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Cádiz

Dos años de nueva enseñanza

  • Directoras y directores de los ocho institutos públicos de Cádiz comparten sus experiencias desde que el virus llegó en marzo de 2020

Los ocho directoras y directores de los institutos públicos en la mesa redonda celebrada en el Edificio Constitución de 1812.

Los ocho directoras y directores de los institutos públicos en la mesa redonda celebrada en el Edificio Constitución de 1812. / Lourdes de Vicente

El lunes 16 de marzo de 2020, dos días después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decretara el estado de alarma para hacer frente al coronavirus, los centros educativos amanecieron cerrados. Equipos directivos, profesores, familias y alumnos se preguntaban ¿y ahora qué? Lo ocurrido luego ya es historia. Y justo dos años después, las directoras y directores de los ocho institutos públicos de la ciudad compartieron experiencias en una mesa redonda moderada por Mabel Caballero y celebrada ayer en la Sala Lequerica del Edificio Constitución de 1812 (Aulario La Bomba) de la UCA. Allí trataron sobre lo acontecido en estos dos años de educación en pandemia, la gestión del Covid en las aulas, la transformación de la enseñanza y las oportunidades que se abrieron gracias a la obligada docencia virtual provocada por el encierro. El sentir de directoras y directores se resume en una frase: No hay mal que por bien no venga.

“Hace dos años empezó la nueva historia de la educación a distancia. Cerramos el instituto un viernes y no sabíamos qué nos íbamos a hacer el lunes. Muchos chavales que tienen como referente la escuela veían cómo eso se les acababa. Fuimos rehaciéndonos poco a poco”, expuso Pilar Cotorruelo, directora del IES La Caleta. Coral González, directora del IES Columela, recordó que “el primer hándicap fue la pérdida de contacto con los alumnos y el profesorado no era especialista en enseñanza a distancia. No podíamos correr más que si estuviésemos en el aula y había familias sin medios para afrontar esto. Hubo momentos caóticos. La revolución digital también afectó al profesorado. Había que apoyar emocionalmente al alumnado y eso fue difícil por cuanto emocionalmente tampoco era fácil para los profesores, que somos personas”.

El reto fue grande. El camino, duro, Marta Meléndez, directora del IES San Severiano, admitió que “comprobamos que no estábamos preparados en herramientas telemáticas, pero el problema se convirtió en una oportunidad de aprendizaje-enseñanza. Los profesores nos hicimos autodidactas de la formación online y eso hoy, dos años después, nos ha permitido avanzar en nuestra profesión”. Por su parte, José Manuel Enríquez, director del IES Cornelio Balbo, dijo esperar que “esta revolución digital que vivimos en las aulas haya llegado para quedarse. Hemos conseguido cosas que ahora son más eficaces. Los cambios han sido buenos no solo a nivel pedagógico, también a nivel organizativo”.

Carmen Ramos, directora del IES Rafael Alberti, refrendaba lo que destacaron sus compañeros. “Ha sido una oportunidad de cambio en la enseñanza a todos los niveles. Una enseñanza progresiva, basada en la prueba-error, con avances y logros a los que no podemos renunciar. Lo que ha llegado, ha llegado para quedarse”, manifestó.

Evocaba María José Albarrán, directora del IES Drago, que “nos comunicamos con las familias antes que con los alumnos. No fue fácil porque estaban en fuera de juego, como muchos profesores. Teníamos que enseñarles a utilizar esa enseñanza telemática. Esa primera semana no éramos conscientes del cambio tan grande que íbamos a vivir. Los alumnos, en una situación emocional complicada”. Y es que docentes y alumnos “hemos aprendido a saber que nos necesitamos y que, sobre todo, nos necesitamos presencialmente. Para resolver los problemas en el aula, mirarnos, tocarnos, sentirnos... Las familias han sido fundamentales en este proceso, pues se han implicado más en el centro”.

Los ocho mantienen contacto gracias un grupo de whatsapp denominado ‘Directores en terapia’. “Nos hemos unido, compartimos ideas y aprendemos los unos de los otros”, explicaba Nicolás Corchero, director del IES Fernando Aguilar Quignon. “Estamos muy coordinados y bien avenidos desde hace dos años, antes casi ni nos conocíamos. Nos preocupan los jóvenes de Cádiz y nos partimos la cara por ellos. Contaremos a nuestros nietos que fuimos directores en los tiempos de la pandemia”, expresó.

Corchero incidió en que se trataba de “jóvenes en la flor de sus vidas que de la noche a la mañana eran encerrados. Chapó para ellos que no han podido ser más responsables, disciplinados y ordenados. Es una generación que ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Ojalá haya brotado en ellos ese sentimiento de cooperación y se hayan creado buenos ciudadanos”. Además añadió que “en septiembre de 2020 fuimos la punta de lanza mientras mucha gente se mantenía escondida”, destacando “la figura de las limpiadoras en esas fechas en las que había tanto miedo”. Y fue claro y rotundo: “Bajemos la ratio ya. Qué vamos a esperar. Lo necesitamos para salvar los centros y la calidad de la enseñanza”.

José Antonio Fontanilla, director del IES Fuerte de Cortadura, declaró que “hay chavales que con la enseñanza a distancia han abandonado su timidez. Hemos sacado muchas experiencias positivas de todo esto”. Fontanilla señaló que “a veces las direcciones de los centros nos hemos sentido solas y juntos nos hemos hecho más fuertes”. Al hilo de este asunto, Marta Meléndez indicó que “aunque nos cogió de improviso, hemos tenido más autonomía a la hora de organizarnos porque la Consejería de Educación sabe que puede confiar en los equipos directivos. Ha mejorado la convivencia a pesar de tan restrictivas normas. Hemos notado más madurez en los alumnos. Y hemos aportado nuestro granito de arena a la alfabetización digital de la sociedad”. Coral González apuntó que “a veces íbamos por delante de la normativa de la Consejería, pues había que resolver el día a día y no podíamos esperar las instrucciones oficiales”.

Preguntados por si la enseñanza pública se encuentra en igualdad de condiciones con la concertada Coral González no dudó en afirmar que “estamos muy por encima de cualquier enseñanza, en un nivel diferente. Orgullosos de ofrecer una educación inclusiva. En condiciones de competir con quien sea y creando buenos ciudadanos”. Concluía Marta Meléndez destacando que “no tenemos las suficientes plazas para ser elegidos por las familias, esa es la realidad, y en ese aspecto no estamos en igualdad de condiciones. El camino no es otro que seguir ofreciendo calidad”.

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