Cádiz acaba de perder otro lugar histórico. El bar Lucero, en la avenida del Puerto, cierra sus puertas 61 años después de que Nicolás Lucero Bancalero, uno de tantos asidonenses que se buscó la vida en la capital, lo abriera en 1958. Este bar de referencia, epicentro de la noche gaditana en los buenos años de esplendor económico del muelle y que estaba de guardia siempre para los noctámbulos, se reconvirtió en el año 2015 en El Lucero del Muelle. El hijo del fundador, Nicolás Lucero Caro, quiso homenajear a su padre manteniendo la marca pero con un nuevo concepto. Aquella aventura dice ahora adiós. El local cambia de manos. Ya no será El Lucero.

"Hicimos una inversión importante hace cuatro años, pero se ha acabado la ilusión. Mi trabajo en el despacho me absorbe mucho tiempo y ya me es imposible atenderlo como se merece", explica Lucero Caro. El economista gaditano, con despacho muy cerca, en el Edificio Fénix, lamenta esta decisión "por el componente emocional que conllevaba este negocio". Una interesante oferta de un grupo inversor francés ha acabado por hacerle dar el paso. "Es un grupo que está haciendo ahora negocios en el sur y que buscará a otra firma para que se hago cargo de la actividad que pretenda emprender en el local", apunta. Por tanto, tampoco puede asegurarse que el local vaya a mantener actividad hostelera. 

En los últimos días El Lucero del Muelle ha permanecido cerrado por vacaciones, según reza aún en un cartel. El establecimiento renovado vivió su fiesta de inauguración el miércoles 29 de abril de 2015 con una carta elaborada por el cocinero gaditano Mauro Barreiro. Entre las novedades que ofreció a la clientela estaba la de disfrutar de la cerveza Cruzcampo en su modalidad Origen, que llegaba directamente de la fábrica al bar en camiones que la vertían en tanques refrigerados. Esta cerveza tiene la particularidad de no contener gas carbónico.

Con El Lucero se va uno de los últimos referentes hosteleros de la zona del centro de la ciudad más cercana al muelle. Como se fueron La Bella Sirena, el bar Los Pabellones, el Mikay, el Samuel, el Pedrín o la cervecería La Caleta. Un Cádiz que no volverá.