El Campus de Cádiz queda tocado tras el fracaso del plan de Valcárcel
Magisterio jugaba un papel relevante en la apuesta por potenciar el papel de la Universidad en la capital. Queda por ver qué pasará ahora
Otros edificios también importantes están pendientes de ponerse en uso
El desarrollo del Campus de Cádiz, recuperando el viejo esplendor que se había perdido tras años de escasa atención por parte de la propia Universidad, era una de las grandes apuestas de Eduardo González Mazo durante su etapa como rector, y que ha mantenido su sustituto, Francisco Piniella. Todo ello con el decidido apoyo del Ayuntamiento de Cádiz.
Ambas instituciones tenían claro que la potenciación del Campus en la capital suponía un beneficio más que notable para la ciudad en varios aspectos. Por una parte, el educativo, con la presencia de miles de estudiantes y la atracción de nuevas áreas de formación; por otra, el calado económico (alquileres de piso, compra diaria, ocio...). Y a la vez, e igualmente notable, el refuerzo del Campus mejoraría también de forma evidente la vida cultural de la ciudad y más gracias a la buena relación con el Ayuntamiento.
En todo este proceso era indispensable la puesta en funcionamiento de equipamientos que habían permanecido sin uso, o estaban infradotados, durante años. Y, sobre todo, integrar en el Campus de Cádiz edificios ajenos al mismo pero con un gran valor estratégico.
Dentro de este plan el papel más relevante lo iba a jugar el retorno de la Facultad de Ciencias de la Educación a la capital, instalándose en el viejo Valcárcel.
El proyecto era potente pues suponía meter en Cádiz a cerca de 3.000 personas entre alumnos, profesorado y personal de administración y servicio, con lo que el Campus de la capital superaría los 10.000 miembros. A la vez, se extendía un espacio urbano único, con centros universitarios desde el antiguo Gobierno Militar (hoy Rectorado) hasta el reformado Valcárcel.
Parte de ello se ha ido al traste, o está a punto de irse, una vez la Universidad no ha podido cerrar la financiación de las obras de Valcárcel, valorada en unos 40 millones de euros. Por quedar, queda la esperanza de que antes del verano, cuando la UCA prevé abandonar de forma definitiva este proyecto, lleguen fondos europeos que activen el plan, pero las esperanzas son escasas, según asume el propio Francisco Piniella.
Así, el Campus de Cádiz se queda cojo, sin una de las facultades más relevantes y sin las pistas deportivas que, a construir en el Campo de las Balas, acompañaban a Ciencias de la Educación aunque con la intención de extender su uso a todos los centros universitarios de la capital.
Aunque no existe un estudio sobre su incidencia económica, es evidente que tres mil personas menos estudiando, trabajando y muchos viviendo en el casco antiguo supone a priori un importante movimiento económico para el comercio de la zona, y para la propia vida social de intramuros, que se puede perder.
Pero la expansión del Campus de Cádiz no se limita al, por ahora, fallido plan de Ciencias de la Educación. Cada vez está más en el aire la utilización por parte de la Universidad de las dependencias de la pérgola del parque Genovés. En el convenio firmado en su día entre el alcalde, José María González, y el anterior rector, Eduardo González Mazo, la intención de la UCA era ubicar en estas dependencias equipamientos relacionados con la investigación arqueológica. Sin embargo, el equipo de Francisco Piniella no considera este edificio, que además está pendiente de su reforma por parte del Ayuntamiento tras el incendio que sufrió hace ya meses, como prioritario. Todo lo contrario, en su planificación del Campus no tiene cabida.
Hay otro gran edificio en el aire: la antigua sede de la Escuela de Ingeniería, cerrada desde hace años y sin uso alguno. La UCA plantea que una empresa privada asuma la gestión de la mitad del edificio utilizándolo como residencia de estudiantes, lo que aportaría fondos para arreglar la parte restante del inmueble, donde en un primer momento se proyectaba la biblioteca central de la Universidad.
Sin embargo, por las referencias que hasta ahora se han tenido de esta actuación, no parece que este vaya a ser un proyecto de rápida ejecución. Todo lo contrario. Y más si el hipotético dinero que la UCA pueda recibir por la apertura de la residencia de estudiante no sea suficiente para acometer el resto de la reforma del edificio.
La antigua Ingeniería está abandonada desde 2014. Son ocho años ya. Muchos años, pero pocos para lo que es habitual en esta ciudad.
Ajeno a la planificación de la Universidad, pero formando parte también del plan de revitalización del Campus de Cádiz, se encuentra la conclusión de las obras del construcción del nuevo Teatro del Parque.nuevo Teatro del Parque Una parte de estas obras, en manos municipales, se financia con el millón de euros que la UCA aportó al Ayuntamiento dentro del convenio firmado en su día entre las dos partes.
Al Ayuntamiento le corresponde terminar las obras del teatro y equiparlo para poder ponerlo en uso. La UCA quiere utilizarlo como el paraninfo del que carece, y más para los actos públicos habituales de cada fin de curso, aunque se asume que este año tampoco estará en uso.
En esta delicada situación en la que se encuentra ahora el plan de expansión del Campus de Cádiz, hay una última pieza que, aunque no es propiedad de la Universidad de Cádiz, encajaría perfectamente para cerrar la milla universitaria de la capital: la antigua sede de la Escuela de Náutica.
Este espectacular edificio, cuyo diseño moderno rápidamente se integró en la fachada marítima de Cádiz, y especialmente de La Caleta, está cerrado desde 2008. Propiedad de la Junta, tal vez sea de todos los inmuebles públicos que en esta ciudad han estado cerrados durante años y años, el que peor estado de mantenimiento ha alcanzado, bordeando la ruina.
Hoy, catorce años después de su clausura, la Junta no tiene ningún proyecto para su reutilización. Más aún, está entre los inmuebles que pondría a la venta sin ningún problema.
La Universidad de Cádiz, y el propio Ayuntamiento, siempre han considerado que este edificio debería de incluirse en la milla universitaria de la ciudad. Se ha mencionado en más de una ocasión las posibilidades como edificio de estudios relacionados como el mar e incluso, aunque con un uso ajeno al universitario, reubicar aquí el Centro de Arqueología Subacuática, con sede en el Balneario de La Palma.
Como broche de oro a un Campus que no acaba de despegar como se pretendía hace apenas un quinquenio, está el castillo de San Sebastián.
La Universidad, con el apoyo del gobierno local, presentó a las ayudas europeos Next Generation, un ambicioso proyecto que pretende transformar a la fortificación, sin uso siguiendo la tradición de esta ciudad, en un centro de interpretación/museo de las ciencias, con un alto componente educativo.
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