaza de San Severiano. Lo que no sabrá es que la inclusión de este nombre en el nomenclátor de la capital no se debe a los hipotéticos lazos que puedan unir a ambas poblaciones, históricamente inexistentes, sino a que fue conquistada por el general José Enrique Varela para las tropas nacionales durante la Guerra Civil.

La elección de esta vía se justificaba por la cercanía a la nueva residencia que la ciudad estaba construyendo para regalarla al general, isleño con una fuerte relación con la capital. Todas las calles del entorno se nominaron con ciudades en las que había intervenido el militar.

Una hipotética actuación de la Ley de la Memoria Histórica en Cádiz, que obliga a eliminar los nombres relacionados con la dictadura franquista, se llevaría por delante esta vía, salvo que se optase por olvidar su relación con la guerra y nos quedásemos con las bondades como lugar histórico.

En el callejero gaditano aún pervive una veintena de plazas, calles y avenidas con nombres relacionados con el régimen del general Franco. En 2010 el PSOE ya intentó eliminarlos y sustituirlos con denominaciones relacionadas con la Constitución de 1812. Entonces cuantificó una docena, aunque la cifra es superior.

Lo cierto es que tras el retorno de la democracia a los ayuntamientos en 1979 cayeron los nombres de los principales protagonistas de esta etapa: desde el propio Franco a José Antonio pasando por los más destacados generales franquistas o dirigentes de la Falange. Se eliminaron también placas como la dedicada a Varela en el Palillero (plaza que llevaba su nombre) y se derribó la Cruz de los Caídos en la Alameda. Pero el gobierno del PSOE dejó nombres relacionados con el régimen en el nomenclátor y, también, en diversos equipamientos. Según la Ley de 2010, se tienen que eliminar.

Una gran mayoría de los ciudadanos desconoce quién era el protagonista del nombre de su calle. Si el desconocimiento de nuestra historia lleva a la ignorancia respecto a casos como los de Cánovas del Castillo o Sagasta, aún pasa más con otros como Fariñas Ferreño, Fernández Ladreda, Hermanos Ortiz de Echagüe o Gonzalo de Cárdenas.

Todos fueron nombres que participaron activamente en la gestión del franquismo desde la política. A través de la dirección general de diversos departamentos participaron en proyectos como la traída del agua potable a la ciudad o la participación de Regiones Devastadas en la reconstrucción de la ciudad tras la explosión de 1947, o tuvieron papeles relevantes en diversas empresas estatales, como CASA o SEAT. Algunos de ellos llegaron a ser nombrados Hijos Predilectos de Cádiz, como el ingeniero Francisco García de Sola.

Puestos de mayor relevancia política tuvieron Julio Rico de Sanz, gobernador civil entre 1968 y 1969 o Guillén Moreno, que ocupó el mismo cargo entre 1962 y 1968 y que impulsó la construcción del barrio que lleva su nombre.

Un efecto colateral une el nombre de la Condesa de Villafuente Bermeja, con calle en Puerta Tierra, con el franquismo: estuvo casada con Sancho Dávila de Ágreda siendo su hijo, Sancho, uno de los fundadores de la Falange. La mujer del gobernador Valcárcel, Carola Ribed, da nombre a un colegio pública cuya construcción, en su ubicación primitiva, ella impulsó.

Junto a ellos hay calles que ya adelantan el carácter militar del homenajeado: son los generales Muñoz Arenillas y García Escámez (este ya Hijo Predilecto desde 1927 por su participación en la guerra de Marruecos), así como el Almirante Manuel de Vierna y los aviadores Ramón Franco, Carlos Haya y García Morato. Soldado raso era el corneta Rafael Soto Guerrero, el primer militar perteneciente al bando nacional que cayó en Cádiz, a las pocas horas de iniciarse el golpe de Estado. Curiosamente Soto Guerrero recibió el homenaje de la ciudad hace unos años.

Hay vías, como la localidad segoviana, que forman parte del plano de Cádiz por sus referencias guerreras: Brunete, Baleares y Casares. A las dos últimas se les retiró hace ya años el sustantivo "Héroes". En cuanto a Baleares, era el nombre de un buque de la armada de Franco.

El nombre de Francisco Franco estuvo a punto de ser el del primer puente sobre la Bahía. Se llamó, y se llama, José León de Carranza, el alcalde gaditano más emblemático del franquismo, que también tiene su propia avenida. Su padre, Ramón, también alcalde de Cádiz durante los primeros meses de la Guerra Civil, también mantiene su nombre en una avenida en el casco antiguo y, sobre todo, da título al estadio de fútbol. Un gran busto obra de Vassallo del que en su momento fue calificado como "el alcalde grande de Cádiz", preside el patio de la zona noble del Ayuntamiento.

El general Varela, otro de los nombres emblemáticos del Régimen, isleño de nacimiento, uno de los grandes militares nacionales durante la Guerra Civil, vio caer su nombre de una céntrica plaza pero, curiosamente, lo mantiene en los jardines públicos de su antigua residencia en la Avenida. Y aunque en su día se cambió la denominación por las islas que formaban el Gadir fenicio, al parque y la plaza que ocupa el antiguo acuartelamiento de la Avenida se le sigue conociendo popularmente como 'jardines de Varela', lo que viene a significar que para muchos manda más cómo un nombre se ha integrado en la vida de la ciudad que sus reminiscencias políticas o militares.

En este sentido cabría preguntare si en una supuesta retirada de nombres del régimen franquista habría que eliminar el del Paseo Pascual Pery: un marino del franquismo, pero sobre todo uno de los héroes que evitaron que la tragedia de la explosión de 1947 fuera a más y que ya, en los momentos más complicados de la Transición, aceptó ocupar la cartera de Marina, que todos sus compañeros rechazaron tras ser legalizado por el gobierno de Adolfo Suárez el Partido Comunista. O el caso de José María Pemán, uno de los grandes de las letras gaditanas pero puesto en duda por algunos grupos por su labor política en los primeros años del franquismo.

Junto a ello, aún quedan en algunas viviendas el yugo y la flecha.

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