Debate sobre cádiz ¿Qué ciudad queremos? (III)

En busca de mejor calidad de vida

  • Los ciudadanos apuestan por una capital en la que se pueda pasear sin obstáculos, con más zonas verdes, más limpieza, más civismo, menos ruido, con restricciones al tráfico privado y sin infravivienda

El ciudadano de a pie, el que cada día recorre Cádiz para trabajar, pasear o comprar, no fija su vista cuando habla del futuro de la ciudad en las grandes infraestructuras o en los modernos equipamientos que anuncian las administraciones, sino que prefiere reclamar más atención en aquellas cuestiones que sabe que pueden mejorar su calidad de vida en una ciudad que admiran por configuración, situación y clima, pero en la que observan deficiencias que deben ser corregidas. Apuestan los consultados por este periódico, por una ciudad en la que pasear, con zonas verdes, menos tráfico privado, más limpieza, sin ruidos, con un casco histórico rehabilitado y con una lucha más rápida contra la infravivienda.

Emilio Pascual es un biólogo burgalés que vive en Cádiz desde hace 40 años y que reclama una ciudad más peatonal, en la que se pueda pasear sin obstáculos: "Cádiz es ideal para caminar, pero hay cosas absurdas. Por ejemplo en la Avenida, antes de Comisaría, hay una marquesina de autobús, detrás unos parterres y más atrás dos terrazas de bares. Hay que salirse para seguir andando. O el Paseo del Vendaval, que está en un estado lamentable".

Cree también necesario que los paseos tengan zonas verdes, como se ha hecho acertadamente a su juicio en los Jardines de los Cinco Continentes, que el casco antiguo se peatonalice "todo lo que se pueda" y que la limpieza sea de verdad un referente en la capital. Y en este punto incide en la comparación con otros cascos históricos que han logrado acabar con la imagen de los contenedores en cada acera, como Vitoria, o en la necesidad de insistir en la educación para alcanzar un mayor civismo. No entiende, por ejemplo, cómo hay gente que puede orinar en la calle.

La experiencia personal y profesional de Marisa Aroca, médico, le lleva a pensar en una ciudad con desplazamientos más cómodos, que cuide más los servicios sociales y que apueste por una rehabilitación integral del casco histórico. Natural de Córdoba, lleva 16 años trabajando en diversas zonas de Cádiz y 18 residiendo en San Fernando, lo que la ha obligado a desplazarse durante este tiempo todos los días a la capital, tanto en transporte público como privado. Se decanta por el primero, pero advierte que las conexiones no son buenas y que a veces tiene que optar por su vehículo para llegar al trabajo.

De su estancia en Córdoba destaca, como experiencia exportable a Cádiz, la apuesta de los primeros años de la democracia por un casco antiguo peatonal, hecho para pasear y disfrutar de la historia de la ciudad. Por eso considera imprescindible una rehabilitación de Cádiz y una mejora de la calidad de vida de sus habitantes. En su condición de médico visita cada día muchos hogares: "Es preciso acabar con la infravivienda, ofrecer más servicios sociales y apostar por una buena accesibilidad en todas las viviendas. Conozco a enfermos crónicos cuya calidad de vida sería mejor, dentro de lo que cabe, si tuvieran manera de bajar a la calle".

También a la eliminación de la infravivienda se refiere el maestro gaditano Bernardo Mestre, pero de una forma más ágil: "Sé que se está trabajando, pero a este ritmo, cuando se termine de rehabilitar la última casa, habrá que empezar otra vez por la primera". No olvida tampoco otros temas, relacionados con el medio ambiente, que le preocupan y molestan: la limpieza y el ruido. Acostumbrado como está a pasear muchísimo por una ciudad que le encanta, lamenta que el gaditano se haya casi acostumbrado a ver como normal andar en medio de excrementos caninos, basuras sacadas a deshoras o motores ensordecedores. Pide también una mayor cercanía de los políticos a los ciudadanos, más participación de éstos en los proyectos -"que nazcan de abajo hacia arriba, no al revés"- o más información y menos propaganda. Y un ruego para el Bicentenario: "Que no se quede en el 12, que sirva para el futuro".

Desde su privilegiada atalaya de taxista, Miguel Ángel Millán pone el acento en el tráfico y expone sin reparos su apuesta: "Hay que rescatar el plan de la Gran Regata de 1992, hay que restringir el uso del vehículo privado de una manera efectiva, sobre todo en el casco antiguo. De nada sirve ampliar los servicios públicos si no son eficaces por los atascos". Y ofrecer también itinerarios alternativos que ayuden a descongestionar las vías más usadas.

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