El 3 abril de 1979 volvieron los gaditanos a tener la oportunidad de acudir a las urnas para elegir los primeros ayuntamientos de la democracia.

La oferta electoral -amplia y detallada- ya estaba hecha.

Las recientes elecciones  generales, de marzo de ese año,  pudieron tener correlación con estas municipales, que fueron una emocionante y disputada lucha hasta el final.

Con la llegada de la democracia, un nuevo género de publicidad -la política- se introduce en los medios de comunicación. Fue todo nuevo, empezando por las caravanas electorales con coches que lanzaban a la calle cientos de folletos. En 1979 no había asesores electorales, todo era mucho más espontáneo en un mundo en el que los políticos se movían por vocación.

Por aquellas fechas Diario de Cádiz inició una serie llamada 'Catálogo del Cádiz destrozado' que evidenciaba el estado de abandono de la ciudad que los regidores predemocráticos entregaron a los que fueron elegidos por el pueblo.

En referencia a los carteles publicitarios, aparecía la vida y obra de los diferentes candidatos. Fue la primera campaña donde la personalidad del candidato primaba por encima del partido.

La campaña de aquellas elecciones no tenía los medios ni el estilo de la actual. Para el fin de semana previo a las elecciones (que se celebraron en martes) se anunciaban mítines, actuaciones flamencas,  caravanas de coches, motos y bicicletas que recorrían los distintos barrios de la ciudad. Era una "fiesta de la alegría".

En Cádiz se presentaron diez partidos: PCE, PSOE, UCD, MCA-OIC, ORT, PSA, CD, PTA, Partido Carlista y LCR. Las candidaturas quedaron inscritas el 16 de febrero. A finales de enero se decidieron los concejales que correspondían a cada población. Los 153.327 habitantes de Cádiz daban derecho a 27 ediles, los mismos que ahora, aunque con mayor población: unas 30.000 personas más que hoy.

La otra noticia en Cádiz, hace 35 años, fue que los taxistas gaditanos bloquearon  durante horas la plaza de San Juan de Dios para protestar contra la posible implantación del servicio de microbuses. La acción fue como protesta por la presencia en Cádiz de varios  microbuses llegados desde Sevilla para efectuar unos recorridos experimentales. Los momentos que vivía el sector eran críticos.