El Vapor presenta grietas y un boquete en el casco tras un examen

el futuro del adriano iii Comienza el rescate

Los buzos inspeccionaron el barco y encontraron menos daños de los que se preveían en un principio · La empresa encargada del reflotamiento, Divership, inició ayer un dragado para poder sacar la nave

Uno de los buzos se lanza al agua para proceder a la Inspección del Vaporcito.
Uno de los buzos se lanza al agua para proceder a la Inspección del Vaporcito.
Melchor Mateo / Cádiz

03 de septiembre 2011 - 01:00

Los daños en el casco del Vaporcito de El Puerto son menores de lo esperado. Un equipo de buzos de la empresa Divership se sumergió desde primera hora de la mañana de ayer para hacer una primera evaluación del estado en el que se encuentra en el casco y así, poder determinar las acciones que se han de tomar para su reflotamiento.

La parte más dañada se encuentra en la banda de estribor, donde en una línea de unos cinco metros hay varias grietas de unos tres centímetros de grosor que se produjeron tras el impacto que sufrió el barco en la Punta de la Sato, a la entrada del puerto gaditano. En este mismo lateral del barco también hay un boquete de unos 40 centímetros de diámetro por el que entró gran parte del agua.

Lo curioso es que el casco no fue el que impactó contra la piedras, sino que fue la quilla. Esta fue la que hizo presión hacia la madera del casco y por eso las dos bandas se encuentran dañadas.

No obstante en la banda de babor también hay algunas grietas pero esta sólo llegan a los dos metros tras la primera inspección que llevaron a cabo los buzos. A pesar de ello, hubo algunas zonas que no pudieron analizar debido a que el barco ha quedado clavado en una zona con mucho fango y se encuentra hundida.

El gerente de Divership, Juan Antonio Rodríguez Gálvez, explicó ayer a Diario de Cádiz, mientras se llevaban a cabo las labores de inspección, que la embarcación tiene la maquinaria completamente inutilizable pero que los daños que ha sufrido en el casco son reparables, en principio, para que se pueda poner a flote y ser remolcado hasta el lugar que elija el armador.

Y es que hay tres maneras de sacar el barco una vez que salga del fondo del mar. Bien a través de los remolcadores, que es la más probable; sacándolo a tierra y haciendo el transporte mediante un camión; o la tercera vía, que está prácticamente descartada, que sea izado a una pontona y que el transporte sea vía marítima.

El equipo de buzos grabó con una cámara el estado del barco y gracias al mismo se hace un informe subacuático que se envía a Tragsa, la empresa pública del Ministerio de Medio ambiente que es la que ha encargado los trabajos. Este proyecto también se le pasa al ingeniero naval que es el que finalmente realiza el proyecto de reflotamiento que ha de enviar a la Autoridad Portuaria y a Capitanía Marítima, que son los que deben dar el visto bueno final.

Los buzos pudieron ver también que el impacto principal lo sufrió la quilla del barco y que incluso llegó a romper parte del lastre que va en el fondo del barco, el cual está hecho a base de hormigón.

En la operación participaron cinco buzos (Andrés David Ortiz Mariscal, José Luis Rivero Ruiz, Nicolás Martínez Welsh, Rafael Acuña Ortega y Juan Manuel Montes Reyes) y en cada inmersión había tres en el agua. Uno con un cable umbilical por el que le llegaba el aire y el circuito para poder grabar, mientras que desde arriba podían seguir en un monitor todos los pasos que iban dando. Después los otros dos buzos, ya con bombas autónomas, les sirven de apoyo por si se engancha el cable o hay algún problema.

Los especialistas no sólo se limitaron a analizar la superficialidad del casco, sino que también entraron a los compartimentos interiores. Así, quitaron un tambucho y accedieron a un pañol que estaba en la proa que servía como una especie de almacén para la tripulación. Así, del mismo sacaron algunos objetos como una pequeña barca. Sin embargo, los buzos no pudieron llegar hasta el fondo del casco porque en la parte final estaba el lastre de piedras.

Aunque todavía no se ha decidido el sistema para transportar el barco una vez que se reflote, Juan Antonio Rodríguez Gálvez recibió en la misma mañana de ayer autorización para ir haciendo los preparativos para poder sacar a la superficie el barco.

De este modo, durante todo el fin de semana se va a ir trabajando en el dragado del fondo en el que se encuentra asentado el Adriano III para a partir del lunes poder ir metiendo por debajo las cinchas que sirvan de agarres para las grúas. Hay que tener en cuenta, por lo que se pudo ver ayer tras las inmersiones, que el barco se encuentra clavado unos 70 centímetros en el fango por lo que es inevitable hacer el citado dragado.

El lunes se transportarán hasta el puerto de Cádiz las cinchas que se introducirán por debajo del casco y que por la parte de arriba formarán una pata de gallo para que las grúas de 100 o 160 toneladas puedan izar el barco hasta la superficie del agua. Hay que tener en cuenta que la embarcación tiene un peso de 100 toneladas, a lo que hay que unir todo el agua que tiene en el interior y 27 metros de eslora.

Una vez que se ha sacado, lo primero que hay que hacer es tapar las grietas y el boquete que tiene en el casco. Esto se hace con unos palletes, bien de madera o de acero y que son fijados con unas resinas más resistentes incluso que el cemento. Gracias a esta operación se evitará que entre más agua al interior.

Una vez que se ha hecho esto se empieza a achicar el agua con el barco todavía sujetado por las grúas para que pueda permanecer estable. Una vez que el agua no sale por sí sola hay que meterle unas bombas para terminar de sacarlas del interior y, ya posteriormente, todo el mobiliario que se haya movido se estabiliza y ya quedará preparado para la siguiente operación del transporte, decisión que aún no se ha tomado de manera definitiva.

Todas estas operaciones se están haciendo de manera intensiva ya que el barco debe estar fuera del puerto gaditano en los primeros días de la próxima semana.

El armador quiere intentar por todos los medios que el Vaporcito de El Puerto salga el lunes "para evitar mayores problemas porque cuanto más tiempo pasa, más se deteriora el barco", según apuntó el abogado de la empresa que gestiona el Adriano III, Ángel Vallejo.

En la mañana de ayer la actividad del armador y sus asesores fue frenética porque mantuvo reuniones en la Autoridad Portuaria, Capitanía Marítima y telefónicamente con la Delegación de Cultura, ya que hay que tener en cuenta que es un BIC.

El coste de la reflotación la van afrontar los ministerios de Medio Ambiente y Fomento, tal y como se hizo público el jueves desde el Gobierno central. De hecho, medio Ambiente ya ha encomendado a la empresa pública Tragsa para que se haga cargo de la gestión del asunto.

Con la reflotación ya en marcha, la duda será saber el futuro del barco que con una edad muy avanzada, de madera y tras haber sufrido un naufragio puede ser muy complicado que pueda ser reparado, a no ser que sea a un coste altísimo.

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