Cádiz

Santa Bárbara Jazz

  • El X JazzCádiz dio una nueva vida nocturna al paseo gaditano con sus recitales en el Parador

El paseo de Santa Bárbara, con el Parador y las actuaciones de JazzCádiz al fondo, la noche del miércoles.

El paseo de Santa Bárbara, con el Parador y las actuaciones de JazzCádiz al fondo, la noche del miércoles. / joaquín hernández kiki

Parejas de turistas se acomodan en la escaleras junto a jóvenes mochileros; las pandillas de madres y padres prefieren los bancos, al igual que las señoras de edad provecta que no dudan en sacar a pasear el bocadillo, ojo, igual que la panda de papás y mamás modernos que los adoban con un par de litronas. Esta extraña mezcla de especímenes humanos se dan cita en el paseo de Santa Bárbara un lunes... Pero no un lunes cualquiera... La reunión podría ser fruto del tan práctico "pasaba por aquí", del destino que, a veces, suena, nos llama y nos quedamos. Pero la escena en el tramo de paseo tras el Hotel Parador Atlántico se repite el martes, el miércoles y el jueves. Están las mismas caras y otras nuevas. Junto a la reunión de cochecitos de bebé, los turistas, los mochileros y las señoras del bocata se unen los que sacan a pasear al perro, la pandilla de chavales que estaban en el parque Genovés y escucharon jaleo, el hombre-zen, la mujer de la falda larga... Personajes que se van sumando al cuadro donde a mitad de semana hay más gente que en El Jardín de las Delicias. ¿Qué anda haciendo esta reunión tan variopinta junta? Charlar bajito, picar algo, beber y escuchar (unos más que otros) las actuaciones gratuitas del X Festival JazzCádiz.

Los chicos de El Musicario y Qultura han convertido en estos días a Santa Bárbara en Santa Bárbara Jazz, al calor del programa de actuaciones gratuitas que un año más han organizado en el Parador. ¿Éxito? Es decir poco. Éxito y una nueva vida nocturna para ese hermoso, pero normalmente desangelado, paseo de la pérgola maldita.

La misma disposición del escenario, al fondo de la terraza, colindando con el paseo y sin que ningún telón nublara la visión de los curiosos, invitaba a que los paseantes se quedaran a escuchar las propuestas aunque tuvieran a los artistas vueltos de espalda. Y es que, realmente, conciertos del Parador tienen dos públicos: detrás del escenario -donde se da cita la multicultural juntera- y frente al escenario -donde la organización coloca las localidades para que, también, gratuitamente, los interesados puedan sentarse a disfrutar de la propuesta de cada noche-.

Frente al escenario ocurre lo tradicional: un público atento, interesadísimo por lo que está ocurriendo en las tablas y entretenido también con la oferta de los stand y de la carpa donde sirven las bebidas.

Tras el escenario ocurre la vida: gente que escucha, gente que quieren que la vean, amantes del jazz, auténticos flechazos instantáneos con el estilo, carabinas que sólo van de comparsa, niños que juegan, niños que bailan, perros que duermen, hombres y mujeres que charlan con la música, de fondo, como el rumor de las olas...

Desde ayer JazzCádiz se trasladó al Baluarte. Pagando, claro, pero quizás asiduos a Santa Bárbara Jazz continúen allí el idilio...

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