San Pedro se queda sin su rincón cofrade
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Los cargadores de Vera-Cruz cierran la sede que abrieron en el año 2000 y que ha sido punto de encuentro, tertulias y reuniones
Corría el año 2000, los cargadores del Cristo de la Vera-Cruz acababan de celebrar sus 25 años como cuadrilla, ya con Benito Jodar al frente y todavía con Domingo Correas en la manigueta del paso. Y entonces se les ocurrió la posibilidad de abrir un local cercano a San Francisco que sirviera como punto de encuentro para la familia verdeynegra. Y así pusieron en marcha la sede de la asociación que también crearon. Lo que no sabían a esas alturas es que con el paso de los años ese pequeño local de la calle San Pedro se convertiría en un auténtico santuario para los cofrades, de Cádiz y de fuera de la ciudad.
Al olor del incienso que se quemaba en la ventana del local, en la sede de los cargadores de Vera-Cruz se han vivido un sinfín de anécdotas, numerosas tertulias y debates que han girado siempre en torno a las cofradías. "A veces muy encendidos", reconoce Domingo Correas. De hilo conductor, esa supuesta 'guerra' entre Cádiz y Sevilla que en la calle San Pedro siempre han vivido de manera sana y con grandes dosis de humor. Tanto, que fue una noche en este local cuando a este grupo de cargadores se les bautizó -desde el cariño- como Los Talibanes.
Gabriel Gómez Campos, tertuliano habitual, fue el autor de este apodo. "Estaba aquí una noche improvisando unos montaditos con una lata de caballa y un tomate, que es lo que nos quedaba aquí, y estábamos discutiendo cuando de repente dijo: "Parecéis talibanes". Y desde aquel día se nos quedó", cuentan ahora Domingo y Benito.
Al igual que esta anécdota se cuentan cientos entre las cuatro paredes de San Pedro. Pero hoy toca poner fin a esta etapa de la cuadrilla de Vera-Cruz y, en parte, de la historia cofrade 'oficiosa' de la ciudad. La asociación ha decidido poner fin a la actividad de este local, y en los próximos días empezarán a desaparecer de sus paredes los cuadros y recuerdos que cuelgan y que cuentan 17 años de vivencias.
"Tuvimos una reunión de socios, se votó y la mayoría decidió que cerráramos el local. Es lo que hay", cuentan dos de los rostros más visibles de la Vera-Cruz actual. En todo este tiempo la sede se ha mantenido con los propios ingresos que su actividad y las tertulias que se generaban han propiciado. Especialmente los sábados al mediodía, cuando los guisos que cocinaban eran tan sonados como su defensa de determinada forma de portar los pasos.
El Domingo de Piñata ha sido otra de las citas que se habían 'institucionalizado' en la calle San Pedro en los últimos años. "Eso surgió porque Antonio Lucero repartía torrijas ese día y un año dejó de hacerlo, y entonces decidimos hacerlo nosotros. Y ya le añadimos la quema del plumero y la presentación del cartel", cuenta Domingo. Ese acto congrega cada año a cofrades y carnavaleros (o ambas cosas) que acuden allí para despedir la fiesta de febrero y entrar de lleno en la Cuaresma.
La sede ha servido para celebraciones particulares, para almuerzos de un grupo de estos cargadores, para mesas redondas... Hasta algunas agrupaciones de Carnaval se han vestido en San Pedro antes de ir al Falla. "Y el día del ascenso del Cádiz estuvo a pique de salir a la calle el romano", cuenta entre risas Benito.
Todo ello pone hoy fin en San Pedro. "Ha sido un local referente para los cofrades de aquí y de afuera. Con eso nos quedamos, pero pasa una etapa y hay que poner fin", lamenta Benito. "Lo importante es que la asociación seguirá con su labor social y existiendo como tal, lo que no tenemos es el lugar de encuentro", añade Domingo.
Último fondo, por tanto, en el santuario de un hospitalario grupo que una noche entre caballas y tomate Gómez Campos bautizó como Los Talibanes. Toca descolgar cuadros y guardar recuerdos. "Y agradecer a Carmen Domínguez -la propietaria del local- lo bien que se ha portado con nosotros todos estos años. Y a los vecinos por la paciencia que han tenido", indican Jodar y Correas. La puerta se cierra por última vez. San Pedro se queda sin su rincón cofrade.
La asociación sigue adelante con su labor social
Cesa la actividad del local de la calle San Pedro, pero la asociación de cargadores sigue adelante con la intensa labor social que realizan -y a la que de hecho iba destinado cada euro que se ingresaba por las consumiciones en el local-. Los cargadores de Vera-Cruz mantienen su compromiso con las niñas del Rebaño de María, con los pequeños bielorrusos que participan del programa de acogida de su cofradía o con un pequeño nicaragüense que tienen también apadrinado. De igual forma, colaboran con Cáritas, con la fundación Virgen de Valvanuz o con Gerasa, además de haber fundado la ONG Chapuzas Sin Fronteras, varias veces premiada.
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