En un año o dos Cádiz tendrá totalmente rehabilitado el Oratorio de San Felipe Neri y el edificio anexo donde se ubicará un centro de interpretación. Si las cosas no se hubieran torcido, a ambos equipamientos se les hubiera unido un complejo de estudios e investigación constitucionales de carácter internacional y un gran museo dedicado a las Cortes de Cádiz, donde la histórica maqueta de la ciudad sin duda hubiera lucido más de lo que actualmente lo hace.

Era éste un proyecto de futuro, un proyecto con visión de una capital moderna que, sin embargo, chocó con la esencia más vetusta de la ciudad y, también, con una nefasta venta del producto por parte de su promotor, la Junta.

Cádiz, al final, contará con un templo rehabilitado (y que podría haber estado arreglado ya si en su momento se hubiera aceptado la propuesta municipal) y un edificio con un carácter más o menos turístico y cultural como complemento. No es todo, pero si una parte esencial del ambicioso plan inicial. Y ha sido el tesón y la capacidad de diálogo que han mostrado el presidente de la Junta, Manuel Chaves, y el obispo de la Diócesis, Antonio Ceballos, los que, junto a un reducido grupo de colaboradores (los que tienen una visión de un Cádiz que apuesta por su futuro), han logrado cerrar el acuerdo firmado ayer con esplendor en el Oratorio.

Oratorio que puso el cartel de completo ante tanto cargo socialista: viceconsejero, consejeros, delegados... en uno de esos días históricos que tendrán que repetirse de aquí al 2012.